Cuando comienza el debate entre el gobernador de Santa Cruz y el vicepresidente de la república, surgen algunas noticias sobre la creciente presencia de la droga en la realidad boliviana, noticias que podrían contribuir al debate.
El diario londinense “The Guardian” informó de la existencia de un bar paceño donde hay venta libre de cocaína. En el menú hay cocaína normal y fuerte, que cuestan 100 y 150 bolivianos el gramo. Dice el famoso diario, con cierta ingenuidad, que se trata del “primer bar de cocaína en el mundo”. Estamos hablando de una cocaína que, al detalle, y con costo de cubierto incluido, como se dice, cuesta unos 13 mil dólares el kilo.
Y “The Washington Post” informó que en el puerto de Odessa, Ukrania, sobre el Mar Negro, fue decomisada la semana pasada una carga de chatarra que provenía de Bolivia, aunque en el barco se encontraron 580 kilos de cocaína boliviana, por un valor de 60 millones de dólares en el lugar. ¿Es tan cara la cocaína en Ukrania? ¡Cuesta 103 mil dórales el kilo!
El debate fue enriquecido por las noticias de una región muy próxima a la ciudad de Cochabamba: Pantipata. Hace dos años, los agricultores de la zona pidieron a las autoridades que hagan algo para sacar a los fabricantes de cocaína que se instalaron en la zona alta porque estaban contaminando el agua.
Han pasado dos años de esos pedidos, que llegaron a expresarse con bloqueos de carretera, como dictan los usos y costumbres de los bolivianos, y los agricultores de Pantipata han callado. A cambio de las protestas de hace dos años llegan las noticias de que los fabricantes de droga de la zona se han hecho tan fuertes que ahora asaltan a la Policía. Quieren tener su propio Chaparito.
Mientras la droga boliviana llega a mercados lejanos, sin necesidad de TLC ni ALBA, lo que es un éxito empresarial, delincuencial, pero éxito al fin, la economía legal languidece. Los agricultores de Pantipata hablaban en nombre de todos los bolivianos que han sido afectados por el “boom” que vive ahora la coca y la cocaína. Las tierras de Yungas son sobreexplotadas, el Chapare es una republiqueta, los ayllus de Potosí han entrado al negocio de “la merca”, las mafias internacionales han encontrado en Bolivia una especie de tierra de nadie. Ahuyentamos a los inversionistas dedicados a actividades legales y sólo atraemos a los cárteles.
El debate del Gobernador con el “Vice” tendría que incluir estos temas. Si todas las actividades legales son desalentadas, ¿es porque estamos apostando a una economía ilegal?
Si hemos hecho fracasar con mucha imaginación el proyecto Mutún y las empresas que querían el litio de Uyuni terminaron yéndose a Argentina o Chile, si nuestras empresas aéreas son combatidas con saña, si el periodismo vive atemorizado, en el momento de mayor dominio de los medios que se haya dado en la historia, ¿cómo será el debate entre el Gobernador y el “Vice”?
¿Hablarán de cosas personales o de esta confrontación de modelos económicos que está en el fondo del debate?
Yo propongo lo segundo.
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