Los violentos aborrecen el diálogo, prefieren resolver los conflictos con el uso de la fuerza física, las armas, la tortura y el miedo. Los que aman la paz, se oponen al uso de las armas y buscan por sobre todas las cosas el entendimiento, la fraternización.
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jueves, 3 de abril de 2008
de la agencia de noticias pelota de trapo
La pasta base de cocaína o paco, no es una droga. Es peor que eso: “es el desecho de una droga”. Surge como residuo de las cocinas o laboratorios en los que se elabora la cocaína, emerge como un resultado de una industria que busca la forma de introducir en el mercado hasta sus desechos, que se mete en el cuerpo y en las almitas de los pibes y los destroza en barrios descartables, con poblaciones descartables, donde los pájaros se pudren en la mitad del vuelo.Pudo ocurrir en cualquier lugar, pero ocurrió en Villa Urquiza, un barrio periférico al oeste de la ciudad de Córdoba, donde la comercialización se planifica domiciliando un puesto de paco cada dos manzanas. Habitado por hombres y mujeres de la ciénaga “que son como la propia turba del suelo formada con la podredumbre de los años muertos, de los vegetales que no pudieron serlo, de la gente que no pudo serlo”.“Sólo en enero, diez chicos murieron por consumir paco en mi barrio”, dice Teresa Zamora, militante contra la droga y la pobreza, responsable de la Cooperativa de Carreros de Villa Urquiza quien pide que las nubecitas no metan viento porque las casas se vuelven pedacitos de cartón que se pegan como estrellas apagadas en el cielo cuando las pecha el viento.
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