La policía de la provincia de Buenos Aires detuvo en Villa Gesell a cuatro integrantes de una banda de delincuentes que robaba en casas de turistas y, además, comercializaba una potente y nueva droga sintética. Los efectivos policiales dieron con la banda luego de investigar una serie de robos sufridos por veraneantes en los alrededores de ese balneario y se llevaron una sorpresa al descubrir, entre los elementos incautados, 85 tizas (ampollas) de brolanfetamina. Se trata de una droga de diseño de singular poder, durante mucho tiempo desconocida en la Argentina. Esta droga se vende a alrededor de 300 pesos la dosis; es la primera vez que es decomisada en la costa bonaerense.
La brolanfetamina es una anfetamina potenciada y más residual que otras, a la que se le agrega bromo, aditivo de las naftas, lo que la transforma en una sustancia potencialmente letal. También se la conoce como "cápsula del miedo", ya que, entre sus efectos, produce calambres que, sumados a las alucinaciones, crean sensación de pánico en los consumidores. Entre los efectos, esta droga produce pérdida total de conciencia de tiempo y espacio, estado de locura, alucinaciones, convulsiones, espasmos vasculares y descomposturas intestinales graves.
Los expertos señalan también que el consumo de la brolanfetamina puede ser sublingual o puede inyectarse, aspirarse o fumarse. Los efectos perduran durante 24 horas; en las 48 horas siguientes a éstas pueden registrarse alucinaciones aisladas.
Otro de los nombres utilizados para identificar a esta peligrosa sustancia es DOB (por date of birth , ?fecha de nacimiento´), por el hecho de que quienes la consumen sienten un renacer de sus vidas. Paradójicamente, una dosis superior a los tres miligramos puede llevar a la muerte. Por medio de un escáner corporal, se ha descubierto que la DOB se dirige en primer término hacia los pulmones y sólo después está disponible la verdadera actividad metabólica para interactuar en el sistema nervioso central.
Esto es una señal del peligro que entrañan ésta y otras drogas. Nuevos procedimientos policiales llevados a cabo en otros balnearios de la costa bonaerense revelan la fuerte presencia de las drogas sintéticas entre la juventud.
Por ejemplo, fue detenido un vendedor (o dealer ) que se disponía a distribuir 1720 dosis de LSD (ácido lisérgico) en la zona de los boliches de la calle Alem, en Mar del Plata. Su valor de venta, según estimaciones policiales, iba de los 60 a los 100 pesos por dosis. No menos importante fue la detención, en el aeropuerto internacional de Ezeiza, de un joven holandés con 22.600 pastillas de éxtasis para ser distribuidas en las playas argentinas. Los investigadores relacionan esta sustancia con la actividad de las "fiestas" electrónicas, que se mudó a las discos y las playas bonaerenses.
Las drogas de diseño se caracterizan por representar un problema estacional. Aparecen en el verano, asociadas a la diversión en vacaciones. Quienes las venden buscan entrar en los grupos de chicos que veranean solos. Sus efectos son muy peligrosos cuando no letales. El drama es que los jóvenes no son completamente conscientes de las terribles consecuencias de este nuevo tipo de droga. No por azar, el éxtasis es ofrecido en forma de pastillas que tienen una apariencia simpática y cautivante. Algunas píldoras representan imágenes que se inspiran en los personajes de las historietas y los dibujos animados. Por ejemplo: Superman, Batman y Snoopy, entre otros.
Las drogas sintéticas hacen posible además que las organizaciones de narcotraficantes controlen todo el proceso, desde la elaboración hasta la venta en las calles. También, estas drogas aseguran cuantiosas ganancias y tienen la característica de que se pueden hacer en cualquier parte. Resulta necesario, entonces, alertar sobre la presencia de estas organizaciones criminales que buscan expandir el mercado de estas sustancias altamente adictivas y peligrosas. Merece destacarse la labor policial en las playas de la costa bonaerense, que ha permitido incautar importantes cantidades de dosis destinadas al consumo local. Es fundamental combatir el consumo de estas sustancias prohibidas y advertir, sobre todo a los jóvenes y adolescentes, que este tipo de drogas, más allá de la marihuana y la cocaína con sus propios efectos perniciosos para el organismo, puede provocar daños irreversibles.
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