Mauricio Aira
Cuando llegué a Europa tiempo atrás estaba convencido que la lucha contra el narcotráfico era cosa de los Estados Unidos. No hay tal la lucha es general. De todos los pueblos europeos, americanos, asiáticos, africanos que aman la libertad y que luchan por la mejor salud de sus habitantes. Me llevó muchos años para entender que detrás de la política restrictiva están los gobiernos sí, motivados en sendas decisiones de las organizaciones populares. Son las grandes agrupaciones como abstemios contra el alcohol, trabajadores socialdemócratas, partidos políticos, padres de familia, asociaciones de educadores y entidades para médicas y médicas que ven en la drogadicción una tremenda enfermedad, un mal incurable para la salud humana.
Primera conclusión. La conducta antinarcóticos no es asunto policial, ni gubernamental, es cuestión de estado, cuestión humanitaria, cuestión moral y ética. Entonces profundiza uno en las formas que ha cobrado la lucha siendo primero incumbencia de los movimientos y de los partidos políticos, luego de los estados y finalmente de las organizaciones internacionales como las Naciones Unidas.
La historia de una política restrictiva adoptada en el seno de la Convención de Ginebra no data de largo tiempo, fue consecuencia del crecimiento de la actividad criminal en muchas regiones del mundo a la vez, especialmente en los países más desarrollados. En el caso concreto de la cocaína su historia es corta. En 1894 el científico Sigmund Freud pronuncia su famosa conferencia describiendo las virtudes de la cocaína, convertida en novocaína, entre otras drogas, benigna para anestesiar ciertos órganos humanos de suyo muy sensibles y delicados como los ojos. Freud había experimentado con la cocaína y sus efectos le resultaban extraordinariamente estimulantes. A partir de allí la droga cobró una popularidad sin precedentes, de modo que cuando Freud hubo experimentado más tiempo y descubrió los efectos nocivos de la cocaína, pronunció una segunda conferencia que no tuvo tanta publicidad ni resonancia como la primera. El daño estaba hecho y gran parte del mundo europeo se convirtió en consumidor, en niveles adinerados.
Un siglo después en 1994 el negocio de la cocaína había crecido a pasos agigantados, el tráfico estuvo en su apogeo y por primera vez Bolivia hizo noticia cuando dos jóvenes fueron detenidos y encarcelados en Canadá procedentes de La Paz y con recomendaciones de libre tránsito de un alto funcionario del gobierno de Bánzer Suárez. Desde entonces hasta nuestros días Bolivia es por desgracia un referente del siniestro tráfico de una droga que incita al vicio y al crimen en muchos sitios del mundo al punto que el control de las drogas aumenta en rigidez y la penalidad es mayor. Eso sí, a instancias de algunos círculos cuatro ciudades europeas instalan consumo libre de drogas en vía experimental en Suiza, Holanda y Dinamarca. Años más tarde se declara que el experimento no había dado los resultados esperados y se lo dio por cancelado.
La reciente resolución del Comité Global de Políticas Antidrogas que tuvo lugar en Nueva York al declarar que la lucha restrictiva antidrogas ha resultado un fracaso pide cambios hasta despenalizar el consumo no de todas, sino en particular de una, considerada la más inocua el cannabis.
El Comité que incorporó a personalidades del mundo intelectual y a varios expresidentes ha dejado en manos de Ban Ki Moon Secretario General de la ONU, el texto del informe solicitando una actitud más constructiva, o sea la legalización en línea directa con George Sorós el magnate estadounidense que invierte varios millones de dólares con este objetivo. No se puede afirmar, aunque los expertos adelantan que detrás de esta tesitura están grandes consorcios como empresas tabacaleras que pretenderían asumir el mercadeo y la distribución de las drogas una vez legalizadas.
Bolivia alineó en el inicio del Gobierno Morales con los despenalizadores, participó activamente en campañas para conseguir la despenalización de las drogas, que se transformó tres años más tarde, en una campaña menor de “desatanizar el akullico”, cómo y dónde se sitúa hoy la actitud estatal es por el momento una incógnita, aunque sería lo más cuerdo y aceptable estar en línea con la Convención de Ginebra.
Suele aparecer de cuando en vez el reiterado texto cuya procedencia ignoro “un mundo sin drogas es posible”, que se refiere a un mundo sin penalización de la droga. Está Sorós y sus ONG detrás de éstos mensajes? Fue el lema que durante un tiempo uso el Foro de San Pablo, por ende el MAS en toda su campaña de oposición. Que cambiara de actitud resultó sorprendente.
Considero difícil un cambio de actitud de la ONU en esta materia por cuanto las estadísticas de consumo de droga, del pernicioso efecto que causan en la salud de millones de seres humanos, la existencia de mafias y verdaderas organizaciones del crimen tenebrosas y desalmadas, nos están convenciendo de no aflojar, no dar brazo a torcer, en acciones para ejercitar un control más severo de las actividades mafiosas, tal como se ejecuta en Escandinavia que ha reducido a niveles insignificantes el narcotráfico, aumentó las penas de prisión, y el seguimiento de los narcotraficantes se ha visto favorecido con el uso de internet, telefonía digital y satelital. En Suecia no aparece ninguna noticia sobre la confiscación de kilogramos de droga, se trata casi siempre de cientos de gramos y en este caso la sentencia judicial no tarda para desalentar la actividad.
La prevención del delito es efectiva por medio de difusión entre niños y jóvenes sin exclusión de ningún educando, en las organizaciones de todo tipo que reciben estímulos para llevar a cabo campañas efectivas regularmente. Se han creado organismos especializados en varios gremios para asumir la prevención y sin necesidad de una masificación de la contra propaganda se mantiene a raya al narcotráfico que por desgracia en otras comunidades provoca tanto daño físico y moral.
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