La prestigiosa revista brasileña Veja acaba de hacer una muy grave acusación a las principales figuras del Gobierno boliviano, acusación que afecta la imagen internacional de Bolivia, que ha sido definida como ‘La república de la cocaína’ por esa publicación.
Pocas horas después, el diario Folha de Sao Paulo reprodujo un artículo en el que se sostenía que creer en las disculpas del Gobierno boliviano respecto del narcotráfico “es estupidez”.
Estas denuncias y estas definiciones se produjeron en Brasil, casualmente, cuando el presidente Evo Morales era reelegido por novena vez como presidente de las seis federaciones de cocaleros del trópico de Cochabamba.
Por esas mismas horas, caía en Antofagasta un nuevo cargamento de cocaína procedente del Chapare boliviano, como todas las cargas que en ese país se capturan cada 24 horas, mostrando un alarmante incremento de la corriente exportadora de droga.
El Gobierno nacional, a través de la ministra de Comunicación, Amanda Dávila, hizo saber que se propone iniciar un juicio por infamia a la revista brasileña, porque considera que las acusaciones son infundadas, porque serían producto de las ‘conspiraciones’ de quienes apoyan al senador Róger Pinto.
Por el prestigio del nombre del país sería conveniente que el Gobierno nacional ordenara una investigación independiente sobre las denuncias que ha hecho la mencionada revista, porque aluden al propio presidente Morales, al ministro Juan Ramón Quintana y a la operadora del Gobierno en el Beni y excandidata a gobernadora Jessica Jordan, entre otros.
Lo que dice la revista es que el presidente Morales apoya los cultivos de coca por razones culturales, pero que ahora “han surgido indicios de que es cómplice de las actividades del narcotráfico”.
Se refiere a los nexos que existirían entre los aludidos miembros del Gobierno con organizaciones de narcotraficantes brasileños, específicamente con el mafioso Maximiliano Dorado, que opera en la ciudad fronteriza de Guajaramerín.
El ministro Quintana ha reaccionado ante estas acusaciones diciendo que la Felcn no tiene conocimiento de las conexiones a las que alude la mencionada revista. Por lo tanto, si la Felcn boliviana no lo sabe, la conexión no existe, es el mensaje de esta declaración de Quintana.
A su vez, el presidente Morales dijo a los cocaleros de Chapare que para no ser acusados de narcotraficantes deberían limitar sus cultivos a los “catos” asignados. Son los cocales que, según los datos de la ONU, destinan el 94% de su producción al mercado ilegal, es decir al narcotráfico.
Por lo tanto, está haciendo falta una investigación seria e independiente de las denuncias de la revista Veja para cuidar la imagen internacional del país.
Pero hay una urgencia mayor del Gobierno nacional: hacer las cuentas claras sobre la producción excedentaria de coca y explicar al país qué relación tiene esa producción con la presencia de mafias, con la violencia que sacude a todas las ciudades del país y con la inseguridad que agobia a los bolivianos.
Los bolivianos esperan que la revista Veja no tenga razón en sus denuncias, pero lo que más le preocupa es la pesadilla que ha traído al país la sobreproducción de coca.
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