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miércoles, 3 de junio de 2009

los que han hecho de la coca-cocaína su modus vivendi muestran su felicidad en detrimento de la justicia y la dignidad. sostiene Dante Pino en HoyBol.


Cuando la debacle hace presencia en la vida institucional, no hay más remedio que prepararse para que reine el caos. Y si usted tiene dudas al respecto, permítame darle un ejemplo de lo afirmado. El órgano de Poder Judicial debería ser un institución preciada por todos, pues ella regula la vida civilizada de la sociedad y de su funcionamiento adecuado depende la paz social y las garantías a los derechos de los ciudadanos.

Una administración de justicia inestable, significa ausencia de seguridad jurídica, indefensión y esto genera desorden y caos social. Pero parece que para el gobierno este estado de cosas es lo que busca y desea sostener. Cuando más débil esté el Poder Judicial, mejor cree estar el Poder Ejecutivo, decimos cree estar, porque no se da cuenta de que es al contrario, su aparente fortaleza es en realidad otra debilidad que lo carcome por dentro.

Los juicios deberían servir para resolver las controversias sociales, pero en nuestro caso sirven para crear mayores controversias. La Honorable Cámara de Diputados enjuicia al Presidente de la Corte Suprema de Justicia, la Ministra Canedo enjuicia a los miembros de la Honorable Cámara de Diputados, la Ministra de Transparencia enjuicia al Fiscal General de la República, este admite la recusación de la Ministra Canedo y da paso el juicio contra la Ministra de Transparencia entre otros. Para no quedarse atrás la diputada Salguero enjuicia a la Prefecta de Chuquisaca, a diputados de esa región y sus dirigentes cívicos, los Fiscales de la jurisdicción de La Paz, convocan a ciudadanos del interior del Estado Plurinacional por sucesos acaecidos fuera de ella. Los conminados protestan por esto y plantean se resuelva la competencia,

Uno de estos días vamos a amanecer enjuiciados todos, y entre todos. Así el valor de un juicio se relativizará a tal grado que iniciarlo será moneda corriente en proceso de devaluación permanente. Se pierde fe en la justicia y se la devalúa a tal grado que a nadie le interesa su existencia. Es decir, esto beneficia a quienes viven en el mundo de la ilegalidad.

¿Quiénes viven en ese mundo actualmente en Bolivia? Pues los que han hecho de la coca destinada a la producción de la cocaína su modus vivendi. Este es su mejor momento, nunca antes la ruina invadió con tal fuerza al Poder Judicial. Y claro la felicidad se les nota en las caras.

A la delincuencia organizada nada le es más beneficioso que este panorama de desolación que tenemos en la justicia. Ver que se enjuician unos a otros y cómo las autoridades más importantes caen en la espada de la hecatombe.

En este punto todo es posible. Y enjuiciar es la manera de quitar honras y fortunas. Porque no basta con la acusación, sino que ahora esa acusación es suficiente para confiscar patrimonios. Esta es la mentalidad delincuencial que pretende instituir nuevas categorías jurídicas.

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