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domingo, 16 de octubre de 2016

Previus. fiel a su línea LTD estima que el debate por la legalización de las drogas, nosotros somos opuestos a ello, porque en Europa, particularmente en Escandinavia no es la policía ni el Gobierno que luchan contra las drogas son los padres de familia, los maestros, los sindicatos, las iglesias, la sociedad y el control riguroso y la aplicación de la norma, justifica hasta ahora esta politica de mano dura. otros quieren suavizar el trato de las drogas blandas...

Hace unos días se informó de la destrucción de una plantación de dos hectáreas de marihuana cerca del río Mizque, y la detención del propietario de la tierra en que se encontraba dicha plantación. La Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico (Felcn) incautó, en esa ocasión, ocho toneladas del vegetal.

Tomando en cuenta los datos ofrecidos por las autoridades, la venta al por mayor de lo incautado hubiera generado al agricultor 2.8 millones de bolivianos. Puesta en el mercado local, esa marihuana hubiera movilizado 20 millones de bolivianos, y si alcanzaba a exportarse a Chile,  hubiera llegado a representar 106 millones de bolivianos. Todo eso ha sido destruido porque así lo manda la ley boliviana.

Al mismo tiempo, sin embargo, en Holanda, Portugal, España, Suiza y varios estados de EEUU muchos agricultores cultivan sus plantas de marihuana, las cosechan y envían a los mercados, y en cada vez más lugares se las venden con fines recreacionales o medicinales, incluyendo en este último caso productos procesados industrialmente para combatir la tensión, el dolor y la expansión de células cancerosas, entre otras aplicaciones. Sólo en el estado de Colorado, que fue uno de los primeros en legalizar la marihuana, se recaudaron por impuestos, tasas y licencias, más de 53 millones de dólares (más de 360 millones de bolivianos) en los primeros ocho meses del presente año.

Obviamente, también han desaparecido los delitos relacionados al tráfico y consumo, bajando la carga procesal en el sistema judicial, aliviando al sistema carcelario y mejorando las opciones de tratamiento para las personas que tienen problemas personales que los llevan a la adicción.

El contraste no puede ser mayor y seguramente crecerá con el tiempo.
La legalización de la marihuana ha sido precedida de intensos debates y la compulsa, por parte de los legisladores, de las evidencias científicas que pudieron obtenerse acerca de las implicaciones que podía tener el cultivo, la comercialización y el uso y consumo de la marihuana, en comparación con los resultados que se habían venido generando con su prohibición y represión policial y judicial.

No ha sido un debate fácil y, por supuesto, tampoco ha concluido. Pero, sin duda, representa un avance importante realizar análisis comparativos de situaciones disímiles, ya que ello permite aprender de experiencias concretas.

De hecho, Bolivia misma ofrece al mundo la experiencia del control social de los cultivos de coca en contraposición a su erradicación forzosa en Colombia y Perú. Lamentablemente, es una experiencia que no está acompañada por un debate amplio y profundo ni por estudios científicos que actualicen continuamente el conocimiento que se tiene de la planta de la coca y sus derivados. En eso, el país ha quedado muy retrasado y por eso también permanece ausente del debate internacional sobre las drogas, sean éstas de origen natural o industrial. Nuestros representantes se limitan a seguir los debates en los organismos internacionales, sin aportar a ellos ni transmitirlos hacia la sociedad boliviana.

Ahora que se plantea la intención política de revisar la legislación sobre las drogas, se debería promover el debate y una normativa que esté mejor sustentada en evidencias científicas y en las experiencias culturales e históricas que la generada a comienzos del siglo XX, que estuvo fuertemente cargada de prejuicios y ha demostrado ser inadecuada.