La cumbre del AlBA que acaba de concluir en Venezuela fue una renovación de los vínculos entre los gobiernos que postulan el Socialismo del Siglo XXI y que se apoyan y refuerzan mutuamente para sostenerse en el poder y sobre todo para ir expandiendo esta doctrina por el continente Americano.
Es evidente que existe un bloque que está buscando su reafirmación a nivel mundial y que este plantea gobiernos hegemónicos con fuerte poderío militar. Este bloque se manifiesta como una alternativa para cambiar las democracias liberales por regímenes comunistas o comunitaristas que permitan detentar el poder sin riesgo de tener que tolerar la alternancia, puesto que buscan una reproducción absoluta que detentan, razón por la cual en estos regimenes se plantean constantemente denuncias de elecciones que han sido fraguadas o se apunta a la existencia de sistemas electorales que no garantizan ningún tipo de transparencia ni seguridad, situación que lleva a convulsiones sociales que terminan en acciones represivas y muertes como está ocurriendo recientemente en Irán que es parte del esquema que estamos graficando.
En la reciente cumbre de los países del ALBA que se realizó en Venezuela, se volvieron a escuchar los discursos con los que usualmente se desafía a los EEUU de Norteamérica, mostrando una gran animadversión por la cultura occidental a la que se le adjudican todos los males de la humanidad. Las figuras principales de la cumbre fueron los mandatarios de Venezuela Hugo Chávez, de Bolivia Evo Morales, de Ecuador Rafael Correa y de Nicaragua Daniel Ortega, quienes conforman el ala radical del continente en el sentido de que plantean procesos revolucionarios que no admiten un socialismo moderado, sino que siguen y suman profundizaciones ede reformas para que todo se centralice en el Estado que es en realidad una representación política hegemónica concentradora de todos los poderes y decisiones y que no admite alternancia ni libertades garantistas.
Este es el motivo por el que en la cumbre se atacó fuertemente a la prensa libre y la libre expresión que son tomadas como enemigas acérrimas por estos regímenes que adjudican a la crítica en el papel de un adversario que no pueden permitir.
Otra de las características de estos regímenes es la búsqueda de configurar un poderío militar con características de gran exhibición bélica y que infunda temor a través del gran despliegue que puede llegar a tener. Esto es lo que entre otras cosas también se hizo en la reunión de Venezuela, donde en el máximo apogeo de la cumbre se llevó a cabo un desfile militar con características similares a los que se montaban en la Alemania Nazi. El presidente Chávez aseguró en este contexto que la revolución que propende es pacífica, pero advirtió que “no está desarmada, es una revolución armada”. Mencionó también que los soldados exhibían las armas del pueblo y estaban listos para la defensa que impulsan desde sus cuarteles.
El desfile contó con la participaron de más de 250 vehículos blindados, 45 aeronaves y más de 5.200 hombres de la Fuerza Armada Nacional, mientras se identificaba como uno de los enemigos a “la oligarquía pitiyanqui” y el desfile se inauguraba bajo el lema: “Patria, Socialismo o Muerte, venceremos”.
Todas las aguas confluían en un molino movido por propuestas bélicas, donde se podía palpar la disposición permanente para acicatear acciones armadas a fin de imponer a diestra y siniestra “la patria grande Bolivariana”. Podríamos decir que fue en realidad una cumbre de las armas.
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