Fabricaban cocaína en un gran laboratorio en plena selva. Dos mil toneladas de precursores. Veamos:
En pleno bosque chaqueño, a unos 160 kilómetros (en línea recta) de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, en un sitio casi inaccesible por vía terrestre, funcionaba, desde hace dos años, uno de los más grandes y modernos laboratorios de cristalización de cocaína que la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn) haya destruido en los últimos veinte años. El director nacional de fuerza antidrogas, René Salazar, comparó esta factoría con la fábrica de droga en Huanchaca (detectada en la serranía de Caparuch), la que hace 21 años provocó un escándalo nacional, a raíz de la muerte del biólogo Noel Kempff Mercado y de otras dos personas que lo acompañaban en una expedición científica. La incursión al lugar fue llevada a cabo por efectivos de la Fuerza de Operaciones Especiales (FOE) y de la Felcn, el lunes pasado, a las 6:00, luego de más de ocho horas de viaje, vía terrestre. La directora de la FOE, Zaida Mariaca, indicó que ingresaron por la zona de Pailón con el fin de no causar sospechas en el sector de Abapó y en las comunidades aledañas al Río Grande.El jefe de operativos de la Felcn manifestó que sorprendieron a los encargados de la seguridad del laboratorio, pues los encontraron en la cama. Cada uno tenía un arma de fuego cerca. “Intentaron reacionar, pero ya teníamos controlada la zona”, indicó el jefe departamental de la Felcn, Edward Barrientos.Cerca del predio, donde funcionaba la factoría, hay una pista de aterrizaje para aeronaves, pero, al parecer, no era utilizada por los ‘narcos’. A 200 metros del lugar se hallaba la choza donde vivían dos sujetos bolivianos, encargados de la seguridad. Ellos vigilaban la zona montados en caballos y acompañados por cinco perros. Más hacia el fondo de la propiedad se encontraba el laboratorio, que estaba distribuido en áreas para el procesado de la cocaína y otros ambientes, donde se hospedaban cómodamente los colombianos que se dedicaban a esa actividad ilícita. Toda esta infraestructura estaba camuflada entre el bosque chaqueño.Según Barrientos, en el lugar fueron aprehendidos seis ciudadanos colombianos, entre los que había una mujer, y también dos bolivianos. Tras la incursión en los dormitorios, uno logró escapar, pero lo hizo sin ningún tipo de abrigo para soportar el frío.Además de la captura de las ocho personas, los agentes antidrogas hallaron dos depósitos de precursores químicos. En total, encontraron 21 toneladas de productos que son utilizados para la cristalización de la droga. De acuerdo con la información del jefe de la Felcn, la factoría procesaba unos 100 kilos de cocaína al día. Se cree que la fábrica estaba instalada desde hace dos años, pues había recuerdos escritos en las paredes por los colombianos y también brasileños que estuvieron allí.
La factoría
* Los ambientes tenían el piso y la pared de madera, y el techo de carpa. Había un pozo de agua y un motor que generaba energía eléctrica todo el día.* Constaba de un área de maestranza, donde fabricaban hasta las piezas de las máquinas que utilizaban para el secado y prensado de la droga. Se encontró un reciclador de éter, con capacidad para procesar hasta 1.000 litros al día.* Se decomisó cinco armas (una escopeta, un rifle, dos carabinas y una ametralladora USI de 9mm), unos 60 proyectiles y equipos de radio.* Decomisaron más de 18 kilos de droga (16 era cristalizada) y 21 toneladas de precursores. Se estima que la inversión realizada en este laboratorio es de $us 500.000.
Los extranjeros vivían como en un hotelEl laboratorio de cristalización de droga encontrado en el chaco parecía un campamento petrolero. Tenía duchas con agua caliente, baños con pozo ciego y camas con colchones tipo pullman. La cocina estaba debidamente equipada, desde las provisiones básicas para la alimentación hasta una cocina con gas, heladeras y otros utensilios. La Felcn cree que se daban los mejores privilegios, pues en los basureros había envases de productos adquiridos en los supermercados.En una de las paredes del dormitorio, se lucía el dibujo de un árbol navideño. Para sus momentos de diversión contaban con una mesa de futbolín rústica y arcos de fútbol de salón. En cada ambiente había un extintor de fuego, como parte de las medidas de seguridad contra incendios. (Crónica de El Deber.070530)
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