Vistas de página en total

jueves, 29 de diciembre de 2011

el jefe de Estado SEEM en lugar de elevar el mensaje de Año Nuevo lanza proclamas con el tema de la hoja de coca al que nos referimos



 Tema reincidente es la hoja de coca
Mauricio Aira
Quién no desea adornar las palabras, decir cosas bonitas, cuando está a punto de nacer un nuevo año acompañado de nuestras esperanzas y alegrías porque sabido es que lo último que muere en el ser humano es la esperanza. Sin embargo y porque estamos inducidos nada menos que por el Jefe del Estado, tenemos que volver al tema de siempre. Las hojas de coca y su interminable secuela de incidentes que persiguen al pueblo de Bolivia como una pesadilla interminable.
El pintor ruso M.Kussov pintó la alegría Cristo y Poseidón

 Difícil precisar cuándo empieza la historia del narcotráfico en Bolivia, porque la hoja es bien conocida desde siempre, desde cuando en el Imperio estuvo dedicada al culto y al consumo de los nobles de alta alcurnia, desde la Colonia cuando los españoles entendieron que el originario se defendía mejor de sus dolencias y resistía el hambre y los largos periodos del laboreo minero. Desde la República, las guerras a las que concurrió el campesino cargando el fusil al hombro y la chuspa de coca colgada al cuello.
La cocaína es algo relativamente nuevo, sabemos que laboratorios Bayer de Alemania la producían para aliviar dolencias estomacales, fue la Bayer que vendió a la Coca Cola el primer producto para fabricar el famoso producto conocido y consumido a nivel planetario y mientras durante los años 70 con la detención de un sobrino de Bánzer por la Aduana canadiense, contrabandeando cocaína se visibiliza su presencia y la exportación ejecutada por el “el Rey de la Cocaína Roberto Suárez”. En 1973-74 surgen los primeros programas antinarcóticos asistidos por EEUU consistente en un Plan de Desarrollo Integrado que marchó bastante bien hasta que el golpe de García Meza en 1980 determinó su suspensión dando lugar al interregno de contar Bolivia con un narco-gobierno y con el “ministro de la Coca Arce Gómez” en medio de incidentes vergonzosos de los que mejor no recordarse.
Lo cierto que a partir de la erradicación con herbicidas “gas naranja” que fue resistida por los colonizadores (ex mineros de Catavi-Siglo XX) que se asentaron en Chapare dándole una organización similar a la de los sindicatos mineros que hasta crearon “el instrumento político para la toma del poder” según su fundador y principal activista Filemón Escóbar que logró poner en la silla presidencial al líder de sus federaciones el originario Evo Morales. La violencia institucional que se fue estructurando post dictadura garcíamezista, produjo una ola de violencia contestataria de los cocaleros que utilizaron al ya entonces diputado Morales como un ariete para perforar los intentos de militarizar la lucha antidrogas. Llegó un momento en que el crecimiento progresivo de las plantaciones de coca llegó de 25 mil hectáreas en 1975 a 200 mil 10 años después. En 1992 se llegó a sembrar 220 mil hectáreas entre Yungas y Chapare y la erradicación era apenas de 7.000 he./año, se había producido lo que Federico Aguiló llama “el maremoto del narcotráfico” en Shinahota, Villa Tunari, Ivirgarzama, Eterazama, Valle Ivirza, Ichilo y ya para entonces quechuas y aimaras se lanzaron al Parque Isiboro Sécure sobre territorio Yuracaré y para convertirlos en pisacocas o huir de sus territorios originarios. La coca está también Cliza, Toco, Punata, Sacaba, Tiraque, se produce allí sulfato base. Durante otros 10 años se produjeron escaramuzas en la “champa guerra cocaleros Umopar, DEA” con un número notable de muertos, desaparecidos y heridos, algunos de esos incidentes como el asesinato de los esposos  Andrade (teniente de policías y su esposa) salpican al propio Evo Morales hasta tanto los incidentes no sean del todo esclarecidos.
Cuando no habló EM de Chile y el Mar, habló de la coca y del acullico desde Macchu Picchu , presagiando una lucha sin cuartel hasta lograr la “descriminalización de la hoja de coca” lo que no se dará porque no son palabras ni discursos floridos que los 94 países miembros de la Convención de Ginebra que la suscribieron quieren ver sino los hechos (la fakta) en lenguaje coloquial. No existe hasta el día de hoy un informe científico inobjetable de universidad alguna o institución solvente que avale el supuesto “valor nutritivo e inofensivo” de la hoja. Por tanto al anunciar “batalla por la despenalización” sólo se está introduciendo la “violencia germinal”. Factor de peligro para Bolivia que por acción de su Presidente quiere borrar de la memoria colectiva. No podemos advertir entonces en esa actitud, ninguna señal positiva de mejores días.

viernes, 23 de diciembre de 2011

miles de luces adornan la Navidad en Cochabamba (texto y fotos de OPINION)


La ciudad de Cochabamba tiene un atractivo especial en las noches. Millones de foquitos adornan plazas y fachadas de empresas, viviendas y pesebres. Los niños y niñas son los más entusiastas para salir y recorrer diversas zonas de la ciudad. Por ello, las decoraciones incentivan, de forma indirecta, la unión familiar.

La Alcaldía de Cercado, que en años pasados lanzaba concursos de iluminación y de pesebres, decidió suspender esa actividad desde este año, porque sólo participaban quienes contaban con más medios económicos.

El jefe de Fomento al Arte y Prácticas Culturales Alfredo Coca informó que este año se dedicaron a fomentar los festivales de villancicos en las comunas. 

La actividad logró el entusiasmo de los vecinos y acercar la Alcaldía a la gente. “La población antes se veía del palco y los festivales de villancicos son positivos para la familia”, dijo.

En los festivales, los vecinos se suman con festejos para los niños y niñas.

13 es el distrito que 

celebrará hoy, a partir de las 9 de la mañana, el Festival de Villancicos. El evento será en la comuna Tunari, en Taquiña Chica donde concluye el recorrido del taxitrufi 123.

Estará la estudiantina Cochabamba, el teatro Trono y la Orquesta Sinfónica, entre otros grupos. Similares eventos se cumplieron en otras comunas desde el pasado lunes. Por otra parte, la Casa Comunal de Pacata organizó para hoy a las 8:00 un encuentro de niños y niñas por Navidad.

sábado, 17 de diciembre de 2011

El Deber está mostrando la trampa en que cae Evo, defiende el akullicu, yungueños dicen la nuestra es para tal, la chapareña es excedentaria no merece ser defendida. interesante puntuación

Los cocaleros de Chapare, que asistieron a la ‘cumbre social’ convocada por el Gobierno, exigieron que el cultivo legal de la hoja se duplique, mientras que los pueblos indígenas reunidos en Santa Cruz plantearon la necesidad de que los cocaleros del país paguen impuestos y se haga un referéndum sobre la expansión de sus cultivos.
Por otro lado, los cocaleros de los Yungas de La Paz le piden al presidente Evo Morales que acepte someter el tema de la coca y su cultivo a exámenes rigurosos y a un referéndum nacional, pues sostienen que la hoja de Chapare no sirve para el consumo en forma de acullico.
El Gobierno no ha respondido a estos desafíos y sólo ha repetido, en Cochabamba, su prédica a favor de la despenalización de la hoja de coca, que es considerada una droga en sí misma por la ONU.
De parte del Gobierno, también se conoció el pedido de autorización para que la Fuerza Aérea Boliviana (FAB) pueda derribar avionetas que estuvieran llevando droga en el territorio nacional.
Todo esto muestra que la cuestión de la coca se ha convertido en el eje de la política y la economía de Bolivia, pues dos ‘cumbres’ simultáneas la tuvieron como tema central de sus deliberaciones.
Por lo demás, la presencia de mafias internacionales que han convertido a Bolivia en uno de los países más inseguros de la región, es algo tan grave como que las naciones vecinas están tomando medidas para establecer una especie de cuarentena sobre el país, para protegerse de las drogas que exporta por todos sus costados.
Los pueblos originarios del oriente y del occidente, reunidos en Santa Cruz, además de los cocaleros de Yungas, están señalando un punto neurálgico de la realidad boliviana que no se puede ignorar.
La coca que no se usa en el acullico es un problema para Bolivia y para todos los países vecinos. Ha hecho que crezca la delincuencia y con ella la inseguridad.
Es sabido, como lo sostienen los cocaleros de los Yungas, que la hoja producida en Chapare no sirve para el uso tradicional, sino solamente para la fabricación de droga.
El desafío de los cocaleros yungueños tendría que ser tomado con mucha seriedad por todos los bolivianos , en lo posible, convertido en un referéndum nacional.
El Gobierno está en su derecho de plantear la despenalización del acullico de coca. Pero al hacerlo está reforzando, quizá sin saberlo, la tesis de quienes sostienen que el acullico sólo es posible con la coca de Yungas.
Si hay una coca que no sirve para el acullico, habrá que eliminarla por completo, es la conclusión inevitable de este debate.
Es demasiado alto el precio que están pagando los bolivianos por el hecho de que el Gobierno defiende la coca de Chapare. El país se ha convertido en el paraíso de las mafias internacionales y los vecinos han comenzado a levantar barreras.
El país es mucho más importante que los cultivos ilegales de una hoja. El futuro de Bolivia no puede ser puesto en peligro por culpa de una droga.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Jaime Liendo retrotrae la historia de la hoja de coca, sus usos durante el incario y la colonia y el pedido de Evo "para repeler" el narcotráfico. No sabe acaso que la primera ayuda es dejar de producir la hoja? al contrario la aumenta

Históricamente el problema de la coca, más propiamente su consumo mediante la masticación se remonta a los primeros años de la conquista española de la geografía que abarcaba al imperio de los incas, donde se conocía desde tiempos inmemoriales las propiedades de la hoja de coca cuyo uso estaba prohibido al consumo del pueblo, siendo solamente autorizado a la nobleza incaica y al sacerdocio en ceremonias completamente reglamentadas y en fechas bien definidas.

También su uso estaba autorizado a los practicantes de la medicina llamados kallahuayas que la empleaban en la curación de enfermos. Hasta hoy día se conocen a los médicos incaicos que aplican la hoja de coca para curar y aliviar diferentes dolencias mediante preparados diversos cuyo ingrediente principal es justamente la hoja de coca. En el imperio incaico, la masticación o acullico de la coca estaba absolutamente prohibido bajo penas muy severas, pues únicamente tenían ese privilegio los sacerdotes y la nobleza en ceremonias bien precisadas; mas cuando llegaron los conquistadores establecieron el acullico en horarios señalados para los mitayos (esclavos para trabajar las minas y los campos) en su jornadas de duro trabajo, ya que el consumo de la coca mediante la masticación les mitigaba el hambre, la sed y el cansancio. Posteriormente, desde la independencia, la costumbre inculcada por los conquistadores, continuó y se hizo una necesidad en el mundo indígena principalmente, hasta que las nacientes mafias de narcotraficantes extranjeros llegaron a Bolivia para enseñar a los campesinos de los Yungas y el Chapare, zonas aptas para la producción de la coca, la fabricación artesanal de la “pasta básica” con alto contenido de cocaína; para ello adelantaron dinero en dólares americanos a los agrarios quienes ilusionados con este nuevo “negocio”, proliferaron junto a otros individuos dispuestos a enriquecerse rápidamente. 

Lo dicho brevemente fue el comienzo de un boom económico en las zonas cocaleras que incrementó el cultivo de la coca, de doce mil hectáreas autorizadas a más de treinta mil actuales, convirtiendo a Bolivia en el tercer productor internacional de droga cocaína, ya que de las factorías artesanales se pasó rápidamente a la producción industrial que hoy por hoy se establecen en los lugares más increíbles del territorio nacional, por lo cual debido al inmenso poder económico de los narcotraficantes han rebasado a la capacidad del Gobierno para luchar contra las mafias nacionales y extranjeras dedicadas a la producción y comercio de la droga cocaína.

Lo realmente triste de esta situación es que el consumo de cocaína se ha incrustado en el comercio local induciendo cada día a más bolivianos de toda condición al consumo de la droga que en Bolivia está al alcance incluso de las clases populares y por ello la juventud boliviana ha entrado en los mismos vicios delincuenciales que en los países ricos que son los mayores consumidores de la cocaína que produce un índice de delincuencia que jamás se había visto en Bolivia, pues los periódicos están llenos de horrorosos crímenes producto de los adictos a la droga que por conseguirla delinquen cometiendo increíbles actos delincuenciales. En la reciente Cumbre Plurinacional del MAS, el Presidente ha reconocido la incapacidad de los estamentos nacionales encargados de la lucha contra el narcotráfico y ha pedido a la comunidad internacional una ayuda en tecnología moderna y provisión de elementos sofisticados para actualizar a las fuerzas antinarcóticos bolivianos a fin de erradicar de la nación boliviana los males de la droga que ya han rebasado el control especialmente en el consumo de cocaína de la propia juventud boliviana. 

miércoles, 14 de diciembre de 2011

tal cual solicitamos en nuestros textos ahora los indígenas de 34 "naciones" piden que la coca pague impuesto nacional. SEEM y el MAS resisten la iniciativa "por el control que significaría"

La Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (Cidob) y el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (Conamaq), plantearán en la cumbre social paralela que efectúa en Santa Cruz que se realice un censo que defina la actual cantidad de cultivos de coca y que en función a esaos datos se impongan tributos a ese negocio.



El presidente de la Cidob, Adolfo Chávez, dijo que en la cumbre social se pondrá a consideración esta propuesta para que exista un mejor control por parte de las autoridades no solo departamentales sino municipales para la venta de la hoja de coca.



“Proponemos que se haga un censo al cato de coca para que de esa forma puedan también tributar. Al mismo tiempo este censo va a permitir que en las ciudades capitales de los departamentos haya un mejor control con los gobiernos municipales y departamentales al momento de vender la coca. Eso nos va permitir saber a ¿dónde va la coca?. No puede ser que un determinado sector no tribute y sea el más beneficiado, estos temas deben ser evaluados en estas mesas”, sostuvo Chávez.



En tanto, el dirigente de la Conamq, Rafael Quispe, afirmó que los estudios realizados anteriormente señala que la coca del chapare no sirve para el consumo y propone un referéndum para definir el destino de los cultivos ilegales.



“Va a ver varias propuestas como el tema impuestos. Nosotros decimos ante eso que haya referéndum que debe cumplir la coca ilegal, seguramente se debe hacer un control. Estamos poniendo en riesgo no solamente nuestra juventud, nuestro hijos están cada vez en esa debilidad de caer a las drogas”, dijo Quispe.



Los cocaleros del trópico de Cochabamba pidieron, en el marco de la cumbre social de Cochabamba, que se eleve el incremento de la producción de los cultivos de la hoja de coca en estas zonas de 12 mil a 20 mil hectáreas, a través de la modificación de la ley 1008.



TIPNIS



Los representantes de la Cidob y el Conamq aseguraron que no permitirán la modificación de la ley corta que prohíbe cualquier construcción de carreteras por medio del TIPNIS, como sugieren los sectores que acudieron a la cumbre del MAS en Cochabamba.



“Justamente nosotros no podíamos recibir una puñalada por la espalda, esa intensión está de parte del legislativo que fue presenta un senador del MAS, nosotros nos sentiremos firmes con las decisiones que han tomado las bases y se trata de defender el territorio halla en la selva lo vamos a hacer”, afirmó el líder de los indígenas Adolfo Chávez.

no lo dice la oposición. son las agencias como la AFP que confirman el destino de la cocaína boliviana hacia Brasil donde el número de consumidores aumentó en forma dramática y abrupta.

Según una investigación del diario Valor publicada este lunes, más del 50% de la cocaína que se procesa en Bolivia, tercer productor mundial, tiene como destino Brasil.
"Brasil pasó, en los últimos diez años, de país de tránsito a un país de consumo" de cocaína, dijo Murilo Vieira, funcionario diplomático de la embajada brasileña en La Paz.
El país sufre "el efecto colateral" de haber sacado de la pobreza a 30 millones de personas, que se convirtieron en consumidores de clase media en la última década, agregó Vieira, citado por Valor.
"La llamada nueva clase media pasó a tener acceso a la cocaína y a una droga relativamente barata que es el crack" (residuo de la cocaína), señaló el diplomático.
A raíz del aumento del consumo en Brasil, "mafias colombianas, mexicanas, peruanas y brasileñas comenzaron a establecerse en Bolivia para exportar la droga" a territorio brasileño, según Valor.
"Entre un 60 y 80% de la cocaína boliviana tiene como destino el mercado brasileño, estimado en unos 900.000 consumidores", lo que convertiría al país en el tercer mayor consumidor de esa droga detrás de Estados Unidos y la Unión Europea, indicó.
El control por las rutas del narcotráfico ha desatado en Bolivia una lucha entre grupos mafiosos, a "veces violenta, a veces no tan violenta, pero donde juegan todas" las organizaciones, dijo a Valor Douglas Farah, investigador del Centro Internacional de Evaluación y Estrategia en Estados Unidos.
Bolivia, tercer productor mundial de cocaína después de Perú y Colombia según la ONU, suscribió a principios de año un acuerdo con Brasil para combatir el tráfico de droga con aviones no tripulados brasileños.
La semana pasada, el gobierno brasileño reconoció que enfrenta una "epidemia del crack" a causa de la explosión del consumo de esa sustancia, y anunció una ofensiva que combina atención médica a los consumidores y un fuerte combate al tráfico en las fronteras.
En 2010, la policía federal brasileña incautó casi 28 toneladas de cocaína (pasta, clorhidrato y crack) y 154 toneladas de marihuana. Hasta agosto de este año había decomisado 15 toneladas de cocaína y 87 de marihuana, dijo un portavoz de la policía federal.
l AFP l

sábado, 10 de diciembre de 2011

La Prensa insiste en su patriótica denuncia. en Bolivia están operando cárteles de México y el gobierno pretende ignorarlo. el silencio oficial infunde sospechas, todos los signos coinciden.

Lo venimos enunciando a través de esta página editorial, los carteles internacionales de la droga han visto a Bolivia como un centro estratégico para el tráfico ilegal de estupefacientes. El Gobierno, por su parte, ha hecho grandes esfuerzos para minimizar la existencia de los mismos en territorio nacional. Después del informe presentado por la Drug Enforcement Agency (DEA) al Senado de Estados Unidos de Norteamérica, donde se determina, en función de las investigaciones que realiza esta agencia antidrogas, que en el país radican carteles de la mafia mexicana —cuyo objetivo es traficar cocaína peruana y boliviana hacia el Brasil, Argentina, Chile, Paraguay y posiblemente otros Estados—, seríamos irresponsables en no considerar este hecho.
Lo que nos preguntamos es si era realmente necesario un documento de esta naturaleza para iniciar una seria y objetiva investigación sobre la existencia de carteles en el Estado Plurinacional. ¿Por qué se viene negando una realidad que estuvo siempre frente a nuestras narices?
La proliferación de los cultivos de la hoja de coca en diversos puntos del país, inclusive en el Parque Nacional Isiboro Sécure —que goza de protección jurídica por su condición de reserva natural—, es una primera advertencia respecto del incremento de la producción de cocaína en Bolivia. La propagación de la violencia armada en las calles de las principales ciudades del país, definitivamente, es una alarma. Los asesinatos a plena luz del día. La ola de balaceras que han terminando con muchas vidas. Los múltiples, repetitivos y sistemáticos ajustes de cuentas, han sido un mensaje claro de que algo turbio se gesta en nuestro territorio. La presencia de extranjeros, de delincuentes de alto vuelo de variadas nacionalidades, constituye otro indicador de que grupos peligrosos rondan las urbes. ¿La cantidad de automóviles último modelo de las más variadas marcas, así como el aumento de prostitutas internacionales (de alto vuelo), no son acaso sinónimos del modus vivendi de estos criminales? ¿Por qué se pretende tapar el sol con un dedo? ¿Cuál el afán de rechazar la tesis de que los narcotraficantes radican ahora en Bolivia?
El silencio de las autoridades de turno ya no genera incertidumbre. Al contrario, lo que se calla termina por confirmar la presencia de estos carteles. El silencio, en este caso, no es la mejor respuesta. Más que una explicación, que una justificación o una apología, lo que la ciudadanía merece es la ejecución de una serie de políticas públicas destinadas a combatir, con rigurosidad, a estos carteles. La presencia del Gobierno en la solución de este complejo problema es de vital importancia y, hoy por hoy, las principales autoridades brillan por su ausencia.

jueves, 8 de diciembre de 2011

la DEA afirmó que los carteles de México se están moviendo hacia Bolivia y Perú. el gobierno lo niega. el hecho es que se dan señales muy graves de esta criminal presencia (El Deber. SC)

Poco a poco, conforme aumenta la inseguridad en nuestras ciudades, llegan las noticias sobre la presencia de mafias de narcotraficantes que han elegido Bolivia como su centro de operaciones.
Las informaciones comenzaron dando cuenta de que 3.000 narcotraficantes colombianos se trasladaron a Bolivia en los últimos años, lo que se confirmó con la detención de algunos de ellos por la Felcn.
También surgieron noticias sobre la presencia de agentes de la organización criminal brasileña Comando Vermelho, igualmente confirmadas por la detención de algunos de ellos. Lo mismo ocurrió con las informaciones sobre la llegada de narcotraficantes mexicanos, representantes del Grupo Zeta y de grupos de peruanos pertenecientes a Sendero Luminoso.
Lo último se ha dado en días pasados. Tres ciudadanos rusos fueron capturados en el país, donde operan desde hace pocos años vinculados a actividades relacionadas con juegos de azar.
Todas estas informaciones, una por una, fueron motivo de desmentidos de parte del Gobierno, que descarta toda posibilidad de que los cárteles internacionales hayan ingresado a Bolivia.
Lo curioso es que mientras se desmienten estas informaciones, la inseguridad ciudadana se dispara en todas las ciudades del país, sobre todo en aquellas que están en la ruta de la salida de la droga hacia los principales mercados de consumo, como Brasil.
Santa Cruz de la Sierra es la ciudad donde más casos de violencia se han dado en las últimas semanas, como demostración fehaciente de que las mafias internacionales, todas ellas muy violentas, han llegado al país.
La captura de los rusos fue, precisamente, resultado de una investigación policial para dar con los responsables del asesinato, en forma de ajuste de cuentas, de un ciudadano que algún nexo tenía con ellos.
Pero no solamente se da la violencia en las actividades de exportación de droga, sino también en el tráfico interno, dentro de las ciudades del país, donde las organizaciones que trafican con cocaína se disputan los mercados de consumo.
También hay casos de violencia entre los productores de la materia prima de la droga, es decir de los cocaleros, que protagonizan enfrentamientos con los pueblos originarios que desean preservar sus tierras libres de la hoja de coca.
Los cocaleros de Yungas exigen que el Gobierno haga respetar la ley por la cual la única región de Bolivia autorizada a producir coca es la de ellos, pero los cocaleros de Chapare insisten en que no van a renunciar a cultivar la hoja.
Los cocaleros de Chapare protagonizaron hechos de violencia contra las fuerzas de erradicación. Uno de los casos más sonados fue el asesinato de los esposos Andrade en 2000, además de cuatro oficiales de la Policía, en un hecho que todavía no se ha investigado de manera suficiente. Hay testimonios sobre ese hecho que no fueron tomados en cuenta para hacer justicia a la fuerzas policiales del país.
Pero lo que hoy sacude a los bolivianos es la presencia de las mafias internacionales que han traído sus costumbres violentas ahora que están convencidas de que Bolivia se ha convertido en el país donde la actividad vinculada a las drogas tiene muchas posibilidades de realizarse.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Manfredo Kemp compara "la doctrina de Seguridad Nacional" y el narcotráfico que está provocando los más graves problemas de inseguridad al demorar la suscripción de convenios con Brasil, UE, USA. peligro!

La doctrina de la Seguridad Nacional aplicada por los gobiernos militares en las décadas de los '70 y '80, ya ha sido suficientemente rebatida, revisada y sancionada por quienes fueron víctimas de una política que, innegablemente, impulsaba Estados Unidos. Por entonces el enemigo en la mayoría de las naciones del continente era el comunismo, la izquierda radical. Ardía la Guerra Fría y los militares al sur del Río Grande sabían que había que enfrentar al enemigo común – los pro soviéticos, cubanos o  chinos – o tenían que desmontar de sus cabalgaduras, colgar sus sables, e irse a sus casas. El Tío Sam no se andaba con vueltas para castigar a los desobedientes.

Ahora que la Guerra Fría ya se ha superado – aunque las guerras calientes proliferan  – la doctrina de Seguridad Nacional está archivada, reducida a polvorientos expedientes de subversivos, guardados en algún cuartel. Ya no preocupa para nada la izquierda, ni Rusia, Cuba o China. Muchos murieron inútilmente convencidos de una causa que fracasó. La posibilidad de guerrillas o terrorismo urbano no cuenta, salvo en la sufrida y heroica Colombia, que, como algunos diabéticos, ha aprendido a convivir con la enfermedad, sufriendo lo menos posible.

Una política de Seguridad Nacional  es la que debe aplicarse ahora contra el narcotráfico. Mucho más grande que el pavor rojo de hace unas décadas, es hoy el pavor blanco de la cocaína. La diferencia entre ambas cosas es abismal, porque una cosa era para el Estado combatir contra grupos de idealistas que podían estar extraviados en su búsqueda del “hombre nuevo”, y otra muy distinta enfrentar a negociantes del crimen, a aquellos que hacen fortunas inmensas a costa de envenenar a todos, dispuestos a matar sin ningún miramiento. Muchos más muertos ha habido en Bolivia por mano de narcotraficantes en sus ganstériles ajustes de cuentas, que lo hecho por los “subversivos” que luchaban errados por crear aquellos míticos cien Viet Nam en Latinoamérica.

Ahora sí que, con la producción de droga, Bolivia está amenazada de verdad. Con la diferencia de que no existen unas Fuerzas Armadas que defiendan al Estado. Es más, con unas FFAA acobardadas, con mandos escépticos, sumisos, sin norte, prescindentes de lo que acontece en el país. En esas condiciones, frente a una Policía escasa en medios y desacreditada, los narcotraficantes han encontrado su Paraíso. A tal extremo se imponen los cárteles narcotraficantes en nuestro país que ya causan una inmensa alarma en el vecindario. Una alarma muy peligrosa para Bolivia porque nos ubica a un paso de la interdicción mundial. Ojo que es mejor que nos comparen con Haití por pobres, que con Somalia por pillos.

Eso de que naciones vecinas como Brasil, Paraguay y Argentina desplacen efectivos militares a nuestra frontera o se preparen para derribar aviones sospechosos que salgan de Bolivia es el colmo; que Chile, sin avisar a S.E. por razones más que obvias, capture a un alto jefe policial narcotraficante y que, entre sus prioridades, esté vigilar su frontera con nuestro país para detener el veneno blanco, raya en el bochorno; que las mafias peruanas de la cocaína tengan a Bolivia como puente de paso hacia otras naciones, sonroja. ¿En qué nos estamos convirtiendo? ¿Es que la hoja sagrada nos va a mandar al infierno? Alguien tuvo el talento de definir al Estado Plurinacional en dos palabras: “Estado forajido”.

¡Qué error el que cometió el presidente Lula cuando vino al Chapare! Brasil todavía dependía del gas boliviano y por eso, seguramente, Lula llegó al extremo de aceptar hasta floripondios de coca en el pescuezo, cuando él sabía que en las favelas cariocas se asesinaba decenas de personas diariamente por disputarse la cocaína boliviana. Eso ya no lo haría de ninguna manera la señora Rouseff. Ni lo hubiera hecho tampoco José Serra, quien dijo que la carretera del Chapare al Beni sería la “rodovía de la cocaína”. Ahora miles de soldados brasileños observan la frontera boliviana, pero con una particularidad: con mira telescópica.

Este país está frito. Al paso que vamos nos espera el infierno.  S.E. no quiere firmar el acuerdo con EEUU y Brasil para combatir el narcotráfico. Siempre encuentra pelos en la leche. En el fondo, S.E. teme disgustar a los cocaleros. ¿Qué irá a tratar la “cumbre borrascosa” que promueve el gobierno en Cochabamba? ¿Les preocupará intentar una política de Seguridad Nacional contra los narcos? ¿O el propósito será seguir expandiendo los cultivos de coca hasta engullirse el TIPNIS? Porque en Santa Cruz, por ejemplo, ya nos han copado todo Yapacaní y la reserva forestal del Choré. Es una plaga bíblica la que existe. Y algo que es inquietante, además: el gobierno restringe la exportación del granulado blanco, limpio y dulce que es el azúcar, pero no hace nada por restringir el  polvito blanco y amargo que es la cocaína. Así sobrevivimos.

viernes, 2 de diciembre de 2011

tal cual lo anunciara J. Gramunt, El Deber se hace eco y cree ver "una señal preventiva" que manda Brasil a Bolivia en tema narcotráfico cuando miles de soldados, aviones y transporte se despliegan para ver todo tráfico irregular

No es de modo alguno casual que el gobierno de Brasil enviara nada menos que 6.500 efectivos militares a proteger sus fronteras con Bolivia.  En  tiempos pasados, en América Latina, aquello era el preludio de una emergencia bélica, contingencia que hoy ya no se produce en el continente, ajustado a las normas del derecho internacional en lo que respecta a diferendos en el ámbito de las relaciones bilaterales.
Hay circunstancias específicas que obligan a  Brasil a tan aparatoso despliegue militar.   Algunas son de vieja y otras de reciente data.  Entre las primeras cabe mencionar el drástico incremento del tráfico de drogas  a través de sus  fronteras con Bolivia.  Se trata de cocaína elaborada en Colombia o Perú que, pasando por Bolivia, ingresa al mercado  brasileño, al norteamericano o al de los países europeos, tras un largo y tortuoso recorrido por el Atlántico y el Caribe.  Poderosas mafias o carteles del narcotráfico digitan a distancia este infame trasiego. 
Un oprobioso negociado de alcance intercontinental plantea la necesidad de combatirlo en la misma escala, dentro de rigurosas normas de cooperación. Por eso, Brasil se asoció a Estados Unidos en el combate contra las drogas. Tiene con la potencia del norte un tratado para una acción común contra el mal, tanto en lo que respecta a información como planificación de operativos.
La incorporación de Bolivia a tal cooperación bilateral, en el marco de un acuerdo tripartito, era una cuestión clave para Brasil, puesto que seguimos siendo uno de los países de mayor suministro de materia prima para los fabricantes de la droga. Chapare se ha convertido en  un enclave de poder social y político, al cual el Gobierno central halaga con ampliaciones de los cultivos de coca.  Los fabricantes de droga se instalan inclusive en parques naturales y en diversas regiones del país.
Resultado: el narcotráfico golpea al Brasil con más fuerza que nunca, obligándole a endurecer las fórmulas dirigidas a contenerlo o, por lo menos,  restringirlo a proporciones que no revistan peligro. Una de esas recetas era la acción trilateral de Brasil, Estados Unidos y Bolivia contra la nociva actividad. Inicialmente, el Gobierno boliviano se mostró dispuesto a suscribir el respectivo  acuerdo tripartito, lo cual debía ocurrir el 17 de noviembre, pero después optó por dejar en suspenso el asunto, alegando razones poco atendibles, como la alusiva a su obligación de “velar por la soberanía y dignidad nacionales”, como si una acción trinacional contra las mafias del narcotráfico tuviera semejante efecto.
Por el contrario, la inserción boliviana en la lucha internacional contra el narcotráfico no hace sino fortalecer su imagen y prestigio en el exterior, que ahora son ostensiblemente ensombrecidas por la magnitud sin precedentes que el mal alcanza hoy entre nosotros.
El desplazamiento  militar de Brasil a sus fronteras con Bolivia es una fuerte señal de alerta que el Gobierno debiera tomar muy en cuenta.  Es absolutamente necesario tener con el poderoso país vecino muy buenas relaciones, signadas de cooperación sostenida en cuanto tenga que ver con problemas comunes. Uno de ellos, acaso el más sensible, es el narcotráfico.