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miércoles, 30 de septiembre de 2009

en forma clara y puntual La Razón defiente a yuracarés, mojeños y caimanes ante agresión de los cocaleros por territorio!

El desalojo de los colonos que invadieron el área de los indígenas es lo mínimo que se puede esperar.
El Gobierno debe ser consecuente: respetar a los pueblos indígenas, preservar el parque Isiboro Sécure, combatir el narcotráfico y evitar la expansión de la coca ilegal.La incursión de un grupo de colonizadores productores de coca en el parque Isiboro Sécure ha puesto a prueba la gestión que preside Evo Morales respecto a los cocaleros, su compromiso con los pueblos indígenas y a la política de tierras.Los incidentes comenzaron el anterior sábado, con un violento enfrentamiento que terminó con la vida de una persona, y culminaron ayer, tras el desalojo de los colonos cuya ocupación en el Isiboro Sécure no puede ser sino cuestionada y resuelta.El escenario del hecho de violencia fue la población de San Miguel, jurisdicción del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS). El territorio pertenece a los indígenas yuracarés, caimanes y mojeños, que están asentados entre los departamentos de Cochabamba y Beni.Los hechos se desencadenaron en un área de antigua data, quizás por ello, el desenlace no haya causado extrañeza en los conocedores del caso llamado “la delgada línea roja”. Un primer incidente se registró el 2007, con la incursión de cocaleros del Chapare a esas tierras, donde por la Ley 1008 está prohibido el cultivo de coca, ya que sirve de materia prima para la elaboración ilícita de cocaína. De hecho, en la edición de hoy se publican datos que llevan a concluir que la Fiscalía de Distrito de Cochabamba pudo haber evitado los hechos del sábado.Acerca de la violencia, el dirigente indígena Pedro Nuni, de la Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano (CIDOB), declaró que “probablemente sea gente pagada por el narcotráfico, (la) que ha influenciado para que se llegue a los enfrentamientos porque, en la movilización, había gente encapuchada que ingresó con metralletas”.Otro dirigente indígena, Ernesto Sánchez, denunció que “los colonos están armados, con armas parecidas a las del Ejército” y que el día del conflicto “disparaban a matar”, pero, al mismo tiempo, admitió que los indígenas también dispararon “(armas) de saloncito (caza), como advertencia”.Voceros de los colonos chapareños aseguraron, por su parte, que los indígenas son responsables del problema porque vendieron sus tierras y firmaron convenios para facilitar el ingreso a ellas. Más aún, el dirigente Julio Salazar dijo que los colonos fueron emboscados por los indígenas. Sin embargo, no explicó las razones de su presencia en el Isiboro Sécure. En cambio, los indígenas afirman que es para el cultivo de coca.Los indígenas e instituciones públicas y privadas medioambientalistas denuncian desde hace años que los cocaleros superaron la delgada línea de roja para cultivar coca. De hecho, el informe de la ONU sobre cultivos de la hoja alertó de que el 2008 se detectaron 1.081 hectáreas con cultivos, mientras que el 2007 se contabilizaron 985 . Además, la FELCN halló y destruyó 20 fábricas de pasta base en los alrededores de la reserva Isiboro Sécure. Sólo la última semana hallaron cuatro factorías.Con razón, el Presidente del Estado Plurinacional y líder cocalero pidió, hace varias semanas, que no se dé espacio a nuevos sindicatos de cocaleros en el Chapare y demandó la protección de dicha reserva de la naturaleza. El desalojo de los colonos que invadieron el área de los indígenas es lo mínimo que se puede esperar. El Gobierno debe ser consecuente: respetar a los pueblos indígenas, combatir el narcotráfico y evitar la expansión de la coca.

lunes, 28 de septiembre de 2009

el diario OPINION se hace eco de la prevención de los mojeños en contra de cocaleros que quieren penetrar Isiboro Sécure

Indígenas mojeños lanzan ultimátum a cocaleros y amenazan con expulsiónLos indígenas del Parque Isiboro Sécure advirtieron con expulsar a los colonos que ingresan de manera ilegal a la región.Agencias
Los indígenas del Parque Nacional Isiboro Sécure declararon ayer una tregua de 24 horas después de enfrentarse con los productores de hoja de coca del Trópico de Cochabamba, pero advirtieron con expulsar del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure, Tipnis, a los colonos que ingresan de manera ilegal a la región, informó el portal informativo Erbol.com.bo.
El pasado sábado, a cinco kilómetros de la comunidad de San Miguelito, un grupo de cocaleros cochabambinos se enfrentaron a indígenas mojeños por el control de tierras, a causa del hecho falleció un colono por impacto de arma de fuego y tres resultaron heridos, según el reporte oficial del gobierno.
Al respecto, el ministro de Gobierno, Alfredo Rada, reiteró que no puede haber cultivos de coca en los parques nacionales y anunció que se hará cumplir la ley, lo que significa una erradicación forzosa.
Asimismo, la autoridad sostuvo que tampoco puede haber asentamientos ilegales, por lo que se prevé el desalojo de las tierras indígenas de aquellas personas que se asentaron en el Tipnis.
Rada informó que en el lugar de los hechos hay 65 efectivos policiales y se está reforzando la seguridad con el envió de otro contingente uniformados para evitar nuevos enfrentamientos con saldos lamentables, como lo ocurrido en la víspera.
El Ministro de Gobierno aseguró que existe información de que cocaleros persisten en su intención de querer asentarse ilegalmente en el Parque Nacional Isiboro Sécure,
“Es gente (los colonos cocaleros) que no pertenece a ningún sindicato de las Federaciones del Trópico de Cochabamba, y están haciendo una ocupación de las tierras y eso es ilegal”, aseveró Rada a la agencia de noticias gubernamental ABI.
Esta afirmación del ministro Rada fue corroborada por el secretario general de los cocaleros del trópico cochabambino, Julio Salazar, quien dijo a la Red Erbol que esta organización no reconoce a los colonizadores que estarían asentándose de forma ilegal en el Parque Isiboro Sécure.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Argentina y Chile instalan radares y protestan por la cocaína que se introduce desde Bolivia (La Prensa)


Argentina comunica instalación de radares en frontera con Bolivia

La Paz / EFE.- El Gobierno de Argentina ha comunicado a Bolivia que instalará radares en la frontera entre ambos países para contribuir a la lucha contra el narcotráfico, informó ayer el viceministro boliviano de Defensa Social, Felipe Cáceres.

Según la agencia estatal ABI, el Viceministro explicó que la medida se enmarca en el acuerdo bilateral firmado hace dos semanas por autoridades de Defensa de Argentina y Bolivia en una reunión realizada en la ciudad boliviana de Tarija.

“Para tener el control del espacio aéreo, nuestros hermanos argentinos implementarán en el punto fronterizo boliviano-argentino radares, según el compromiso asumido en la segunda semana de este mes en Tarija”.

Cáceres afirmó que el acuerdo entre ambos países permite que la lucha contra el narcotráfico sea más eficaz al cerrar las fronteras por aire y tierra al tráfico ilícito de drogas.

El acuerdo entre Bolivia y Argentina también prevé la implementación de la técnica de los agentes encubiertos en la lucha contra el narcotráfico y los patrullajes conjuntos en las zonas fronterizas.

Además, la Policía boliviana y la Gendarmería de Argentina intercambiarán información sobre la importación y exportación de sustancias químicas y sobre las personas involucradas en el robo de vehículos y otros bienes destinados al narcotráfico.

También está prevista la ejecución de la segunda fase de un plan de operaciones antidroga denominado Ar-Bol y el fortalecimiento de los puestos de control en las poblaciones fronterizas de Yacuiba, Villazón y Bermejo (Bolivia), y Salvador Mazza, La Quiaca y Aguas Blancas (Argentina), entre otras medidas.

Convenio boliviano-argentino

El Plan Binacional Ar-Bol propone reprimir el narcotráfico en la región fronteriza.

Las policías de ambos países investigarán a los traficantes con agentes encubiertos.

Intercambiarán información sobre aeronaves sospechosas y vuelos irregulares.

Efectivos de uno y otro país harán labores de patrullaje combinado en la frontera.

Cáceres dice que 2 senadores de Chile exageran por narcotráfico

SE ENDURECERÁ EL CONTROL FRONTERIZO

El Viceministro de Defensa Social insiste en que no hay carteles de droga en el país, sólo clanes.

El viceministro de Defensa Social, Felipe Cáceres, calificó como exageradas las versiones de dos senadores chilenos en sentido de que carteles bolivianos de narcotraficantes emplean puertos de ese país para exportar su mercadería.

En una improvisada rueda de prensa en la plaza Murillo, la autoridad declaró que el Gobierno trabaja para endurecer los controles del narcotráfico a través de convenios bilaterales firmados con Argentina y Brasil, mientras no se descuidan los demás límites internacionales del país.

De acuerdo con los reportes de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN), en Bolivia no existen carteles de droga y los clanes de traficantes utilizan sistemas rústicos, a diferencia de esas organizaciones poderosas, transnacionales y que cuentan con apoyo de funcionarios de los gobiernos de las naciones donde operan.

El coronel Óscar Nina, director de la FELCN, sostuvo que Chile cuenta con una de las policías mejor preparadas de Sudamérica para combatir todo tipo de delitos, pero que pese a ello los dos legisladores pusieron en evidencia que existen falencias en el control que ejecutan los expertos en el país transandino.

domingo, 20 de septiembre de 2009

la crisis lleva a los jóvenes al consumo y la muerte. pasta base, un desecho de droga altamente letal. escribe: sylvia urbal en Salta Noticias. Atent.

El tráfico y consumo de drogas constituye un grave problema para nuestras sociedades latinoamericanas, en este artículo analizamos la situación a partir de investigaciones sobre la región del Cono Sur, dónde la Pasta Base es el producto letal más importante.

La denominada pasta base (PBC) es una droga química estimulante, del mismo tipo de las también llamadas basuko, basuca, baserolo o crack, es un residuo de la elaboración de cocaína no tratada, que se extrae de las hojas del arbusto de la coca, que se planta principalmente en Bolivia, Colombia y Perú. Esta droga se elabora a través de un proceso de maceración de la hoja de coca con agua y posteriormente se mezcla con solventes que contienen elementos tóxicos como parafina, ácido sulfúrico, kerosene y otros, tratando de asemejar los procesos químicos efectuados en los laboratorios clandestinos para la producción de cocaína.

Existen cerca de 250 variedades de coca, las características de la PBC varían, según la cantidad de alcaloide que contengan las hojas utilizadas y distintos tipos: la “palo rosa”, la “blanca”, y la “café”. A la pasta base se la denomina mono cuando está mezclada con tabaco (tabacazo); en cambio si está mezclada con marihuana se la llama mixto o (marciano), en pipa o en un trozo de antena de televisión ahuecada (antenazo). Su presentación es un polvo (granuloso) que puede variar en su color en función de las proporciones que la mezcla contenga, puede presentarse amarillento, marrón o blanco para obtener un kilo de pasta se necesitan alrededor de 125 kilos de hoja de coca.

La forma de consumirla es fumándola en latas agujereadas con el agregado de cenizas de tabaco, en pipas construidas con cañitos metálicos o antenas y el agregado de virulana, o directamente se la fuma en formato de cigarrillo o porro
Es muy económica, fácil de conseguir y rápidamente adictiva.

¿Qué es?¿Qué efectos produce?¿Cuáles son las consecuencias de su consumo.

El consumo de esta sustancia, presenta una singularidad en cuanto al deterioro crónico tanto en la dimensión física como la psíquica (en un corto período de tiempo), genera una adicción tan rápida que lleva a delinquir para poder seguir consumiéndola.

Su efecto inmediato, alrededor de los 30 segundos de consumirla con una duración de 5 a 8 minutos provoca una intensa y fugaz sensación de placer y omnipotencia, pero en líneas generales se manifiesta como un aumento de energía y del estado de alerta, disminución del sueño y del apetito, verborrea, aumento de la presión arterial, del ritmo cardíaco y respiratorio. Genera un efecto de euforia instantáneo muy corto, lo que obliga a aumentar las dosis a consumir. El post consumo origina un fuerte dolor abdominal, urgencia rectal, angustia, sudoración e hipertonía, otra de las causas del rápido deterioro físico de estos adictos, se debe a que esta sustancia quita el hambre, y bajan rápidamente de peso en los primeros tres meses.

Los efectos de fumar PBC dependen de muchas variables: el tipo de preparación, la dosis, la frecuencia de consumo, la forma de uso (social, recreativa, individual), las impurezas y adulteraciones que contenga, la motivación (estimulante, búsqueda de placer, antidepresiva), entre otras. Los períodos de abstinencia se presentan con disforia, irritabilidad, depresión (en algunos casos ideación suicida), ansiedad y un deseo muy intenso de volver a consumir PBC, sin importar los medios para conseguirla. Es por esto, que los consumidores se encuentran habitualmente relacionados a conductas delictivas.

Las consecuencias del excesivo consumo en los adictos, produce una alteración a nivel de la neurotransmisión cerebral con posibilidades de presentar convulsiones, disfunciones cardíacas y pulmonares, síntomas psicóticos (alucinaciones) que pueden ser visuales, auditivas, olfatorias o cutáneas, excitación psicomotriz, ideas paranoides, distorsión de la realidad, acciones compulsivas. También se presentan trastornos en el sueño y disfunciones sexuales graves (falta de deseo y dificultades en la erección). Salvo en casos muy extremos, la mayor parte de estos síntomas son reversibles con una abstención total y un tratamiento adecuado.

Los precios bajos en el mercado facilitan el consumo masivo

El bajo precio unitario de la PBC facilitó que el nuevo producto se expandiera masivamente, dejando alta rentabilidad e incentivo a jóvenes que se incorporan al comercio de la pasta base, como un micro-emprendimiento, como una forma de conseguir ingresos, o sea que su acceso se hace mucho más fácil.

La unidad de venta que se denomina como “chasque” es un pequeño paquete envuelto en nylon equivalente a 1 o dos granos de pimienta. También se la nombra como “medio” o “cuarto” en referencia a la fracción de gramo, pero esta denominación se oculta el hecho que se vende hasta en octavos de gramo.

El “chasque” oscila entre $ 25 a $ 50 pesos uruguayos (de uno a dos dólares), según el cliente, el barrio, la boca de expendio, y la calidad de la sustancia. Una “tiza” o “pila” de PBC es la unidad en que se transporta entre fronteras (unos 10grs compactados) de la que calculamos que se extraen entre 50 y 80 dosis según el grado de pureza. La adquisición de una “tiza” en Buenos Aires ronda un valor de $700 (unos treinta dólares), y su valor en Uruguay varía entre $1.600 y $ 2.400 (entre ochenta y cinco y cien dólares) según su calidad y el número de intermediarios.

Un “ladrillo” se denomina a la unidad más grande que se transporta de la sustancia, de la cual se vende al peso a los distribuidores minoristas. Actualmente no tenemos el peso exacto que suele tener cada unidad.

El pasaje por la frontera se realiza pagándoles a las personas que trasladan las sustancias (“mulas”), dos o tres dólares por tiza transportada. En partidas de entre sesenta a cien tizas en el estómago (ingeridas), o trescientas tizas adosadas al cuerpo. Cada uno de los viajes de una “mula” desde Argentina se paga entre 8.000 y 15.000 pesos uruguayos (cuatrocientos y ochocientos dólares). Según informaciones de campo el tráfico resulta un negocio conveniente para cifras superiores al kilo de PBC, para lo que se requiere una inversión de tres mil quinientos dólares. La venta mayorista en Montevideo reporta una ganancia de entre 125 % y 200 %.

Testimonios:

“Llevan de 60 a 100 pilas. Que también es gente muy usada (mulas) porque el precio que le pagan, le pagan, 8.000 pesos por todo el viaje y cuando trae 100 pilas 8.000 pesos y estamos hablando de que con una y media de éstas ya tenés los 8.000 pesos.” “… Yo me traía más o menos unas 300 (se refiere a las pilas)… yo estaba trabajando en la calle y vino una persona y me dijo: “¿Querés ganar más plata? Yo te puedo dar más plata de la que vos hacés, más o menos 15.000 pesos, por sólo vos viajar y traerme unas cosas”

Como bien sustituto, resulta relevante tener en cuenta el precio de la cocaína que oscila entre nueve y dieciocho dólares por gramo; aunque también tenemos referencias de precios de dos dólares en barrios carenciados de la ciudad. El espectro de precios de la cocaína es tan amplio como suponemos que es la calidad de esa sustancia.

Sin embargo los traficantes consultados señalan como mecanismos de tráfico tanto la compra a un distribuidor mayor en Montevideo como la posibilidad de comprar en forma directa en Argentina a mejor precio, aunque todos los entrevistados adquieren PBC en el mercado local. Existe entonces la posibilidad de un ingreso sistemático de PBC en volúmenes menores

“Sobre todo porque los métodos de distribución son muy complejos. No hay identificadas grandes organizaciones de tráfico. No es una boca [de expendio] ni dos, ni es un narcotraficante externo a la comunidad; la droga, según saben las autoridades, ingresa vía “mulas”. Según Romani. (Director Junta Nacional de Drogas) (…) “El mini tráfico de pasta base es una expresión brutal de la pobreza, está armado por redes vecinales y familiares que han sustituido otras redes, que han ocupado el lugar de fuentes de trabajo.” (Brecha, 23/06/2006)

Como definen su territorio los nuevos narcos

La comercialización de PBC al menudeo se realiza en un porcentaje importante desde hogares particulares ubicados en distintas zonas de Montevideo. Se señala una fuerte distribución de esta droga (las “bocas”) de en algunos barrios, en particular aquellos provistos de menos servicios. La consolidación de este fenómeno es relativamente nueva en Montevideo y en principio acotada a la PBC.

Los vendedores entrevistados dan cuenta de un mejor funcionamiento cuando la venta se realiza en determinados barrios. En especial aparece el tema de “seguridad” para evitar en primer término la acción policial y en segundo lugar la denuncia de los vecinos. La “vecindad” en estos casos se señala como relaciones “dones y contradones” donde el traficante provee de seguridad a la comunidad mientras que los vecinos le dan la certeza de no ser denunciados ante la policía.

La existencia de estos compromisos evidencia los niveles de inseguridad y violencia que se viven en los asentamientos donde se ancla el tráfico de drogas. Este comportamiento al estilo del las favelas cariocas es novedoso para el Uruguay. El componente inevitable de esto es la existencia de armas de fuego que respalden al traficante, aunque no se menciona un gran armamento, ya que el principal enemigo de quien cuidarse son los propios consumidores.

“…Si ellos ven que se ponen muy violentos, yo ya nomás mostrando el fierro, ya ellos se calman, quedan calmados, entonces se van. De repente si vos no tenés nada, porque ya te digo, vos si movés esto tenés que tener un arma para vos, mismo para tu familia porque hay gente que saben que vos vendés y te pueden patear la puerta para llevarte la pasta.”

La urgencia del consumidor de PBC aparece para el traficante como un riesgo, tanto a su integridad porque debe protegerse con armas para no ser asaltado por éstos, como por la “evidencia” en que los sitúan como distribuidores ante el descontrol y reiteración de los consumidores para los “ojos” ajenos de los vecinos. Esta fragilidad del distribuidor de PBC lo obliga a establecerse en zonas donde pueda controlar o colidiar con los vecinos y a su vez que tengan escaso control policial. Asimismo, su propia seguridad y autoridad se sostiene en el manejo de armas.

La tenencia de armas para defenderse y “hacerse respetar” es absolutamente normalizada, no es posible pensar en traficar sin tener armas de fuego. La particularidad de las “bocas” de venta de PBC es que a partir de este consumo en particular las armas, son también para defenderse de los consumidores, ya que:

“Vos tenés que controlar, tenés que decir “mirá, no toqués ahí porque todo mal”. […] Lamentablemente para esto tenés que estar armado, […], no en términos de la Policía, en términos de clientes que te vienen de vivos a patearte la puerta, a robarte, porque en eso no hay denuncia que valga, entonces tenés que estar armado”

El hecho de tener armas en la casa se plantea como una característica de la sociedad en general, no como un proceso exclusivo de los distribuidores de drogas, los robos crecientes y la percepción de inseguridad en general han llevado a armarse. Sin embargo, cuando dice: “no hay denuncia que valga” queda un pequeño espacio simbólico para la policía como protector de la propiedad privada evidenciando un afuera y adentro de esa protección.

La distribución de PBC en hogares particulares refleja la perversión de uso del sistema legal, en tanto, para la protección de la familia la Constitución uruguaya señala el hogar como “inviolable”1 y no se permite el allanamiento en procedimientos nocturnos en ninguna circunstancia, solo con orden de juez durante el día. Es por ello que la gran mayoría de las bocas solo distribuyen durante las horas de la noche y esto también se consolida en el consumo preferentemente nocturno de los “lateros”.

Asimismo, se hace referencia a la red de soporte en el barrio para implementar medidas alternativas de seguridad, cuando se reconocen bajo sospecha policial, tal como tener otros lugares donde guardar la sustancia con el conocimiento de la familia y/o conocidos.

“Tampoco tengo en mi casa un kilo de pasta. Un vecino te lo guarda, en todas las bocas siempre hay alguien que te guarda. No es lo mismo que te agarren con 5 medios que con varias tizas”

La comercialización de Pasta Base de Cocaína una equivocada estrategia de supervivencia

Las estrategias económicas de los vendedores de PBC son muy diferentes, pero dan cuenta de la diversidad de situaciones a las que dio respuesta, la oportunidad de distribución de PBC en distintas condiciones de inicio (socio-económicas, educativas, o familiares, antecedentes de ventas ilegales, etc).

Los casos observados tienen en común que la oportunidad de trasladar o vender PBC se presentó durante el los años 2004 y 2005, constituyendo una importante fuente de ingresos para estas personas. En la mayoría de los casos se asoció además al ideal de auto sustentación y autonomía económica. En algunos casos constituyó un paso para resolver nuevos compromisos afectivos (familia, hijos, pareja). Los antecedentes del ingreso al mercado ilegal en los casos analizados son de inserción en el mercado informal de empleo (“changas”, “ventas en ferias vecinales”, “trabajo sexual no regulado”, etc.), siendo el tráfico un paso más en la profundización de las condiciones precarias de subsistencia.

Así, el traslado por frontera terrestre de PBC se presenta como oportunidad de dejar de ejercer el trabajo sexual. En otros casos, se inició en la venta de drogas hace unos dos años con el suministro de PBC (anteriormente consumía marihuana y eventualmente proveía a su barra) lo que le permitió emanciparse y dejar de depender de ingresos escasos y no sistemáticos e trabajos temporales

Los territorios donde se cruzan los niños y los jóvenes en situación de vulnerabilidad social y el consumo de pasta base, el denominador común es la precariedad o debilidad, de las redes e instituciones orientadas a la inclusión y promoción social de los niños, adolescentes y jóvenes. Prácticamente la totalidad de la política social esta orientada a la emergencia. Y los jóvenes que oscilan entre 10 a 15 años, que no se encuentran escolarizados, generalmente carecen de políticas sociales que se inscriban dentro de las acciones de prevención y promoción. A la vez, se entiende que existe una significativa fragmentación y desarticulación en la aplicación de las políticas públicas relativas a la prevención de consumo problemático con cobertura pública y gratuita., la asistencia y la promoción social, así como también de las intervenciones institucionales específicas.

El consumo de PBC en los jóvenes manifiesta de forma inmediata y acentuada los efectos de deterioro psico-físico, que promueve conductas de violencia y trasgresión de las normas de convivencia de forma significativa, y que a la vez, la edad de iniciación en el consumo es cada vez temprana.

El eje de la política pública en relación al consumo de PBC, debe ser el de producir proyectos colectivos, de protagonismo y transformación social, desde la perspectiva de la inclusión y promoción de los derechos de los niños y jóvenes, con un eficaz impacto territorial y comunitario. Los gobiernos deben intervenir sobre la oferta de la Pasta Base, y cooperando con las organizaciones sociales en la transformación de los territorios y en la conformación de la comunidades que otorguen otros horizontes de futuro.

Por ello es imprescindible la articulación y la planificación en conjunto entre el Estado y las organizaciones sociales, con el objeto de construir políticas integrales e integradoras, de alto impacto comunitario y territorial, articular el trabajo comunitario con las redes de intervención institucional – estatal. La promoción de espacios de acción y participación entre políticas municipales, la comunidad, la familia y los jóvenes, se deben realizar características socio-culturales de cada entorno.

Se debe impulsar procesos de re escolarización. La cultura, la recreación y los deportes son herramientas que hay que potenciar para el fortalecimiento comunitario. La capacitación e inserción laboral para los jóvenes, que faciliten el acceso a empleos dignos. Reorientar los espacios físicos, escuelas, plazas, centros culturales, para dotar de estructura a las acciones a trabajar con niños y adolescentes, Fortalecer la accesibilidad a todas las prestaciones de salud, para priorizar el tratamiento de todas las problemáticas asociadas al consumo de PBC.

Al mismo tiempo se ve la necesidad de investigar y reflexionar sistemáticamente sobre la temática, reconociendo que es un “consumo” que posee características y efectos particulares, y que hay que darse cuenta de la situación en que se encuentran los barrios y las familias que son golpeadas por la pasta base. El trabajo preventivo y de reparación sobre los efectos del consumo de PBC, siempre será escaso o incompleto en la medida que el Estado no asuma con firmeza, a través de las instituciones competentes, el control de la oferta y distribución de la “Pasta Base”. Y esta es una tarea, a diferencia de otras, donde el Estado debe ser protagonista exclusivo.

No olvidemos que el consumo de esta droga es altamente adictivo, que provoca daños neuronales e irreversibles, que fomenta el individualismo, que aísla, haciendo más difícil el compartir con los amigos, que excluye socialmente, Al consumirse en altas dosis, provoca pérdida del apetito y náuseas, altera la percepción y el juicio, acelera el ritmo cardíaco, provoca paranoia, insomnio, depresión, provoca más “angustia y te puede generar un paro cardiaco. En caso de adicción, para poder conseguirla, se transgreden todos los límites.

Fuente: Argenpress.info

viernes, 18 de septiembre de 2009

el régimen del MAS presidido por Evo Morales ha fracasado en el tema de narcotráfico. las cifras que se van conocimiento cada día, perjudican al país


Bolivia falló en la lucha contra el narcotráfico y de eso pueden dar fe las mismas cifras que maneja el gobierno. Muestran como ejemplo de su empeño en la lucha contra el narcotráfico los grandes volúmenes de droga incautada cuando en realidad es una evidencia de la inquietante proporción en que ha crecido esta “industria” en el país.

Si bien es comprensible que las autoridades gubernamentales se rasguen las vestiduras, las evidencias de que el MAS, en los hechos, ha incentivado la actividad del narcotráfico resultan incontrastables. No podía ser de otra manera si se toma en cuenta que la base, el sustento y el origen de este partido está entre los productores de coca.

Los argumentos con los que las autoridades gubernamentales quieren eludir su responsabilidad son poco o nada convincentes y no podrán ocultar la realidad plasmada en el informe que el presidente de los Estados Unidos envió a su Congreso, descertificando por segundo año consecutivo a Bolivia. Decir que el informe es una “venganza” por la expulsión de la DEA del país es una simpleza inconsistente a la luz de los hechos.

En la actualidad, algunas ex autoridades de la FELCN estiman que los cultivos de coca llegan a las 50 mil hectáreas, pero estudios oficiales de NNUU, el gobierno y de la embajada de EEUU, casi coinciden en señalar que la superficie sembrada supera las 32 mil hectáreas, lo que significa un aumento de cultivos ilegales de más del 20 por ciento en tres años de gestión de Evo Morales.

La Ley 1008 vigente permite 12 mil hectáreas que pueden abastecer sobradamente las necesidades del consumo tradicional (acullico, industrialización). Es más, las 12 000 Has podrían resultar excesivas si se toma en cuenta que la cantidad de hojas de coca que se necesita para productos medicinales, mates, alimentos y el acullico es infinitamente menor a la requerida para la elaboración de un kilo de pasta base o cocaína.

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La Asunta (La Paz) En distintas laderas de los cerros se puede observar cultivos de coca. Las plantaciones en la zona han sustituido a otros cultivos tradicionales.

Por ello, la “legalización” defacto de 20 mil hectáreas de coca con el argumento que habría aumentado la práctica del acullico es otra falacia del gobierno; lo que si ha aumentado es la producción de cocaína boliviana y por tanto la demanda de la materia prima (hojas de coca) y lamentablemente también ha crecido el consumo de droga.

La realidad es que el narcotráfico dispone de mas del 90 por ciento de la coca para transformarla en cocaína y están utilizando métodos cada vez más modernos. Las factorías de estilo colombiano instaladas en el país tienen capacidad para producir 100 kilos de droga por día, algunas son móviles y han cambiado a los llamados “pisacoca” por máquinas y tecnología. En suma es una de las pocas “industrias” florecientes en el país.

En su descargo el gobierno menciona que se están erradicando, sin derramamiento de sangre, las 5 mil hectáreas anuales establecidas en la Ley 1008, pero evita mencionar las que son sembradas en forma simultánea y que evidentemente sobrepasan esa cifra.

Por tanto lo que se ha venido a llamar la “erradicación concertada” no es más que una patraña que por un lado le permite al MAS salvar la cara ante la comunidad internacional (de Europa principalmente) mostrando una erradicación que en los hechos no existe y por el otro, preservar su caudal político y electoral entre los cocaleros del Chapare, Yungas y otras regiones del territorio.

El MAS tiene como objetivo fundamental preservar su base dura (cocaleros) y eso es muy bien aprovechado por el narcotráfico que ve garantizadas sus posibilidades de crecimiento. Además, la lógica nos indica que las fábricas que se instalan en cada vez mayor número en el país, lo hacen debido a que los controles son relajados y que, por ejemplo, en la zona del Chapare existen “zonas liberadas” a las cuales las fuerzas antidroga no pueden ingresar y si lo hacen debe ser con el permiso de los dirigentes sindicales de las federaciones de cocaleros. Por tanto, no hay motivos para el enfrentamiento ya que los uniformados están sometidos a la voluntad de los sindicatos masistas y así la “paz social” reina en la región.

Evo a contrapelo de su discurso indigenista de izquierda promueve el liberalismo económico para la coca y el narcotráfico en Bolivia. Los funcionarios gubernamentales afirman que si hay droga es porque “hay mucha demanda en el exterior” y así le echan el fardo a los países consumidores.

Además no puede pasar inadvertida la “conexión venezolana” una vez que son cada vez mayores las sospechas de que es desde este país de donde se distribuye la cocaína boliviana hacia los Estados Unidos y Europa. No es casual que los gobiernos de Bolivia y Venezuela sean los más preocupados ante la instalación de radares en Colombia, una medida que podría desbaratar toda una red trabajosamente montada al amparo de las coincidencias políticas. Seria prudente que los países de la comunidad internacional empiecen a tomar en serio el problema y se despojen del paternalismo complaciente que hasta ahora han adoptado ante el gobierno del presidente “indígena”. (del sitio web ej.org)


sábado, 12 de septiembre de 2009

atención. no dejarse llevar por publicaciones falsas sobre respaldo científico al beneficio de la coca, que no existe!

los que pretender legalizar la droga se inventan toda clase de mentiras para engañar a los poco avisados lectores. hace algunos días se pudo leer "que el premio nobel Duck Paerson había recomendado la coca, como un increíble nutriente que contiene vitaminas y energizantes más que ningún otro proyecto conocido". de inmediato nos pusimos en campaña para averiguar primero:
no existe, con plena seguridad científico alguno, menos aún un premio nobel supuestamente un tal Duck Paerson que no es ningún nobel, aunque sí existe Läster Baules Paerson que nada tiene que ver con la coca, y menos con la cocaína. segundo: la persona que supuesta había entrevistado al nobel y recogido sus alabanzas a la coca, es una conocida activista que es empleada por alguna repartición oficial en Bolivia y que recibe muy buenos emolumentos para andar propagando falsedades sobre la coca. tercero: recomendar a los lectores no dejarse engañar y tomar siempre con beneficio de inventario cada vez que leén sobre la despenalización de la hoja, o la libre comercialización de la droga. generalmente se trata de mentiras que propagan sus asalariados propagandistas.

viernes, 11 de septiembre de 2009

por Dios, no sucede en parte alguna del globo, venta libre de cocaína en colegios de la ciudad. Alerta Mundial. lo permite Evo Morales, "héroe de..."

Venta abierta y consumo de drogas por EJU

La FELCN de La Paz constató que en 10 colegios de tres zonas se vende pasta base de cocaína ymarihuana. Un regente fue detenido por vender droga a los alumnos bajo su cuidado. El narcotráfico es un problema, habrá que evitar que la drogadicción también lo sea.

laRazonEditorial La Razón

Cuando la oferta es abundante, por más pecaminosa o ilícita que sea la mercancía, la tentación por su consumo se torna incontenible. Esto sucede actualmente en La Paz, donde la cocaína y la marihuana tienen prácticamente venta abierta yfranca, en tanto que la drogadicción crece entre los jóvenes e incluso está llegando a los escolares.

La abundancia que existe de ambos estupefacientes determina el modesto precio que tienen. Una dosis —línea— de clorhidrato de cocaína se vende hasta en Bs 25, en tanto que de la marihuana su precio corriente llega a ser de sólo Bs 5. Ésta última, relativamente menos adictiva, se produce en todo el país. De enero a agosto se incautó 1.831 toneladas, 64% más que el 2008.

En países donde no se produce cocaína los precios de venta, de la citada cantidad, giran entre los 30 y 50 dólares. En cambio, la cocaína es cada vez más barata en Bolivia. La producción de su materia prima —la hoja de coca— va en aumento y los responsables de la lucha antidroga confirman que también se fabrica cocaína de alta pureza en el país.

La Ley 1008 autoriza el cultivo anual de 12.000 hectáreas, sin embargo, un informe de la oficina especializada de la ONU dio cuenta, a principios de año, que los cultivos totales en Bolivia crecieron a 32.000 hectáreas, o sea que 20.000 son ilegales y es posible que sean destinadas a producir pasta base yclorhidrato (cocaína de alta calidad).

Periodistas de La Razón efectuaron en agosto último una de las investigaciones más amplias acerca de esta endemia que está aflorando en La Paz. Los resultados —publicados el domingo 6 de septiembre— son contundentes, esclarecedores e inquietantes, no sólo para las autoridades respectivas, sino para la sociedad misma, cuyos sectores más preciados, como son la juventud universitaria y los estudiantes de colegios y escuelas, están siendo gravemente inducidos a la drogadicción.

En locales de diversión, como son las discotecas (disco) y pubs, además de otros de menor categoría, la cocaína y la marihuana se pueden adquirir e incluso consumir a ojos vista de otros parroquianos ajenos a estas perturbaciones.

Hay locales de La Paz que han adquirido fama en el exterior, pues entre los turistas extranjeros no faltan quienes llegan a la sede de gobierno a drogarse a costos casi insignificantes, por el exceso de oferta de la cocaína y la marihuana.

La investigación permitió establecer, asimismo, que existen clanes familiares que se dedican a la comercialización, en los ámbitos en que desenvuelven sus actividades o, en otros casos, para acceder con mayor facilidad a jóvenes y adolescentes con la oferta de vivir nuevas experiencias. De ahí para adelante, la adicción es sólo cuestión de tiempo.

El Centro Latinoamericano de Investigación Científica (Celin) efectuó el 2008 una encuesta entre 8.788 universitarios de todo el país, los que admitieron que en las calles, las fiestas y las discotecas tienen fácil acceso a las drogas.

En tanto que la FELCN de La Paz constató que en 10 colegios de tres zonas se vende pasta base de cocaína y marihuana. Incluso un regente fue detenido porque vendía droga a los alumnos bajo su cuidado. El narcotráfico es un problema nacional, habrá que evitar que la drogadicción también lo sea.


domingo, 6 de septiembre de 2009

excelente trabajo de La Razón, muestra la venta libre de cocaína en pleno centro de la ciudad. un claro efecto del aumento de coca y de cocaína delMAS

Investigación. La Razón hizo un recorrido por un prostíbulo, seis discotecas y un pub de la zona Central y Sopocachi.

Tráfico. Comprar dosis de marihuana o conseguir el teléfono de un distribuidor de cocaína no es una tarea difícil.Encuesta. Un estudio del Celin afirma que en Bolivia, los universitarios consiguen narcóticos en la calle, fiestas y discotecas.

Perfil. Especialistas dicen que la primera señal del consumo de drogas es la irresponsabilidad, además de otros factores.


“Chicas, ¿buscas chicas?. Pasa amigo, las chicas están buenas”. El ofrecimiento del empleado de un prostíbulo de la avenida 20 de Octubre es interrumpido abruptamente por el transeúnte. “Quiero pollo”, le dice. Sin mediar más palabras, el trabajador acompaña al visitante hacia la esquina y luego media cuadra hacia arriba.“Yo lo guardo aquí, por las batidas”, dice, mientras introduce su mano entre la reja y el vidrio de un inmueble. El paquetito, que parece estar forrado con cinta adhesiva aislante de color negro, contiene sobres con clorhidrato de cocaína, droga comúnmente conocida como pollo.“Pruébalo, está bueno. Cada pelpa (sobre) a 20 bolivianos”, añade, mientras abre el papel en la complicidad de las primeras horas del viernes 28 de agosto.“Es poco”, le dice el supuesto comprador que resulta ser un periodista de La Razón. “Dime cuánto quieres, te hago precio, te aumento. Pruébalo”, insiste el otro.La charla acaba cuando el reportero dice que irá a retirar 50 bolivianos del cajero automático y que luego probará la droga. “Así no llego speed (acelerado) a mi casa. Vos sabes hermano, si llego así, mi mujer me mata...”.El pedido, el ofrecimiento, la exhibición de la mercadería y el engaño no duran más de cinco minutos. Así de rápido, así de fácil, es conseguir droga en algunos locales nocturnos de La Paz.No es el único caso. El reportero visitó otros siete locales nocturnos —seis discotecas y un pub — del centro de La Paz.En una de las discos consiguió marihuana, en otra se obtuvo un teléfono de un distribuidor de droga (conocido como dealer, o pusher) y en una tercera se indicó que en esos momentos no estaba el vendedor de narcóticos.Hubo dos discotecas en que no se consiguieron contactos concretos, aunque en una se obtuvo el dato de que hay gente, en fines de semana, que distribuye. En el sexto local de baile, que es de remate, se presenció cómo un grupo de muchachos se drogaba con cocaína en uno de los ambientes. En el pub no se logró nada.La Policía reconoce el microtráfico y consumo en locales; pero dice que enfrentarlos no es fácil.El 1 de agosto, la Policía intervino uno de esos boliches, el pub Ruta 36, en Sopocachi, que sólo admitía a extranjeros. En el local se vendía cocaína y marihuana sin restricciones. El periódico británico The Guardian reportó que ese local era famoso en toda América del Sur y conocido como un “salón de cocaína”.El comandante departamental de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN), coronel Juan Fernando Amurrio, afirma que se han “identificado” algunos centros nocturnos de expendio de drogas, pero aclaró que no dará nombres hasta no confirmar la actividad ilícita .“No los puedo citar por dos situaciones, por fines de investigación y hasta que no haya una acción efectiva”, indica.El primer boliche que visita La Razón es una discoteca en la calle Santa Cruz que la frecuentan extranjeros. Ahí conseguir marihuana no resulta difícil.Un joven apoyado sobre una mesa parece un visitante más, pero en realidad espera a sus clientes. El periodista llega a él tras consultar a dos personas.“Tendrías que esperarme hasta más tarde si quieres que te dé más, ahora tengo sólo esto”, explica el muchacho, y extiende un papel con marihuana. El contenido es del tamaño de una moneda de un boliviano. El reportero le paga 10 bolivianos y se aleja. Veinte minutos después el distribuidor repite la venta con dos muchachos más. Es el sábado 22 de agosto.El recorrido sigue hacia una discoteca en San Pedro. Una de las personas dice que el pusher que frecuenta el lugar no está, pero de seguro que la próxima semana se presentará en el sitio.Horas después, La Razón visita una discoteca en la calle México, frecuentada por universitarios y extranjeros. Ahí no se consigue droga, pero sí el teléfono de un dealer.“Preguntale a él”, dice uno de los muchachos en el local y señala a un joven con un saco negro. Él es el contacto con el vendedor. Tras plantearle la consulta al oído responde: “puedes anotarte el teléfono de él (el distribuidor), ahora no ha venido”.En ese sitio el consumo de drogas en el baño es habitual. Hace unos meses, este medio constató que en el servicio higiénico de varones, que no tiene puertas, algunos inhalan cocaína en un rincón y otros lo hacen a la vista de todos.El recorrido por los boliches continúa el martes 25 de agosto. Esa noche, el periodista visita dos discotecas de Sopocachi. Si bien no se consiguieron narcóticos, en uno de los sitios uno de los clientes asegura que es posible comprar sustancias ilícitas, pero a un costo mayor.“Siempre habrá esa gente que vende poco para los que se quedan sin nada o quieren probarla. Pero es mucho más cara”. Agrega que los consumidores ya llegan con la droga al local.En la otra discoteca no hubo contactos, al igual que en un pub a unas cuadras de El Prado.Días después, el viernes 28, el redactor ingresa a una discoteca de remate en la calle México, tras pasar tres puertas de control. En menos de un año este sitio, que empieza a llenarse cuando los otros locales cierran, se ha cambiado de ubicación en dos oportunidades.Son las 03.30 y el lugar empieza a recibir a sus primeros clientes. “En el bar yo no te puedo vender (droga), pero vas a encontrar a gente que te venda hierba (marihuana) en la pista”, responde uno de los meseros en la planta baja del lugar.El sitio tiene un centenar de personas. A ratos se percibe un olor a marihuana en algunos lugares de la pista, pero no se ve a nadie fumando ahí.A unos metros están las gradas hacia el segundo nivel. Cuando el periodista sube ve a siete muchachos sentados en dos sillones en torno a una mesa de madera. Sobre ésta, siete líneas de cocaína, de unos seis centímetros de largo cada una, esperan ser consumidas.Uno de los jóvenes acerca su nariz a una “línea” y con un tubo delgado la inhala. Una mueca da por concluido el acto. Es el turno del siguiente muchacho...La euforia se apodera de los cerebros mientras afuera, la calle duerme ajena a lo que ocurre en este sitio clandestino.