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sábado, 27 de octubre de 2012

miles de estudiantes lanzaron el grito "NO a las drogas" marcharon por las calles bajo el lema "Santa Cruz libre de drogas" culminó en el Tahuichi


Miles de estudiantes marcharon ayer por las calles de Santa Cruz de la Sierra en repudio al consumo de drogas en los colegios. La movilización estudiantil, que tuvo la participación de unos 15 mil jóvenes, se produjo dos semanas después del hallazgo de colegiales con sustancias controladas y psicotrópicos.
Bajo el lema "Santa Cruz libre de drogas" la marcha de los estudiantes salió a las 8 de la mañana desde el Parque Urbano. En el trayecto se observaban carteles que decían "Sí al deporte, no a las drogas", "No seas esclavo de las drogas", "No a las drogas, sí al estudio" y "Decí no a las drogas". La protesta llegó hasta el estadio Ramón "Tahuichi" Aguilera, donde se desarrolló un show con concursos, artistas, juegos lúdicos, además de otras actividades.

Hay programas de prevención pero todavía son insuficientes. La directora de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia, Rossy Valencia, manifestó que, desde febrero hasta la fecha, su repartición capacitó a más de 70 mil estudiantes contra el consumo de las drogas.  Según cifras divulgadas por la Defensoría, esta institución registra al menos una denuncia por día sobre el uso de estupefacientes en unidades educativas. Para disminuir la problemática, la doctora Valencia aseguró que el Gobierno Municipal ha aprobado la construcción de un centro especializado  de lucha contra la venta de sustancia controladas al raleo, así como también de los psicotrópicos cerca de los colegios. El jefe departamental de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico,  Tte. coronel Paúl Saavedra, que organiza la movilización contra las drogas desde hace siete años, informó que ya capacitaron más de 30 mil niños, jóvenes y adultos en colegios, hogares e instituciones. A decir de Saavedra, la cruzada ha sido sostenible gracias al apoyo de las instituciones locales así como también de los medios de comunicación. A su turno, la comandante departamental de la Policía, Lily Cortez, pidió apoyo a los padres de familia y aunar esfuerzos para que la juventud no se eche a perder en el consumo del alcohol y el tabaco.
Por su parte, el director departamental de Educación, Hermenegildo Cruz, destacó hoy la participación de miles de jóvenes estudiantes de colegios fiscales y particulares. "Estamos más que complacidos por la masiva asistencia de nuestra juventud que hoy le dicen un rotundo no al consumo de las drogas en Santa Cruz.  Aunque la convocatoria fue masiva y se observó la unión de las autoridades para luchar contra las drogas, ellas admitieron que todavía falta llegar con los programas y proyectos de prevención a todos los colegios del departamento de Santa Cruz. “Queremos trabajar juntos en la lucha frontal contra las drogas, especialmente en la parte preventiva y en la persecución de los expendedores de sustancias controladas”, resumió Valencia.
Desde césped
Sol y animación en la cancha, desorden y bulla en las graderías
Animación. Estuvo a cargo del radialista Reyes Seleme, la conductora de televisión Gill Maby Díaz y los conductores del programa Reel. También animaron grupos musicales locales.
Desorden. Mientras las autoridades hacían uso de la palabra la mayoría de los estudiantes hablaba y no dejaban escuchar las palabras de circunstancias del evento.
Participantes. Más de 70 colegios fiscales, privados y de convenio estuvieron presente  en el evento.
Auspiciadores del evento. Editorial Día a Día, que edita el periódico El Día y Sol, fue copatrocinador de la movilización.
Punto de vista
César Guedes
El Representante de la Oficina de NNUU
"Vamos a capacitar a 100 mil estudiantes en los colegios"
"Debido  la problemática que ha surgido en los colegios donde se han encontrado a estudiantes consumiendo drogas, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), ha iniciado la ejecución de un programa de prevención. El proyecto ya empezó hace cuatro meses y consiste en la capacitación de estudiantes sobre el consumo de drogas; de igual manera se está trabajando con los profesores y administradores de los colegios y con los padres de familia. Nuestra meta es capacitar a 100 mil jóvenes en todo el departamento de Santa Cruz, con el  financiamiento con la cooperación internacional de España y Brasil. Si bien no existe en Bolivia un observatorio sobre el consumo de drogas en estudiantes de los colegios,  solo hay datos desde el 2008 que no son elevadas en comparación con lo que está ocurriendo ahora. Estamos  muy preocupados".

martes, 23 de octubre de 2012

las narcojefaturas no tienen porqué instalarse en Bolivia, se manejan via la webb y funcionan al estilo castrense con tácticas y estrategia militar. Mario Rueda


Las narcojefaturas no tienen necesidad de instalarse en Bolivia, como lo están en México y Colombia. Les basta con enviar a sus operadores
Actualmente, el narcotráfico es un negocio que desde México y Colombia, poderosos “carteles” dirigen a escala transnacional. Tienen bajo su control las fases de producción, acopio, transporte y comercialización de las drogas. Disponen para ello de redes cuyas puntas terminales llegan a cada uno de dichos espacios.
En México sobresalen las temidas bandas “del Golfo” y los “Zetas”. Hasta no hace mucho, ambas tenían las pupilas bien puestas en el mercado norteamericano, hacia el cual contrabandeaban el mayor porcentaje de la cocaína fabricada en Colombia, Perú y Bolivia. Europa está ahora en la mira de su narcocatalejo. No es casual este cambio de enfoque, sino resultado de una creciente baja del consumo de la “blanca” entre los gringos de la potencia del norte, a la que acompaña un descenso en el precio de la droga. En cambio, en los países europeos, con España a la cabeza, la cocaína se encarece y el consumo aumenta.
Los carteles colombianos “Los Rastrojos” y “Norte del Valle” (herederos del extinto “Cartel de Medellín”) cierran ahora filas con los mexicanos “Del Golfo” y “Los Zetas”, para sacarle todo el jugo posible al mercado europeo. Actualmente, al viejo continente va más del 80 por ciento de la cocaína que producen Colombia, Perú y Bolivia, mientras el 20 por ciento restante se reparten Estados Unidos y países del Asia. Otro de los alicientes para tales bandas es el bajo precio de la cocaína elaborada en Bolivia (3 mil dólares el kilo) frente a los 39.000 dólares que se paga por igual cantidad en Europa.
Los carteles mexicanos y colombianos cuentan con “Comandantes en Jefe” y toda una estructura de “Estado Mayor” que al estilo castrense, en el marco de tácticas y estrategias, a escala nacional e internacional, definen rumbo y tipo de operaciones a tomar y ejecutar, respectivamente. No se excluyen de estos esquemas tareas de inteligencia (espionaje, infiltración en sectores políticos, policiales y sociales).
Lo tienen todo tan bien organizado y previsto que no confrontan necesidad alguna de instalarse en forma directa en ninguno de los países sudamericanos involucrados en el circuito coca-cocaína. Digitan el negocio a través de “operadores” (colombianos, principalmente) encargados de la adquisición de materia prima (coca), de su transformación en droga y posterior contrabando en el exterior.
Para la elaboración de la droga instalan fábricas sujetas a tecnología de punta, a las que generalmente camuflan en la selva. Disponen de los suficientes recursos con los cuales habilitar pistas de aterrizaje para avionetas destinadas al contrabando de droga.
Las narcojefaturas, así como sus estados mayores, no tienen necesidad de instalarse en Bolivia, como lo están en México y Colombia.
Les basta con enviar al país a sus operadores para dirigir a control remoto, pero totalmente idóneo, todas las fases del execrable negocio.
El autor es periodista

domingo, 21 de octubre de 2012

si lo que afirma Carlos es cierto, que no lo dudo, 100 mil jóvenes en Santa Cruz estarían consumiendo marihuana diariamente. padres de familia, educadores, religiosos, policías tienen que ponerse de pie, "despertar cambas" y exigir por todos los medios la drástica reducción de cocales y otras medidas. un teóretico "control mecanizado" es insuficiente. ciertamente que las cifras provocan alarma


Alarma. 100 mil consumen marihuana en SC

Hace ya un tiempo, en mi programa radial Como somos, denuncié y advertí que las colosales unidades educativas municipales corrían el riesgo de convertirse en espacios de nadie, dando lugar a las pandillas para que se disputen el control del microtráfico de drogas y de armas, porque nunca se preocuparon de analizar las condiciones socioeconómicas de los alumnos ni la conveniencia o inconveniencia de ‘juntar’ hasta cuatro planteles educativos en uno solo, por citar las dos más importantes. Las argumentaciones fueron muchas y no veo sentido repetirlas, sobre todo porque ahora se constata que se tenía base sólida. No fui escuchado porque en el municipio tienen la costumbre de creer que toda preocupación o análisis que se hace en torno a la problemática de la ciudad es por molestar a los ‘hacedores de obras’.
Escucho decir y leo que “las obras valen más que 1.000 palabras”. Me da pena la ciudad, porque me queda cada vez más clara la idea que lo que se quiere en la Alcaldía es poner cemento en todos lados sin preocuparse por el ser humano. Cuando se cuestiona con este argumento, escucho decir que “se construye para las personas” y me pregunto si las escuelas se construyeron para facilitar el trabajo a los narcos, que ahora tienen 1.600 niños (una sola unidad educativa alberga hasta ese número de estudiantes) y jóvenes como mercado potencial, donde antes solo encontraban 400. Estoy seguro de que no era esa la intención, pero también estoy convencido de que no pensaron en esa posibilidad; más bien, no pensaron en nada y eso es lo que debería preocuparnos. Estamos dejando de lado el desarrollo integral; no nos estamos preocupando por la educación (más allá de la escuela) ni por generar o mantener valores de convivencia social.
Por otra parte, el día 15 del mes que corre, el representante de NNUU contra las Drogas y el Delito en Bolivia, César Guedes, expresó su preocupación por la “enquistada actividad ilícita de producción de droga en Yapacaní y San Germán, en el departamento de Santa Cruz”; desde Sin letra chica no nos sorprendimos, porque sabemos que no dijo nada nuevo, dado que nosotros entrevistamos a un morador de San Germán dedicado a la fabricación de cocaína, en calidad de empleado de quienes financian la fabricación del estupefaciente (se fabrica para financiadores en esa zona). De esa investigación pudimos constatar que la fabricación y el tráfico de drogas es parte de la vida de ese pueblo, vecino de Chapare, en lo que hemos denominado la ‘ruta política del narcotráfico’, porque desde las fronteras con Chile y Perú, pasando por Chapare y hasta los dominios de la Ademaf, en la frontera con Brasil, todos esos municipios responden políticamente al MAS y son, curiosamente, los municipios en los que más se nota ‘la prosperidad’ de sus habitantes.
Constatados los dos hechos: el consumo de droga entre los estudiantes capitalinos (de acuerdo al Celin, 100.000 jóvenes cruceños, entre los 13 y 24 años, fuman marihuana, por citar una de ellas); y la fabricación de droga en Santa Cruz. No podemos quedarnos con los brazos cruzados y tenemos que exigir al Gobierno nacional que reduzca la fabricación de cocaína y que corte el circuito de la ruta de la cocaína (claramente demostrable), y a las autoridades locales, Gobernación y Alcaldía, que trabajen en la prevención del consumo de estupefacientes entre la población joven.
No podemos seguir con las barbaridades que se están haciendo desde el municipio, cuando se decide llenar colegios y escuelas con gendarmes municipales y cuando, sin ninguna planificación y criterio científico, se decide ‘comprar’ cámaras de video para colocar en una escuela que recién se entrega; claro, “esa obra vale más que 1000 palabras”, pero la realidad es que pueden llenar de cámaras los colegios y con eso no van a solucionar absolutamente nada, porque eso es intentar ‘comprar seguridad’, cuando lo evidente es que el no consumo de drogas no se soluciona con tecnología sino que se lo trabaja desde la educación y la prevención. Las cámaras no van a hacer que los jóvenes y niños no estén expuestos; a lo mejor van a complicar un poquito la tarea a los narcos, pero ese es su trabajo y van a insistir. Mientras tanto, los niños y jóvenes van a seguir en riesgo.
Como decía Julián: ¿oí camba, estás dormido?





domingo, 14 de octubre de 2012

tétrico. patético el cuadro de sangre y muerte que nos muestra Carlos Mesa del accionar y de lo criminal del narcotráfico y su invocación a debatir el asunto. Ver mi previus.


Previus. Durante años fuí como muchos periodistas protestón ante la arremetida de la política internacional empezando por EEUU contra el narcotráfico. me parecía demasiada violencia, demasiado poder contra el nacotráfico que a su vez redoblaba, adquiría armas y tecnología para oponerse a la represión de tal comercio, porque de eso se trata "de un negocio sucio que mata primero el alma y luego el cuerpo", me costaba entenderlo. más tarde, por mis lecturas e investigación llegué a la conclusión que EEUU actúa de esa manera porque es un signatario de la Convención de Ginebra contra las Drogas y el Crimen, por tanto se justificaba su accionar y a la vez, por la presión si se quiere en contra de lo narco, a través de convenios con países productores de la droga en nuestro caso Colombia, Perú, Bolivia en ese orden por la cocaína, también llegué a entender que han sido, son los signatarios de los convenios con EEUU que han demandado una ayuda en las tareas de detección y de interdicción de la droga y en algunos casos de la hoja de coca, materia prima para la producción de la droga maldita, hasta que...
los muchos años de estar en Escandinavia, mis lecturas y averiguaciones me llevan a la conclusión que son, han sido los movimientos sociales, de los abstemios del alcohol y las drogas, los padres de familia, las organizaciones religiosas y humanitarias, los trabajadores, los estudiantes y los profesionales que le han ido marcando la ruta a la Unión Europea. preferimos una política dura de represión contra el narcotráfico en lugar de lamentar las muertes por sobredosis, los crímenes para conseguir la droga, las atrocidades que se generan por el sucio, mortal mercadeo del polvo blanco.
Lo que quiero decir Don Carlos Mesa es que los primeros que se oponen a la liberalización de la droga, de su despenalización, son los movimientos sociales. Le invito a documentarse a través de los documentos políticos sociales que se han producido sin ir lejos en Escandinavia, particularmente en Suecia donde sin muertes, sin grandes penas, el Estado mantiene a raya a los traficantes que causan la presencia de la droga, la reparten entre la juventud y entre los trabajadores, entre los artistas y profesionales. con penas de prisión severas y mano dura en el momento de la incautación de las drogas, se los mantiene a raya, por ello Suecia si se puede decir de esta manera "tiene la suerte de observar una criminalidad baja en relación al narcotráfico" si comparamos con otros estados. Estos conceptos, bien pueden servir para una introducción al debate. Mauricio Aira, editor.
Carlos Mesa. Un rostro sonriente, un dedo pulgar levantado. Si la imagen no mostrara a un par de soldados a diestra y siniestra del personaje, se podría confundir con una foto casual tomada por un teléfono celular a un hombre más bien joven sin ningún rasgo especialmente revelador, su nombre no interesa, es uno de los capos de uno de los cárteles mexicanos de la droga. Ni él mismo recuerda a cuántas personas mató personalmente y a cuántas mandó matar.
El Ejército mexicano abate al líder de Los Zetas, una de las organizaciones más poderosas del crimen organizado mexicano. A las pocas horas un “comando armado” secuestra su cadáver. Aún muerto es un símbolo. Lo han matado, pero los secuestradores del cuerpo quieren dejar esa muerte en entredicho, o cuando menos demostrar que su poder no ha mermado.
Cabezas cortadas, asesinatos masivos, torturas y vejaciones de cuerpos, la guerra contra el narcotráfico aumenta la violencia y genera una sensación cada día más terrible de inermidad.
Pregunta en un pueblo cualquiera de México a un par de niños de 12 ó 13 años: “¿Qué quieres ser cuando seas grande?”. Uno de ellos responde, sin duda: “Sicario”.
Si alguna vez creímos que las películas de violencia cuentan historias inverosímiles sobre acciones de un sadismo y una brutalidad irreal, hoy sabemos que lo que ese cine muestra empalidece ante la violencia descarnada, ciega, inconmensurable en el horror de la realidad.
Digo México como hace unos años podría decir Colombia y como dentro de unos años espero no tener que decir Bolivia.
Este carrusel demencial en el que estamos inmersos los latinoamericanos, tiene sin duda en la inseguridad uno de sus principales caballitos. La rueda sigue girando y en cada vuelta trae más sangre. A medida que pasan los años, no sólo contamos más víctimas de la violencia, sino que su expresión retrata niveles de insensibilidad y encallecimiento de todos. Quienes matan han perdido cualquier atisbo de humanidad, matan sin pestañear. Muchos le han encontrado el gusto generado por sus pulsiones más hondas.
Tras las balas y los machetes que siegan vidas está una inmensa montaña de dinero, en los cárteles, en los capos de una estructura que ha tocado con su color de rojo intenso a los narcos grandes, pequeños y medianos, a traficantes de armas, a bancos, gobiernos, policías, ejércitos, organizaciones sociales, y por supuesto a consumidores que alimentan al monstruo todos los días y en todas partes. Estructuras gigantescas diseminadas por el mundo que no quieren o no pueden hacer nada para controlar de verdad esta plaga que nos ha penetrado hasta los tuétanos.
A la hora de la verdad, a la hora de las decisiones, la respuesta de las naciones más poderosas del mundo, particularmente Estados Unidos y algunas de Europa, es: la guerra debe continuar, así como está, en los mismos términos del fracaso cotidiano, con las mismas personas poniendo el pecho a las balas. En los últimos 30 años, un continente, el nuestro, ha puesto la mayor cantidad de muertos en el mundo como producto de la guerra contra el narcotráfico, ha visto incrementarse hasta el delirio sus cifras de violencia directa y derivada de esta actividad. Ciudades como Caracas, San Salvador, Tegucigalpa, Ciudad Juárez, o Río de Janeiro, para mencionar unas pocas al azar, viven tragedias repetidas por cientos y por miles, tragedias que se entierran y se olvidan, porque no se puede vivir empapado en sangre toda la vida. Bolivia comienza ya a transitar peligrosamente por esa ruta con muertos en las calles por ajustes de cuentas, mafias crecientes y comunidades enteras penetradas por el delito.
¿Por qué razón tenemos que pagar este absurdo precio y seguir dando vueltas como ciegos sin lazarillo en este camino absurdo trazado por las naciones consumidoras de antaño (ahora el consumo es ya un problema en todas partes)?
La respuesta es muy sencilla, mientras Estados Unidos no modifique su estrategia, nada se podrá hacer. Una estrategia fallida, cargada de doble moral e hipocresía, alimentada por una burocracia que vive de ello y penetrada, como todos los países, pero en la dimensión de su gigantesco tamaño, por los problemas de corrupción, cárteles de la droga (cuyos capos nunca aparecen), traficantes de armas, bancos lavadores y el largo etcétera de este poder apocalíptico.
No debemos descansar hasta lograr una modificación de esta política internacional que afecta de un modo tan directo a América Latina. Es tiempo de que uno de los temas centrales de la comunidad de naciones de la región sea exigir con vehemencia un cambio radical en la dirección absurda de la lucha contra el narcotráfico.  
Sí, de lo que estamos hablando es de comenzar el debate de la descriminalización, despenalización o legalización. Tres niveles distintos, tres respuestas distintas, debatibles y polémicas sin duda. Lo que no es debatible es continuar como estamos. La sangre amenaza con ahogarnos. 
El autor fue Presidente de la República 
http://carlosdmesa.com/  
Twitter: @carlosdmesag 

miércoles, 3 de octubre de 2012

Mario Rueda Peña se ocupa de la coca y de la cocaína de los precios de una y otra de las grandes diferencias de fábrica y de comercialización y finalmente de la tendencia a despenalizarla


La cocaína es una suerte de “oro blanco” para los grandes carteles del narcotráfico que controlan el negocio de la droga a escala intercontinental. Les cuesta solamente entre 1.000 y 2.000 dólares el kilo del repudiable potingue que sus intermediarios fabrican en Colombia, Perú y Bolivia, en tanto que en Estados Unidos, España y otros países europeos, la misma cantidad la venden a precios que oscilan ¡entre los 28 mil y 40 mil euros!
Varios factores determinan que accedan a la gran ganancia que les significa tan espectacular diferencia entre costo de compra y precio de venta. Se tiene, en primer lugar, el bajísimo valor de la materia prima (coca). Luego, el efecto comprensor que genera en la oferta la penalización del tráfico de la droga y las incautaciones policiales del producto. Agrega lo suyo la distancia geográfica entre los países productores y consumidores. Todo esto hace que el precio de la droga se mantenga alto, para solaz de los grandes narcotraficantes.
En términos globales, a escala universal, la lucha antinarcóticos registra avances poco significativos. No fue de mucha ayuda cierta reducción de los cultivos de coca en Colombia, Perú y Bolivia ni el recrudecimiento de las operaciones antinarcóticos, no sólo en estos países, sino también en México, naciones centroamericanas y Estados Unidos. Con estas cercenadas sólo pierden pequeñísimos retazos de la cola esos poderosos leones que son los carteles de la droga que operan desde México, países del Caribe y Colombia.
Organismos especializados estiman que los réditos anuales de las poderosas narcobandas se aproximan a nada menos que a la cifra global de 400 mil millones de dólares, figurando entre los países de mayor consumo de droga Estados Unidos y los del continente europeo, con España a la cabeza.
Últimas evaluaciones sobre el tema hacen rebrotar el debate surgido en los años 80 entre países que producen o consumen la cocaína. Los primeros, igual que antes, le echan la culpa de todo a las naciones a cuyos mercados va a parar la droga, reprochándoles no hacer lo debido para restringir al mínimo la demanda. Los países consumidores, con Estados Unidos y Europa a la cabeza, consideran que las naciones productoras del estupefaciente deben radicalizar sus tareas de interdicción y reducción de cultivos de coca, en las que se hallaría la clave para superar el mal.
Al medio, desde ciertos círculos intelectuales y políticos, los partidarios de legalizar el consumo de la cocaína. Creen que si esto se hace, el precio del estupefaciente caerá en picada y las narcobandas emprenderán la retirada del negocio, tal como lo hicieron en Estados Unidos, en la década del 20, las bandas de mafiosos, tras el levantamiento de la prohibición del alcohol. Un debate que no acaba y proseguirá en adelante.