El gobierno se mueve en medio de políticas irregulares y situaciones al margen de las leyes. Aquello que dijo el presidente Morales de yo le meto nomás y después que vengan los abogados a acomodar las leyes que sean necesarias, está siendo aplicado como una constante y con un lamentable efecto en nuestro país, sobre todo en materia de derechos humanos y lucha contra la corrupción.
Más allá de las arremetidas que están sufriendo los sectores de oposición y el Oriente de Bolivia en particular, más allá de los planes arrolladores que han hecho del poder Ejecutivo una verdadera maquina topadora, más allá de la complicidad de organismos internacionales como el Unasur, creados exclusivamente para validar lo ilegal y para crear falsas cortinas de humo y fabricar verdades acomodaticias y convenientes a los gobiernos que integran la organización; tal como lo podemos constatar en el informe de los hechos de Porvenir- Pando, que en algunos de sus puntos asemeja una creación fantasiosa y delirante, una pelicula de terror hecha a medida de las necesidades del poder gobernante y fabricada y editada para vender a la comunidad internacional un proyecto en el que las inversomilitudes y fabulaciones se esconden utilizando títulos encubridores como el de "comisión de la verdad", o de "reivindicación de la verdad histórica.
Más allá y más acá de todas estas argucias en las que el gobierno actual nada como pez en el agua, están también los actos de corrupción que pretenden pasar desapercibidos, cotizando en una bolsa de estrategias que ya no consigue tapar el sol con un dedo, que es una especie de todo vale en la que no se habla de los delitos cometidos por los oficialistas.
Y esto es demasiado grave, sobre todo para un gobierno que se planteó y se sigue planteando como de cambio y de transparencia, cuando en realidad ha devaluado tanto el concepto de cambio y transparencia que a pesar de que sigue nadando en el charco, las aguas contaminadas de corrupción terminarán por ahogarlo tarde o temprano.
Este es el motivo por el que el gobierno de Morales está apelando a la fuerza brutal, a persecuciones y represiones que los bolivianos tenían como parte de un pasado irrepetible e irreproducible y que sin embargo ha vuelto con una virulencia insospechada y que avanza y se expande como una epidemia que contagia todo lo que toca.
Tanto es así, que a pesar de que Unasur se preocupó por torcer los hechos para salvar al ministro Quintana y judicalizar al prefecto Leopoldo Fernández y los cívicos, las deformaciones de los hechos son tan evidentes que le quitan toda credibilidad y vuelven grotesco e inservible, el informe.
Mientras la complicidad hace estragos, en medio del charco pestilente se siguen ventilando una seguidilla de hechos de corrupción que ensucian a personeros del Estado directamente ligados al presidente y que no son objetos de investigaciones ni de sanciones.
El señor Linares que ha estafado a miles de famílias pobres y tiene un prontuario de delitos ligados al Estado sigue libre y no lo piensan imputar y ahora el actual prefecto de Pando, sustituto de Leopoldo, el contraalmirante Rafael Bandeira y el minstro Quintana son sindicados de un millonario caso de liberación de mercadería de contrabando, y que por la declaración del propio ex presidente de la Aduana Nacional, Gral. César López, el mismo que fue premiado con el cargo por haber apoyado a Evo Morales en el derrocamiento de Gonzalo Sánchez de Lozada, ha puesto al gobierno contra la pared, declarando que el ministro de la Presidencia Juan Ramón Quintrana ordenó el paso de los 33 camiones de contrabando.
Recordemos que el Gral López fue relevado de su cargo hace poco tiempo atrás, precisamente cuando Quintana se hizo fuerte en Pando y comenzó a ejercer un brutal dominio amparado en el Estado de Sitio. Recordemos también que por la misma época el delegado presidencial del Beni fue grabado cuando le ofrecía a Quintana dos magníficas para que se lo alcen de los bracitos y una cajetilla de "pitillo" (droga).
Todos estos son los verdaderos motivos por los que Pando está cada vez más reprimida y militarizada; por supuesto que es porque el agua está tan turbia y fangosa que ya no pueden ni se animan a salir de ella. (de centa reck en hoy bolivia)
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