No hay un sitio en el valle libre del narcotráfico. Los traficantes han invadido hasta los lugares más inhóspitos. Hay factorías hasta en la Cordillera del Tunari, las ruinas de Incarraqay, en las alturas de Vinto, en las comunidades de Sacaba, en los suburbios de Quillacollo, en el camino al valle alto, Capinota y en las serranías de Morochata, Pongo, Bolívar y Arque. También hay “narcocasas” en la ciudad de Cochabamba.
Las fábricas depredan cultivos, ahogan el turismo y enfrentan comunidades. Además, colocan a Cochabamba como uno de los principales circuitos del narcotráfico y centro de operaciones de los “narcoclanes”. Se hace droga de alta calidad, se desvía coca para el narcotráfico y se sirve como camino de la cocaína peruana.
Todas las comunidades de las alturas están involucradas, coinciden en afirmar agricultores y policías antidroga. Pantipata es la región más emblemática por contar con más de un centenar de fábricas. Los pobladores dicen que hay hasta 200 factorías, pero la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn) dice que son 100. El fenómeno comenzó en esa zona hace cinco años, pero desde hace dos tiene enfrentadas a seis comunidades.
Saben que la pérdida de sus cosechas es un presagio de la agonía de sus terrenos. Víctor es uno de los tantos agricultores de los alrededores de Pantipata, que combate con vigilias a los traficantes. Le roban tiempo al descanso para interceptar a los “narcos”. Les quitan los precursores, la coca y los vehículos, que a veces son “zapatitos” (vagonetas Noah) y otras taxis.
“Llegaron hace cinco años (entre 2004 y 2005), pero desde que está el Evo no tienen miedo a la Felcn. Antes, venían y les incautaban. Ahora no”, cuenta. Su vida está trastocada por la contaminación que genera el narcotráfico. Antes producía hasta 100 cargas de cebolla y cultivaba gladiolos, pero desde que los traficantes echan sus residuos al río Charingo sólo saca hortalizas podridas. Como por fuera parecen sanas, a veces va y las vende a precio de gallina muerta. Cuando recibe la paga, sale escapando, porque si lo descubren sabe que le devolverán su producto. Dejó de sembrar flores y ahora espera que su cosecha de papa no corra la misma suerte.
Tunari
Detrás de Pantipata está la Cordillera del Tunari. Pese al frígido clima está invadido por traficantes. En las serranías que tienen agua hacen cocaína con el modelo colombiano: coca triturada, molinos a motor y tanques de agua, simplifican la fabricación. Un día y tres personas son suficientes.
En Sipe Sipe, cerca de las ruinas de Incarraqay, cuando el día acaba, la colina que lleva al antiguo reducto quechua se transforma. Hay más tráfico y las casas que están cerca del camino tienen en sus puertas un saco con coca. Ahí se aglomeran los “zapatitos”. Después, se pierden en la subida a Yuraj Molino.
En el pueblo cuentan que los vehículos llevan los precursores y coca hasta cierta parte, donde los esperan con burros o caballos. Las bestias hacen el último trecho, por senderos hasta las fábricas, tan escondidas que sólas conocen los “narcos”.
En Sacaba, se repite la historia. Hay zonas rojas, como Lava Lava. Resalta La Pilla, una comunidad dominada por el narcotráfico. Dicen que hasta el 80 por ciento de sus pobladores cambió el arado por las factorías. La vida es tensa, porque el 20 por ciento que está al margen es hostigado por el sindicato para sumarse. Como en todos los lados los insumos llegan en los “zapatitos”, durante la noche suben por la colina a La Pilla.
Más de 100 fábricas
El “operativo valle” de la Felcn descubrió 101 fábricas de cocaína, 60 pozas de maceración y decomisó 317 kilos de droga en 16 poblaciones del valle alto.
El centenar de factorías podían hacer más de medio tonelada de droga. La Felcn estimó que con el operativo se evitó la producción de unos 520 kilos de cocaína. El “mega operativo” realizado en mayo consistió en la incursión de la Felcn en cuatro etapas, durante una semana.
Recientemente, se reveló que las víctimas del triple linchamiento en Matarani, buscaban el 20 mayo de 2008 un lugar para hacer droga. La hermana de una de las víctimas contó que los jóvenes, uno de ellos del lugar fue obligado por una pandilla que se enteró en la ciudad que él era del área rural y lo intimidaron para buscar un lugar para producir droga.
Pero, mientras exploraban la zona fueron confundidos con ladrones y después de atribuirles el robo de un perol de bronce los victimaron a picotazos.
LAS INCAUTACIONES
• El 21 de mayo de 2008 se detecta al cártel noruego boliviano y en 2009 se concluye la primera fase de la investigación con once sospechosos.
• El 5 de abril se incautó 228 kilos de droga en la tranca de El Locotal.
• El 25 de mayo de 2009 Umopar se incauta 527 kilos de cocaína en un control rutinario.
• El 24 de mayo se incautaron 528 kilos de droga en el marco del operativo “valle”.
• El 9 de junio de 2009 descubren una fábrica en la cordillera del Tunari.
EL TRANSPORTE
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