El libro de Saviano
Humberto Vacaflor Ganam
Aunque su libro se llama “Cero Cero Cero”, Roberto Saviano tiene en este momento 732.000 seguidores en Tuiter y su libro se agota en todos los idiomas.
Mi amigo Jorge Traverso me obsequió una de las primeras copias en idioma castellano, traída gentilmente por su hijo desde Buenos Aires.
Saviano es muy famoso pero no puede mostrarse. Debe caminar en la sombra. La dedicatoria del libro es a los “miles de carabineros” que desde hace seis años se turnan para custodiarlo de la mafia napolitana, sobre la que escribió su libro “Gomorra”, y que se la tiene jurada.
El Papa Francisco ha excomulgado a la otra, la calabresa “´Ndrangheta”, especializada en exportación de grupos mafiosos, con mejores resultados que la más famosa, la siciliana, conocida por sus logros en Estados Unidos.
Saviano ha retuiteado uno de mis tuits, el referido a una duda: “Para entrar a las zonas cocaleras, ¿la oposición boliviana debe pedir permiso a las FARC o al gobierno boliviano?”
Es que, como lo ha dicho en entrevistas, esto de seguir las noticias de la droga y sus mafias se vuelve, a su vez, en una adicción. ¡No me digas!
El libro está basado en una entrevista que Saviano hace a un miembro de la mafia norteamericana deseoso, sobre todo, de dejar constancia sobre “cómo la cocaína gobierna al mundo”, algo que sabemos muy bien los bolivianos.
Lo que nos falta en Bolivia es enterarnos de la especialización de las mafias que operan en el país, porque ellas no improvisan y han decidido llegar a acuerdos antes que enfrentarse. (Lo dice el libro).
Se sospecha que la mafia brasileña, a la que aludió el viceministro Felipe Cáceres cuando el Estado boliviano trataba de ingresar a Yapacaní, ha tomado control de la amplia frontera con su país. Es una cuestión de soberanía.
La mafia colombiana se ocupa de llenar los vacíos en esa extensa frontera y tiene a su libre disponibilidad los accesos a Argentina y Paraguay. La mafia peruana no entra en territorio boliviano y se limita a entregar la droga en la frontera norte.
Lo que no se sabe, salvo escuetos informes desde la periferia, es qué pasa en el Ichilo, en el Choré y otros territorios tomados, donde se dice que las FARC han reproducido el estilo que usaba en el Cauca colombiano.
Libros como el de Saviano muestran que la presencia de los conductores de la economía negra es mucho más conocida en otros países. Además de sus ligazones con la política.
Mi amigo Jorge Traverso me obsequió una de las primeras copias en idioma castellano, traída gentilmente por su hijo desde Buenos Aires.
Saviano es muy famoso pero no puede mostrarse. Debe caminar en la sombra. La dedicatoria del libro es a los “miles de carabineros” que desde hace seis años se turnan para custodiarlo de la mafia napolitana, sobre la que escribió su libro “Gomorra”, y que se la tiene jurada.
El Papa Francisco ha excomulgado a la otra, la calabresa “´Ndrangheta”, especializada en exportación de grupos mafiosos, con mejores resultados que la más famosa, la siciliana, conocida por sus logros en Estados Unidos.
Saviano ha retuiteado uno de mis tuits, el referido a una duda: “Para entrar a las zonas cocaleras, ¿la oposición boliviana debe pedir permiso a las FARC o al gobierno boliviano?”
Es que, como lo ha dicho en entrevistas, esto de seguir las noticias de la droga y sus mafias se vuelve, a su vez, en una adicción. ¡No me digas!
El libro está basado en una entrevista que Saviano hace a un miembro de la mafia norteamericana deseoso, sobre todo, de dejar constancia sobre “cómo la cocaína gobierna al mundo”, algo que sabemos muy bien los bolivianos.
Lo que nos falta en Bolivia es enterarnos de la especialización de las mafias que operan en el país, porque ellas no improvisan y han decidido llegar a acuerdos antes que enfrentarse. (Lo dice el libro).
Se sospecha que la mafia brasileña, a la que aludió el viceministro Felipe Cáceres cuando el Estado boliviano trataba de ingresar a Yapacaní, ha tomado control de la amplia frontera con su país. Es una cuestión de soberanía.
La mafia colombiana se ocupa de llenar los vacíos en esa extensa frontera y tiene a su libre disponibilidad los accesos a Argentina y Paraguay. La mafia peruana no entra en territorio boliviano y se limita a entregar la droga en la frontera norte.
Lo que no se sabe, salvo escuetos informes desde la periferia, es qué pasa en el Ichilo, en el Choré y otros territorios tomados, donde se dice que las FARC han reproducido el estilo que usaba en el Cauca colombiano.
Libros como el de Saviano muestran que la presencia de los conductores de la economía negra es mucho más conocida en otros países. Además de sus ligazones con la política.
Vacaflor.obolog.com
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