El Estado judío de Israel ya combina patéticamente el ridículo con la demencia y el genocidio. Después de arrasar con bombas y misiles más de un 70% de la infraestructura de Gaza, de asesinar a 1300 palestinos y de herir a otros 5600, además de matar a casi 400 niños y 200 mujeres, de profundizar a grados inéditos la catástrofe humanitaria producida por el bloqueo, y de no conseguir ninguno de sus objetivos, Israel declaró el sábado un "cese unilateral" del fuego con sus tropas y tanques virtualmente empantanados en la escena de la masacre. En ese escenario, con la resistencia atacando este domingo a las tropas estacionadas, con 12 cohetes palestinos impactando en territorio israelí, y con Hamás dándole a Israel una semana para que se retire de Gaza, Olmert, el primer ministro, terminó de conformar el cuadro demencial solicitando "ayuda" para desarmar a Hamás a EEUU y a la Unión Europea. No es una película sobre historias de manicomios (de esas que suele inventar el Hollywood judío) sino parte de la crónica diaria de un proceso de demencia criminal desatado en Gaza y que sus autores denominan una "guerra de defensa contra el terrorismo".
Es imposible creer que quienes conducen una superpotencia militar con un arsenal de 200 ojivas nucleares hayan destruido a un país indefenso, y masacrado impunemente a su población, para luego disfrazar su huida declarando un cese unilateral del fuego y solicitando "ayuda" internacional para concretar el objetivo que no pudieron conseguir con una operación de exterminio militar de 22 días consecutivos.
¿Una banda de genocidas vulgares, torpes e improvisados manejando una superpotencia nuclear?
Seguramente ni Olmert, ni Livni, Barak o los responsables militares de la masacre (además de no ser juzgados por su crimen de lesa humanidad) jamás van ser revisados por una junta psiquiátrica internacional para determinar que grado de inestabilidad emocional, o que grado de alienación criminal, los llevó a convertir una operación militar de ocupación en un proceso de exterminio irracional e indiscriminado de civiles indefensos.
Literalmente eso es lo que hizo Israel, cuyo primer ministro, Ehud Olmert, declaró (sin ruborizarse) este domingo a la prensa que Israel quiere "retirarse rápido" de Gaza mientras solicitaba ayuda a EEUU y a la Unión Europea para desarmar a Hamás y controlar el "contrabando de armas" destinado a las organizaciones de la resistencia palestina.
Rodeado de los líderes europeos (entre ellos Sarkozy, Brown y Merkel) que viajaron el domingo a Jerusalén para visitarlo Olmert afirmó que Israel no está interesado en permanecer en Gaza y expresó que su deseo es que los soldados salgan de Gaza con rapidez
Las declaraciones de Olmert -una tácita admisión de la derrota de la operación de exterminio- sorprendió al mundo y dejó atónitos a los círculos del poder y a la sociedad israelí quienes habían apoyado entusiastamente la campaña militar para "destruir a Hamás" y terminar con los cohetes palestinos.
Sin ninguna autocrítica por la masacre de 22 días, los medios judíos expresaban el domingo la "consternación" y la incredulidad que mostraban los habitantes de las ciudades israelíes que son blanco de los cohetes palestinos, ante la continuidad de Hamás en el poder y su decisión de darle a Israel "una semana para que se retire".
Pero el absurdo (criminal) no terminó ahí.
Los jefes de Gobierno europeos, Nicolas Sarkozy, Gordon Brown, Angela Merkel, Silvio Berlusconi, José Rodríguez Zapatero llegarán a Israel procedentes de la localidad egipcia de Sharem el Sheij, donde fueron invitados por el presidente de Egipto, Hosni Mubarak, a una cumbre en favor de la "reconstrucción de Gaza".
Increíblemente, y con total impunidad, las potencias sionistas repiten compulsivamente en Gaza lo que ya hicieron en Líbano: Primero dejaron que la aviación israelí convierta en escombros y en una caja de cadáveres a Líbano en 2006 y a Gaza en 2009, para luego llamar a una cumbre por su "reconstrucción".
Luego del pedido de "ayuda" de Olmert, EEUU y la Unión Europea resolvieron estudiar medidas conjuntas para neutralizar el "rearme" y las acciones "terroristas" de Hamás como si las operaciones de exterminio militar de 22 días nunca hubieren existido.
"Estamos trabajando con la comunidad internacional para encontrar soluciones prácticas y concretas al problema surgido con Hamás", afirmó una fuente del ministerio de Relaciones Exteriores de Israel.
"Se necesita un esfuerzo internacional para evitar que Hamás pueda rearmarse y volver a atacar a Israel", recalcó en un discurso de ciencia ficción la cancillería judía.
Mientras tanto, Hamás y los cadáveres de Gaza le daban este domingo un toque de cruel realismo al cuadro demencial del Estado judío y sus socios sionistas.
Las operaciones de auxilio que permitieron la detención de los bombardeos, posibilitaron el domingo el rescate de más de 100 cadáveres sepultados bajo los escombros y se supone que hay muchísimos más, con lo que el número final de victimas es un proceso abierto y sin terminar.
Por su parte, Hamás declaró su propio cese el fuego y le dio a Israel "una semana de plazo" para el completo retiro de sus tropas.
Después de que Israel declarara el sábado la tregua unilateral, Hamás le respondió con 12 cohetes palestinos arrojados contra el territorio de Israel y ataques relámpagos ejecutados contra las tropas israelíes ocupantes.
La lectura de esa acción la tradujo Hamás en un comunicado, el domingo: "El último bombardeo estuvo destinado a enviar el mensaje que somos nosotros mismos los que decidimos cuando hay un alto el fuego y no es una decisión unilateral de Israel".
Mushir Al-Masri, miembro del Parlamento por Hamás, señaló que "Israel no logró ni siquiera uno de sus objetivos y huye de la Franja".
"Hamás y las facciones anuncian un alto el fuego en Gaza inmediato y dan a Israel una semana para retirarse", anunció Ayman Taha, representante de la organización islamica que viajó a El Cairo para mantener conversaciones con Egipto sobre una tregua.
"El enemigo sionista huyó. Los cohetes no se detuvieron. Las organizaciones están vivas, mantienen su capacidad de fuego y (el soldado israelí) Shalit está todavía en nuestras manos", resumió Hamás en su comunicado.
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