La Nación de Buenos Aires editorializa en la fecha, con precisión sobre el tema:
En las últimas semanas, Bolivia ha recibido dos reveses en el campo internacional. Por un lado, la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) reiteró, tras presentar su informe anual, su rechazo a la propuesta del presidente Evo Morales de "revalorizar" la hoja de coca y ampliar su uso. Por el otro, un informe del Departamento de Estado norteamericano aseguró que Bolivia viola su propia ley y convenios internacionales con su política para la coca. Atribuye el fracaso de la erradicación a los cocaleros que están en el poder y señala que, por ello, el país perdería ayuda y apoyo internacional para sus gestiones financieras.
En efecto, la JIFE le ha comunicado al gobierno de Bolivia su preocupación por el hecho de que algunas de las medidas anunciadas, como la fabricación de una amplia gama de productos sobre la base de la hoja de coca, algunos de ellos para la exportación, no son compatibles con los tratados internacionales de fiscalización de drogas y, en particular, con la Convención de 1961. Por su parte, el Departamento de Estado sostiene que Morales está revirtiendo de manera "inquietante" las políticas de erradicación de coca de anteriores gobiernos, y las 8000 hectáreas adicionales que quiere legalizar en adición a las 12.000 permitidas podrían traducirse en más cocaína
En el documento se observa el hecho de que la erradicación de la hoja en Bolivia, en 2006, registra el índice más bajo en más de diez años. Nadie se opone al uso tradicional de la coca, sino a que la hoja excedente se vuelva cocaína, aunque se pretenda industrializarla; además el gobierno nunca podrá competir con los precios que pagan los narcotraficantes por la materia prima de donde se obtiene la cocaína. Por eso es importante conocer la cantidad real de coca que requiere Bolivia para satisfacer este tipo de consumo.
La propuesta de Morales para despenalizar la hoja de coca en la legislación internacional no obtuvo hasta el momento el consenso necesario. También ha fracasado el objetivo de "cocaína cero", según los informes emanados de diferentes organismos internacionales.
El éxito del desarrollo de la política por seguir tendrá mucho que ver con la firmeza del gobierno de Morales y con las presiones de los cocaleros, ante la probabilidad -no descartada- de que las demandas cada vez más crecientes de los productores de hoja de coca no puedan ser manejadas adecuadamente por las autoridades bolivianas, con las graves consecuencias que dicha circunstancia podría acarrearle al país del Altiplano.
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