El ejemplo de adicción de Daniel es sobrecogedor. Tiene 30 años y camina entre harapos por las calles acercándose a los temerosos peatones quienes le esquivan a veces con violencia. Daniel pide unas monedas dizque para comprar pan, pero todos saben que será para su pequeña ración de droga.
La realidad acerca de esta adicción es más grave de lo que parece, dice la fiscal antinarcóticos, Claudia Mancilla. Los datos que da son espeluznantes: el consumo de drogas ilícitas se ha duplicado y no sólo Chapare y el Valle Alto son consideradas zonas rojas por la presencia de drogas, sino todo el departamento.
Mancilla señala que ahora seis de cada diez personas consumen drogas ilícitas en Cochabamba y son vulnerables a la adicción.
Recuerda que hace diez años la cifra era mucho menor pues solamente tres de cada diez personas consumían estupefacientes.
Aunque nunca se hizo un estudio sistemático, sostiene que las cifras son reales porque ella atiende diariamente denuncias y casos de consumo.
“Parece alarmante, pero es la verdad. Antes, vender droga en el mercado interno no era un negocio; ahora lo es”, dice.
La fiscal asegura que la población más afectada con el incremento del consumo es la niñez. Los niños son utilizados para vender estupefacientes. Para hacer crecer el mercado de consumidores los narcotraficantes primero regalan la droga con la intención de iniciarlos hasta llevarles a la dependencia y después a la distribución.
El consumo de drogas en Bolivia es sancionado no con cárcel, sino con la internación en centros de rehabilitación según el artículo 49 de la Ley 1008. Pero la permanencia de los consumidores en estos lugares no está garantizada porque en unos casos no pueden cubrir el costo fijado por el hogar y, en otros porque su internación es voluntaria.
MÁS TRÁFICO Según Mancilla el tráfico de grandes volúmenes de droga no ha cambiado de modalidad. Se continúa utilizando camiones y cisternas. En las pequeñas cantidades hay innovaciones en el envío sobre todo al exterior. La droga al raleo va en adornos para recuerditos, pretinas de pantalones jeans, las bases de los electrodomésticos, entre otros modos.
Mancilla sostiene que el caso de tragones o tragonas, (personas que trasladan la droga en su cuerpo) ha disminuido notablemente, pues en este año sólo hubo 3 hechos en comparación a los años anteriores donde se encontraba a más de una decena en las fronteras.
También existe microtráfico. Los traficantes -que son niños- entran a las escuelas para incitar a los alumnos. “Hemos tenido denuncias aisladas, pero hay casos en colegios que por cuidar su imagen no revelan lo que está sucediendo”, dice.
ZONA ROJA La fiscal considera que en Cochabamba ya no se pueden determinar las denominadas zonas rojas. “Hasta hace poco el Chapare y una parte del Valle Alto estaban en la mira, ahora estamos seguros que todo el departamento es zona roja”, afirma.
Las familias elaboran pasta base de cocaína en cualquier parte. El espacio para instalar una poza de maceración y pisar la coca ya no es inconveniente.
“Para ello se compran un tanque de 200 litros de agua, cortan la parte de arriba, adquieren un motor con el que muelen la coca y luego la colocan dentro del tanque con los precursores; esto se puede hacer en dos metros cuadrados”, insiste.
CRISTALIZACIÓN Las fábricas de cristalización están instaladas en Santa Cruz. Lo que más se fabrica en Cochabamba es la base de cocaína. Para que esta sea cristalizada y convertida en clorhidrato de cocaína se necesita un tratamiento de laboratorio que básicamente se realiza en Santa Cruz.
“Incluso coca peruana que es de más baja calidad que la coca boliviana pasa primero por Cochabamba para ser mezclada con coca local y después ser convertida en pasta base es enviada a Santa Cruz para su cristalización”, indica.
La pasta base con otro elemento es inhalado en Cochabamba y es el que más daños causa a los órganos vitales de los jóvenes consumidores, como el cerebro, pulmones e hígado.
Las íntimas incautaciones de droga revelan que se hace droga en cualquier parte. El pasado fin de semana, la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico encontró una poza de maceración en pleno Parque Tunari, un área protegida por una ley nacional.
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