coca cero + cocaína cero
El reportaje publicado por este matutino el domingo 12 de enero sobre la existencia de un servicio de transporte aéreo que se brinda desde Bolivia al narcotráfico peruano para transportar la droga a terceros países, fue confirmado a las pocas horas por un operativo de emergencia de la Policía nacional. El operativo permitió la captura de algunos sujetos dedicados al tráfico de droga desde Bolivia hacia Paraguay, Brasil y Argentina, con cargamentos provenientes de las zonas productoras de coca y cocaína dentro del territorio nacional, así como de la región de la selva peruana controlada por el grupo subversivo Sendero Luminoso.
El operativo ha permitido capturar a una parte, quizá importante, o no, de la organización que ha convertido a Bolivia en un nido de mafias dedicadas al narcotráfico en todo el Cono Sur de América, con conexiones hacia otros continentes.
La información de este matutino y la operación policial se produjeron pocos días después de que el viceministro de Defensa Social y Sustancias Controladas, Felipe Cáceres, informara que en la región paceña de Apolo existen cocales que son cultivados por ciudadanos venezolanos, colombianos y peruanos.
Esto último vino a mostrar que Bolivia no es solamente un nido de mafias de narcotraficantes, como lo admitió en algún momento el propio viceministro Cáceres, sino que se ha convertido en un territorio donde pueden dedicarse al cultivo ilegal de la coca ciudadanos venidos de otras latitudes.
En vista de todos estos hechos, quizá corresponda que el presidente Evo Morales medite sobre su prédica a favor de la hoja de coca, que la repitió en la ONU cuando recibía la presidencia del G-77 + China.
La coca, según lo están observando cada vez con mayor preocupación los bolivianos, es un dolor de cabeza y la fuente de un gigantesco desprestigio de Bolivia, pero sobre todo es el origen de actividades ilegales y delincuenciales que actúan con violencia, que aplican sus métodos de matonaje, como el que ocurrió hace pocos días en el corazón de Chapare, en Ivirgarzama.
Eliminar los cocales ilegales, como estuvo a punto de lograr el Gobierno de Hugo Banzer en los primeros años de este siglo, podría ser ahora una solución llevadera, si es que surgen actividades económicas legales que sostengan la economía nacional, generen empleos dignos y devuelvan la dignidad a miles de bolivianos
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