Ni siquiera está descartado un serio conflicto de poderes. Sucedería si un juez resolviera una medida de no innovar en el trámite parlamentario del blanqueo de capitales. El Senado seguramente no lo acatará y seguirá adelante con una de las leyes que más rápido habrán despachado. ¿Para qué? Para nada o para mucho, depende de qué cosa se sopese. No habrá mucha plata limpia en un país donde Guillermo Moreno está por encima de las leyes y de las circulares del Banco Central. Pero podría haber mucha plata del delito en condiciones de barnizarse de honrada.
El problema del kirchnerismo no es sólo la discusión jurídica sobre la ajustada votación del miércoles último en la Cámara de Diputados. Su conflicto fundamental es que comienza a deshilacharse en cuerpos legislativos que tuvieron abrumadoras mayorías oficialistas en horas mejores que las que corren. Más de 100 diputados votaron contra el paquete anticrisis y la misma cantidad, superada, se repitió en el capítulo específico del blanqueo de capitales. El inexperto Eduardo Fellner, que llevó la sesión como pudo, y pudo poco, terminó reabriendo dos veces la votación, la última para agregarse él mismo. El presidente del cuerpo sólo vota si hay empate o en los casos en que se requiere mayoría absoluta o especial, pero en tal caso tiene que comunicar su voluntad de hacerlo antes de la votación, cosa que Fellner no hizo.
El blanqueo salió de la Cámara de Diputados más herido que la resolución 125 sobre las retenciones a la soja. El resultado también fue ajustado en este caso, pero la diferencia de siete votos a favor del oficialismo nunca estuvo en discusión. Ahora, una presentación judicial de la oposición reclamará una supuesta derrota del Gobierno, porque interpreta que el proyecto necesitaba para su aprobación de una mayoría especial, que no tuvo. Cuestiona también la insistente reapertura de la votación, cosa desde ya prohibida por la práctica y los reglamentos parlamentarios. La votación es siempre una sola, resulte lo que resulte.
El Senado recibió una idea definitivamente herida. Se puede ganar o perder por un voto , anticipó un senador oficialista. La herida no se la causó sólo aquella votación confusa y cuestionada de los diputados; también la maltrata su poca calidad moral. ¿Por qué abrir las puertas del blanqueo a corruptos y, eventualmente, a narcotraficantes? , se preguntó un diputado de histórica disciplina kirchnerista.
La plata buena, la que se fue del país para defenderse de las extravagancias nacionales, no volverá. Los Kirchner han hecho demasiado como para que hasta se cierre el mercado inmobiliario. Nadie quiere vender ahora su casa. Los dueños de viviendas temen que los persigan por todo el país por el dinero que cobraron , aseguró el titular de una de las principales compañías inmobiliarias del país.
Así, ¿quién traerá plata buena si luego no podrá disponer de ella con absoluta libertad? Sólo el dinero mal habido podría acogerse al perdón de los Kirchner, porque es el que necesita el blanqueo a cualquier precio. La impunidad que garantiza el proyecto hará ineficiente, en efecto, cualquier ley preexistente de control de dineros.
La inútil ley se ha escrito cuando la Argentina sufre algunos síntomas como para blindarse frente al narcotráfico. Muertes innecesarias han sucedido en los últimos días en el Gran Buenos Aires cuando fueron acribilladas a balazos personas dispuestas a entregarles todo a los ladrones. La demoledora explicación de esa inservible sangría estuvo en boca del gobernador Daniel Scioli: Los delincuentes consumen mucha droga , dijo. ¿Hay mucha droga en la Argentina? Hay demasiada, según la propia información que suministra el Gobierno sobre el decomiso de centenares de kilos de cocaína.
Países europeos están más preocupados que los Estados Unidos, porque la droga perfora a los norteamericanos por la frontera con México. Desde el sur de América, el trasiego de droga se dirige, en cambio, hacia Europa. Una novedad ha sucedido con el relativo éxito del gobierno colombiano para reprimir a los narcotraficantes y a la narcoguerrilla. La droga ya no sale desde Colombia hacia Europa, sino desde el sur del continente. La droga que se fabrica en Bolivia también va fundamentalmente a Brasil y a Europa.
Desde ya que la Argentina no es México. Mientras aquí se han producido siete y ocho muertes atribuibles al narcotráfico, en México hubo 5400 homicidios en lo que va del año. Pero la preocupación será ya vana cuando se alcancen esos apogeos del crimen. Lo cierto es que el país nunca había descubierto antes envíos tan frecuentes a Europa (sobre todo, a España) de cargas enormes de cocaína, que oscilaron entre los 500 y los 1100 kilo de esa droga.
Catorce escáneres móviles se desplazan por el territorio nacional desde hace poco para detectar la droga disimulada en camiones, camionetas y colectivos. No es poco, pero sucede que tres policías de la provincia de Buenos Aires estaban conversando mansamente con los narcotraficantes cuando tropas de elite de la Policía Federal entraron en una casa donde escondían 750 kilos de cocaína. La cuestión cobra entonces otros ribetes: ¿el Estado fue ya infiltrado por el narcotráfico? La respuesta es clave, porque no hay dinero estatal en condiciones de suplir la generosidad de los traficantes.
Fuentes oficiales aseguran que las tropas de la Policía Federal y de la Gendarmería conservan un grado importante de limpieza frente a ese flagelo. El Estado debe alentar a la policía honesta que lucha contra el tráfico de drogas, pero también tiene que adentrarse en el oscuro universo de las drogas modernas.
Han pasado ya doce años desde que las Naciones Unidas alertaron que el mundo camina hacia el consumo de drogas químicas en reemplazo de las tradicionales de origen vegetal. El mejor ejemplo de esa advertencia en la Argentina sucedió con el reciente trapicheo de la efedrina, una droga para consumo farmacéutico que puede convertirse en éxtasis.
¿Por qué, entonces, abrir las puertas de los bancos cuando había que cerrarlas a los capitales procedentes de cualquier corrupción? Hay cosas que hacen los Kirchner que son inexplicables. Hasta ahora sólo han dictado medidas, casi diarias, para conformar a los sectores medios de la sociedad, con los que han roto las relaciones y la reconciliación, y han descuidado a los sectores más pobres. No les han dado nada, absolutamente nada , se quejó un diputado kirchnerista.
La eliminación de la llamada tablita de Machinea ha sido una concesión a Hugo Moyano, al que el matrimonio presidencial teme más que a senadores y diputados juntos. Vale la pena recalcar el injusto y largo linchamiento que el kirchnerismo le propina a Machinea. El ex ministro debió irse virtualmente del país: las Naciones Unidas lo designaron primero a cargo de la Cepal, donde Kirchner lo siguió persiguiendo, y ahora dicta clases en una universidad en España.
Cuando Machinea asumió la conducción económica del país, después de Menem, el Estado sólo tenía recursos para 45 días. Esa es la historia, tal como fue. Podrá cuestionarse la oportunidad política y hasta la propia herramienta, que luego usaron y agravaron todos los gobiernos siguientes, pero la necesidad fiscal era objetiva y apremiante.
La actual decisión también beneficia a sectores con salarios altos. El delito, en cualquiera de sus expresiones, aumentó exponencialmente en la provincia de Buenos Aires en los primeros nueve meses de este año, comparado con el anterior, según una encuesta reservada del propio gobierno provincial. La marginalidad, la desocupación y la indiferencia de un Estado frívolo están haciendo su trabajo.
¿Por qué? ¿Qué les pasa a los Kirchner? Están encerrados en Olivos, lamiéndose viejas heridas, monologando con disciplinados oyentes y dando órdenes y contraórdenes sin reacciones contrarias. Olivos es un lugar que se presta al aislamiento cuando se quiere estar aislado. La calle más cercana está a trescientos metros de donde viven y trabajan los presidentes. (registrado en la editorial del más grande diario de América del Sur. La Nación de Bs.As., Argentina)
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