Una guerra sin cuartel
DAVID AÑEZ PEDRAZA Licenciado en Ciencias Políticas
El narcotráfico no es únicamente un fenómeno social y económico, es ante todo un hecho subversivo, una acción violenta. El narcotráfico ha dado lugar a hechos como la insurgencia guerrillera, los atracos a mano armada y los crímenes masivos en las fronteras como los casos de México y Estados Unidos, donde se enfrentan además de las fuerzas represivas de los estados limítrofes como los policías, las Fuerzas Armadas, la Policía Fronteriza, la Policía costera, los choques entre pandillas que se ha convertido en una guerra cruenta que ya ha cobrado centenares de muertos y muchos miles de heridos y de desaparecidos así como lisiados que han quedado marcados de por vida. No es cierto que Bolivia sea un centro de la elaboración de cocaína. La droga se fabrica en el área rural como en el área urbana donde se montan complejos incluso en los departamentos y en las casas de vivienda alejadas asentadas particularmente en las breñas más inaccesibles. Para las fuerzas de la represión se hace inaccesible la ubicación de las fábricas de elaboración de cocaína y la captura de los delincuentes. En Bolivia en esta época como en ninguna otra se ha dado golpes maestros al narcotráfico tanto en la fabricación de la droga como en su comercialización, asimismo, han caído cientos de miles de toneladas de hoja de coca tanto la producida en el país como la hoja que viene del Perú como de Colombia y hasta de Ecuador y Venezuela.
El país está en una época exitosa en la represión contra el narcotráfico así como contra la coca y los precursores que vienen de los países vecinos como Chile, Argentina o Brasil, más del 85 por ciento de la población carcelaria de Bolivia está compuesta por delincuentes procedentes de la actividad ilícita del narcotráfico, pero entre esa población no hay grandes capos de la mafia del narcotráfico, la inmensa mayoría es campesino pobre o transportista que sale de la desocupación.
El recorte de la ayuda norteamericana de los Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico favorece a las mafias y no castiga al Gobierno que no ha bajado la guardia en su arremetida contra los delitos generados por el narcotráfico, el tráfico de precursores y el transporte tanto de droga como de coca y de precursores químicos. Estados Unidos centra mal su política antidroga en Bolivia. Carece de una estrategia seria, continuada y con principios de continuidad tanto dentro del territorio nacional como fuera de éste. Bolivia está invadida por mafias descolgadas del Brasil, del Perú, de Colombia y de Chile que cuentan con una moderna logística en el campo de fabricación de la droga como en el transporte y la distribución al comercio minorista.
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