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miércoles, 5 de noviembre de 2008

al gobierno simplemente no le interesa el control del narcotráfico según jorge miranda de hoybolivia

Bolivia no puede cerrar los ojos y pensar que despidiendo a la DEA nos estamos haciendo un favor. Tal vez, el presidente de la República, en su "decisión personal", no tomó en cuenta que con esa medida está favoreciendo o legitimando el narcotráfico.
Esa decisión, viniendo de una autoridad netamente política, podría hacernos pensar que hay un conflicto político con los Estados Unidos que se pretende resolver apretando donde más le afecta al país del norte: el narcotráfico. Pero, viniendo del presidente de las Federaciones Cocaleras del Chapare, puede darnos la impresión y la triste duda de que se está legalizando el narcotráfico en Bolivia y eso puede ser desastroso para el país.
Tampoco podemos cerrar los ojos y creer que los "excelentes" resultados de la lucha contra las drogas, con la incautación de más de 25 toneladas de cocaína en 10 meses de este año, -ni hablar de otras drogas- es solamente por la efectiva tarea de la Felcn. Se debe, como lo han reconocido organismos especializados, a la creciente producción de coca-cocaína en Bolivia.
Que el presidente Evo Morales haya permitido que la DEA sea expulsada por los cocaleros del Chapare y posteriormente ordenar la suspensión de actividades de este organismo, hace ver una acción coordinada, planificada y ejecutada en base a un plan que quiere hacer ver que el gobierno no ha tenido nada que ver en la expulsión de los agentes de la mayor zona cocalera y productora de drogas de Bolivia.
Y decimos que el presidente avaló la expulsión porque él también ejerce la presidencia de la Federación de Cocaleros. Y, por lo que sabemos, nada se hace sin su consentimiento y autorización. Y aunque así no fuera, el gobierno debió ordenar a los cocaleros respetar la presencia de ese organismo en el Chapare como una forma de garantizar la lucha contra las drogas en Bolivia.
Nada de esto se hizo. Al contrario, el presidente avaló y complementó la expulsión ordenando la suspensión de actividades de la DEA y, más adelante, a través del ministerio de Gobierno, se instruyó la coordinación para que los agentes antidroga de EEUU abandonen el país.
No es necesario ser analista para darse cuenta de que en Bolivia la actividad del narcotráfico, sin duda que ahora tiene el camino libre para multiplicar, por varios dígitos, la fabricación de cocaína como para inundar todos los mercados, incluyendo el boliviano que ya tiene, desde hace unos años, un incremento en el consumo de drogas.
Si no tenemos la capacidad para atender el grave problema del alcoholismo en Bolivia, mucho menos vamos a tener capacidad para atender a miles de drogadictos que requieren de centros de rehabilitación que en el país no existen, por lo menos no financiados por el gobierno. Las familias bolivianas estamos expuestas a caer en las garras de la drogadicción y a ganarnos, como país, el desprecio del mundo que sufre, en gran medida, el flagelo de la droga.

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