Ivan Arias
El último informe sobre Monitoreo de cultivos de coca 2016-2017, presentado por la UNDOC, plantea entre líneas unas certezas que los bolivianos no queremos ver. Por más que el informe maquilla el lenguaje y hace una lectura ligera de las cifras, la realidad es tan dura que le es imposible, por propia honradez intelectual, y aunque no lo mencione, ocultar la crudeza de las evidencias.
Leyendo e interpretando los números del informe, nos enteramos que de toda la hoja de coca secada al sol, el trópico de Cochabamba apenas comercializa legalmente en el mercado de Sacaba el 8%, dejando claro que el 92% restante circula en el mercado ilegal. Haciendo sumas, multiplicaciones y divisiones tenemos que, en total, ingresan al mercado ilegal 16.048 toneladas métricas ™ de coca. Según los especialistas, hasta el año 2.000, para producir un kilo de cocaína se necesitaban 250 kilos de hoja de coca. Debido a la alta rentabilidad del ilegal negocio, los colombianos, que entre los metidos en la jugada son apodados “los químicos”, han eficientizado los procesos de producción hasta que, en la actualidad, para producir un kilo de cocaína sólo se requiere 160 kilos.
De esta manera, las 16.048 tm de hoja de coca que circulan en el mercado ilegal aportarían para producir 100 toneladas de cocaína. Los estudiosos del tema afirman que en Bolivia un kilo de cocaína puesto en fábrica o alrededores cuesta entre 1.500 y 2.000 dólares. Siendo conservadores y usando el precio más bajo por kilo de cocaína, la coca ilegal oficial, ya procesada, genera un negocio de más de 150 millones de dólares.
Como se podrá ver, el tema de la coca debe y tiene que importarnos, ya que sólo usando datos oficiales, sin mencionar lo que no se contabiliza, caemos en cuenta de que nuestra economía y vida cotidiana, cada vez más y más, están siendo contaminadas por dineros del sucio negocio blanco. Por eso, casos como el PCC, ya en Roboré o en la joyería de Santa Cruz, o del líder del comando “Che Guevara”, pillado con 100 kilos de ladrillos de droga en Brasil, o del general Zanabria, apresado por la DEA, no son aislados ni episódicos.
Dejemos de hacernos los de la vista gorda. El maldito negocio de las drogas está matando nuestro presente y futuro. La muerte de la joven profesional Lorena Torres en el asalto a la joyería Eurochronos, como dijo su madre, Roxana Torrico, es la mejor demostración que en Bolivia cada vez nos importa menos la vida y cada vez más el poder, el dinero y las cosas materiales.
De la noche a la mañana se erigen nuevos ricos y portentosos afortunados, que sin conocerles algún oficio digno se regodean del dinero, influencias y poder que tienen. Es por eso que cuando el informe de la UNDOC señala que los cultivos de coca se han incrementado en vez de disminuir, escuchar al presidente Evo Morales decir que el crecimiento es “nada frente al crecimiento en otros países”, uno no sabe si reírse, jalarse los pelos o simplemente preguntarse: ¿Qué karma estamos pagando los bolivianos para que la patria sea asediada por las fuerzas oscuras de la soberbia, la codicia y la avaricia?
Desmenucemos algunos detalles más del informe de marras, porque nos proporciona datos que vale la pena tomar en cuenta:
En toda Bolivia se ha incrementado el cultivo de hojas de coca en 14%, pero es el trópico de Cochabamba y norte de La Paz donde se ha incrementado con mayor proporción (20 y 60%, respectivamente). En Yungas de La Paz sólo 12%.
En cuanto a cantidad de hectáreas, Yungas tiene 15.700 hectáreas y produce 20.400 toneladas métricas ™ de coca. En tanto que en el trópico de Cochabamba tenemos 7.200 hectáreas que producen 17.300 tm, quedando el norte de La Paz con 240 hectáreas que producen 300 tm de coca. Estos datos demuestran que la productividad por hectárea es mucho más alta en el trópico cochabambino que en Yungas. ¿Cuál será el impacto cuando se empiece a dotar a los productores chapareños fertilizantes de la planta de urea ubicada en Bulo Bulo?
En las 23.100 hectáreas se producen en Bolivia 38.000 tm de hoja secada al sol.
El informe señala que en el último año, de la producción total, sólo se han comercializado legalmente 21.952 toneladas, dejando al aire 16.048, sin saber dónde se venden o van.
El informe también dice que de esas 21.952 tm que se venden legalmente, el 92% se comercializa en el mercado de Villa Fátima, en La Paz, y sólo el 8% en el mercado de Sacaba. El avance en parques y áreas protegidas sigue en ascenso sin que nadie lo pueda detener.
Ivan Arias Durán es ciudadano de la República de Bolivia.
Fuente: PáginaSiete