Nadie sabe, hasta qué puntoMéxico resultó impactado por el narcotráfico y el consumo de drogas en sus grandes ciudades lo que se tradujo en un drástico aumento de la criminalidad en todas sus formas y le perforó su economía, de allí que no nos extrañe el lanzamiento de una campaña de prevención del consumo de drogas incluyendo el alcohól que iremos reproduciendo, sobre todo dirigida a la juventud:
El narcotráfico y el narcomenudeo no pueden combatirse exitosamente si sólo se atienden sus últimas manifestaciones, que son la distribución, el consumo y el manejo de voluminosos recursos monetarios, con su secuela de corrupción e impunidad.
Requerimos la aplicación de una política integral y multifactorial de prevención en el consumo de drogas, pero al mismo tiempo, la puesta en marcha de un programa de prevención social del delito que ponga en movimiento a todas las esferas del Estado con la finalidad de procurar equidad y desarrollo social para toda la población.
Es evidente que el ingreso al mundo de las drogas por parte de los jóvenes en particular y de la población en general, obedece a muy diversos resortes sociales, económicos y psicológicos. Lo que no puede soslayarse es la necesidad de incrementar las tareas preventivas que ofrezcan y promuevan diversos factores protectores que se conviertan en diques para evitar el salto hacia las adicciones.
La clave del éxito de la lucha para minar las bases del narcotráfico y el narcomenudeo radica en gran medida en dinamitar y disolver las causas por las que niños y jóvenes ingresan al mundo de las drogas. Muchas de ellas son variables que pueden controlarse mediante un trabajo conjunto del gobierno y la sociedad.
Una de esas variables es la labor de prevención que pueden hacer los mismos padres a partir del conocimiento de las drogas y sus efectos, la orientación que pueden dar a sus hijos y la información que los propios adolescentes y jóvenes pueden tener al respecto.
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