Un reciente informe de la Oficina de Control dirigido al Congreso de los Estados Unidos advirtió que el narcotráfico ha penetrado con mucha fuerza en Venezuela. Esta situación se debe, fundamentalmente, según se desprende del trabajo, a la corrupción existente dentro del gobierno, del Ejército y de las fuerzas especiales locales que controlan puertos, aduanas y aeropuertos del país, lo que ha contribuido a crear un clima de permisividad, necesaria para los fines de las organizaciones de narcotraficantes.
Sobre este tema, la investigación puntualiza que "según miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) interrogados por el gobierno colombiano, funcionarios venezolanos, incluidos miembros de la Guardia Nacional, han recibido sobornos para facilitar el paso de la cocaína desde la frontera colombiana". También se puntualiza en el informe que Venezuela se ha convertido en el principal centro de distribución de la cocaína producida en Colombia y en el mayor puerto de embarque de la droga, con destino principalmente a los Estados Unidos y España. E indica que, desde 2004 hasta 2007, la droga colombiana distribuida desde cientos de aeropuertos clandestinos de Venezuela se cuadriplicó, pasó de 60 a 260 toneladas por año, es decir, el 17 por ciento de toda la cocaína producida en el mundo en 2007. El tránsito de cocaína que antes se generaba en Colombia, gracias a la colaboración entre los militares venezolanos y la guerrilla colombiana, intensamente involucrada en el negocio, quedó en manos venezolanas a partir de 2004.
Por su parte, el gobierno de Venezuela señala que el país es víctima de un accidente de la geografía, ya que quedó atrapado entre el mayor productor de cocaína del mundo, Colombia, y el mayor consumidor de estupefacientes, los Estados Unidos. A su vez, niega las críticas provenientes de dicho país toda vez que las considera parte de la campaña de descalificación permanente contra las autoridades venezolanas. Incluso, el ministro del Interior, Tarek El Aissami, señaló que la política sobre estupefacientes implementada por el gobierno ha colocado a su país entre los principales del mundo en incautación de drogas y en prevención.
Las cuestiones vinculadas con el tráfico ilícito y consumo de estupefacientes constituyen siempre un problema de Estado que requiere de una firme y decidida voluntad política para ponerles fin. Lamentablemente, según lo demostraría el informe presentado, esa voluntad política parece estar ausente en Venezuela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario