Al conocer esta noticia sensacional y triste, busqué en mi casa un mapa departamental de Cochabamba para conocer la situación geográfica de estas poblaciones, pero no encontré un solo mapa de Cochabamba porque todos los que tuve los regalé a mis parientes españoles antes de contraer matrimonio con mi actual esposa, pues ellos no sabían dónde se encontraba Bolivia ni Cochabamba, donde nacieron mis padres y abuelos.
No me quedó más remedio que llamar por teléfono a mi comadre Macacha para preguntarle si tenía algún mapa de Cochabamba, respondiéndome que no sólo tenía uno, sino 20 que fueron de su esposo, el señor Racacha, que en paz descanse.
A los pocos minutos mi comadre llegó a mi humilde hogar, que lleva en su puerta de calle una placa de bronce que dice: “Paulino Huanca, el hombre que supo amar”, con más mapas que el Instituto Geográfico y los extendimos sobre la mesa del comedor y el suelo de mi escritorio.
A manera de prólogo le conté mi alarma y mi tristeza al saber que en Cochabamba existían 27 narcocomunidades y que las ubicaríamos en sus mapas, comenzando con Patachinga, municipio de Tarata donde existen dos fábricas de cocaína. Al encontrarla en su mapa, Macacha empezó a llorar y me dijo: “Conozco este pueblito porque en sus alrededores conocí a mi general Barrrientos, ¡cómo pues allí estos narcotraficantes van a fabricar cocaína y negociar con ella!”.
Mi comadre recordó que algunos de sus paisanos cochalas le habían contado hace poco que el pueblito había progresado y que la gente estaba con mucha plata y lindos autos. Le pedí a Macacha que dejara de llorar y que se concretara a encontrar en el mapa a Condorpuñuma, en el municipio de Chapare, a Tumupunku, municipio de Tarata, varias narcocomunidades en Capinota, Arque, Vinto, Tunari y Ayopaya, además de los municipios de Tapacarí, Sacaba, Totora y Carrasco; todos esos pueblos y muchos más habían sido conocidos y amados por Macacha, una buena chola cochabambina que al evocarlos lloró por ellos.
Al pasar revista de todas esas narcocomunidades, ambos dijimos que era una barbaridad y que Cochabamba se había vuelto parte de un Estado cocalero, de un país cocalero donde el máximo dirigente cocalero había sido llevado a la Presidencia de la República sin dejar de ser el máximo dirigente de los cocaleros del Chapare y, por si eso fuera poco, el ministro de la Presidencia apellida Coca, el Gobernador de La Paz lleva el nombre de César Cocarico, hay un ministro de la Coca y hasta en la Constitución redactada y aprobada por ellos se establece que la coca es una hoja sagrada y un ministro se propone multar a la Coca-Cola porque le cae antipática.
Periodista
Paulovich
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