Molestia argentina

Antes de que termine marzo, el Gobierno argentino había previsto poner en práctica un severo plan destinado a frenar el  ingreso de la droga desde Bolivia y Paraguay, mediante un complejo sistema tecnológico de origen israelí, que incluye radares de última generación. 

Al ofrecer esta información, el secretario de fronteras del Ministerio de Seguridad Ciudadana de ese país, Luis Green, dijo que esas fronteras habían sido descuidadas en los últimos veinte años y que ahora no lo serán más, porque el gobierno del presidente Mauricio Macri se ha fijado como segunda prioridad, después del combate a la pobreza, la campaña contra el narcotráfico.


La molestia argentina por la droga que ingresa de Bolivia provocó que en 2015 el fiscal José Luis Bruno, de la localidad salteña de Orán, propusiera que se construya un murallón para frenar el ingreso de cocaína desde Bermejo, a través del río del mismo nombre.
Cuando se estaba analizando esa propuesta, Edgardo Buscaglia, de la universidad norteamericana de Columbia, dijo que Bolivia “es como Afganistán”, aludiendo al país que es el primer productor de opio en el mundo, donde la política, la economía y la vida diaria han sido afectados por el narcotráfico.

Según el fiscal Bruno, las autoridades bolivianas no colaboran en la lucha contra el narcotráfico, a pesar de que en el juzgado de la pequeña población de Orán existen más de 10.000 casos abiertos contra personas acusadas de traficar con drogas, de los cuales siete de cada diez son ciudadanos de nacionalidad boliviana.

Aparte del contrabando hormiga, que se da de día y de noche en la amplia frontera binacional, está el caso de las avionetas que ingresan desde el espacio aéreo de Bolivia y que, o aterrizan en pistas improvisadas, o dejan caer paquetes con droga en zonas seguramente acordadas, que a veces son plantaciones o grandes cultivos agrícolas de la provincia de Salta.


La preocupación argentina por el narcotráfico originado en Bolivia se reflejó en las conversaciones de las autoridades de ambos países cuando se anunció el severo plan de fronteras en ese país.
La reputación de Bolivia en los países vecinos es muy afectada por la droga. Argentinos, brasileños, chilenos e incluso paraguayos elaboran ahora severas políticas de control de fronteras.


Corresponde que el Gobierno boliviano sea consciente de esa situación y aplique políticas internas dirigidas a, por lo menos, disminuir la producción de la materia prima para la droga