EL gobierno de los Estados Unidos no sólo volvió a descertificar a Bolivia por tercer año consecutivo, sino que también alertó de la creciente presencia de narcotraficantes extranjeros y de una mayor producción y tránsito de cocaína en el país. Al respecto, el presidente estadounidense, Barack Obama, sostuvo que "el gobierno de Bolivia ha «fallado de manera demostrable» en cumplir sus obligaciones señaladas en los acuerdos antinarcóticos internacionales durante los últimos 12 meses".
A pesar de ello, Washington "invocó una «exención en razón de un interés nacional vital» que garantiza que los Estados Unidos seguirán cooperando con Bolivia". Existe una preocupación compartida por el gobierno norteamericano y el boliviano por el aceleramiento de los métodos de producción de cocaína, por una creciente presencia de narcotraficantes extranjeros y por el tránsito de drogas por el país. La aplicación del "método colombiano", que echa mano de electrodomésticos como lavadoras y hornos de microondas para disminuir el tiempo en la producción de cocaína y reducir el número de personas necesarias para ello, ha permitido que se multiplicaran las fábricas del alcaloide.
El viceministro de Defensa Social de Bolivia, Felipe Cáceres, también admitió la presencia de emisarios de organizaciones internacionales, como los Zetas, de México, o los brasileños Primer Comando de la Capital y Comando Vermelho, relacionados además con tráfico de armas, de personas, contrabando y otros delitos.
Está claro entonces que hay más narcotráfico en Bolivia, lo que puede ser demostrado con las cifras de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico, que apenas dio abasto para descubrir plantas e interceptar el tráfico de drogas en casi todas las regiones del país.
Aunque Obama aseveró que la expulsión de la Agencia Antidrogas de los Estados Unidos (DEA), producida en noviembre de 2008, "perjudicó los esfuerzos para identificar y desmantelar organizaciones de narcotraficantes del país", reconoció los éxitos de la Policía Nacional en materia de represión del narcotráfico, "logros [que] aunque importantes lamentablemente no han dado lugar a una reducción neta en el cultivo de coca o en la producción de cocaína en Bolivia". Por otro lado, el presidente Evo Morales reafirmó que no permitirá que la DEA regrese otra vez a Bolivia.
Ha llegado el momento de que el gobierno boliviano reflexione y vuelva a la cooperación y coordinación con países involucrados en la lucha contra el narcotráfico. Mientras las autoridades no adopten medidas drásticas en contra de los cultivos de coca, su libre comercialización y casi garantizada industrialización hasta convertirla en droga, será muy difícil terminar con el letal y redituable negocio del narcotráfico.
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