La proposición que acaba de formular Los Tiempos en un medular análisis con el título de la Coca contra el Mundo, de ser éste momento una coyuntura política, social y económica ideal para desmasificar la producción de coca con opciones productivas, sostenibles y garantizadas, nos da pie a las consideraciones siguientes:
Con enorme vocación de servicio al prójimo, un grupo de misioneros nórdicos emprendió en el 1988, la organización de tareas para construir en el Chapare (Ivirgarzama) la primera planta de industrialización de la leche. El esfuerzo con las modalidades del emprendimiento sueco, tuvo pronta aceptación por el organismo contra el crimen y el narcotráfico de las Naciones Unidas que involucrara también al Gobierno Nacional. El inicio de las acciones se dio el 14 de diciembre de 1988 con la suscripción de un documento en Viena por Guillermo Bedregal plenipotenciario de Bolivia, por Bernt Ljungqvist de la Comunidad Gilead de Gotemburgo, Suecia y Giuseppe Di Genaro el funcionario de la ONU para la lucha contra el crimen.
Tanto Suecia y Finlandia como las Naciones Unidas invirtieron alrededor de cinco millones de dólares para contribuir a la erradicación de los cultivos de coca, que como sabemos hoy está poco menos que virtualmente detenida al punto de considerarse un fracaso, lo que cobra visos de gravedad, cuando nuestro vecino más poderoso acusa a Bolivia de ser la fuente de fabricación e ingreso clandestino a Brasil de cocaína como nunca antes desde que asumió Evo Morales. (LT menciona a Paulo Buzanelli de la inteligencia brasileña en declaración reciente)
La importación liberada de impuestos de pastorizadoras, de tanques gigantes para todo el proceso, prensas queseras, tanques de acero inoxidable hasta de 12 mil litros, máquinas diversas, torres de enfriamiento, calderos de vapor, compresoras caterpillar, grupos electrónicos, vehículos especiales y el añadido de la construcción de una infraestructura de vías y edificios bajo normas escandinavas con garantía de calidad y eficiencia, dieron por resultado la puesta en marcha del proyecto en 1992. Dos años después cuando todo marchaba sobre ruedas y los productores recibían el pago puntual por sus entregas de leche cruda, y la economía de la región empezó a recibir el beneficio de nuevo circulante fresco, siempre en aumento y las ventas comenzaron a ganar los mercados tanto de Santa Cruz como de Cochabamba, sucedió lo inesperado.
Un comando de Umopar (Policía especializada en la erradicación y represión del narcotráfico) se presentó en las instalaciones de Milka el 20 de enero de 1994 y conminó a los técnicos que operaban la planta, que en el término de 48 horas deberían abandonar Bolivia. Los expertos se miraron a la cara, dialogaron entre ellos, casi ninguno hablaba suficiente el castellano, y enemigos de la confrontación, se quitaron los overoles de trabajo y se marcharon a Santa Cruz para tomar el primer avión a Escandinavia. De este modo simple, pero brutal la mafia del narcotráfico con fuertes lazos con parte del aparato gubernamental de entonces, logró truncar el primer intento serio de sustituir la hoja de coca por los pastizales para producir leche y convertirla en productos lácteos.
El grupo mafioso que tomó a su cargo la administración de Milka, conformado por los funcionarios Bertrand Juppin de Fondaumiere y Rank Vujkacic y los incondicionales de Sánchez Berazaín entonces Ministro de Gobierno, se anotaron una doble victoria, quitar de enmedio tan saludable forma alternativa y el beneficio de un millón de dólares obtenido en financiamiento combinado de Estados Unidos y la ONU bajo el numeral AD/BOL/94/918 para la “rehabilitación de la Planta Milka” que en realidad fue la antesala de su transferencia a Fonadal para garantizar un manejo técnico adecuado de Milka, hasta su transferencia a una Sociedad Anónima. El documento fue suscrito entonces por René Bastianans de UNDCP y Gerónimo Melean de Fonadal.
En suma Milka fue llevada deliberadamente a la quiebra, transferida al Estado y de allí rematada a precio de gallina tuerta a un ente privado que la dejó poco menos que abandonada asediado por las deudas que contrajo para un insolvente financiamiento. El esfuerzo más notable para reemplazar los cultivos del arbusto por un proyecto industrial terminó en el absurdo. Quiénes son los responsables? Juzgue y determine el lector.
1 comentario:
La coca es "sagrada", la leche no tanto. He ahi la diferencia, estimado Mauricio.
Henrik
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