Hace algunas semanas, la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico se incautó de la mayor fábrica de cocaína cristalizada descubierta en el país en por lo menos los últimos 20 años de guerra que se libra contra esa criminal actividad que está avanzando en el mundo.
A este hecho en los siguientes días se han sumado exitosas acciones contra el tráfico de cocaína que han arrojado resultados importantes de decomisos de la droga en el país y en naciones vecinas que significaron garrotazos demoledores contra la economía de carteles internacionales.
Se desconocen estadísticas sobre la cantidad de droga capturada, pero sí se sabe que las áreas de cultivos de coca en los países productores de esta materia prima para la elaboración de cocaína aumentan de forma alarmante a pesar de todo cuanto se hace para evitar su expansión.
El Viceministro de Defensa Social ha admitido que en nuestro país existen alrededor de 15.000 hectáreas con coca que exceden los cultivos legales y que ello se debe, en parte, a que campesinos de El Chapare han vuelto a sembrar en áreas ya erradicadas. Se entiende que la política de erradicación de cultivos de coca excedente está afrontando graves dificultades, especialmente porque los cocaleros se sienten poderosos.
Bolivia carece de recursos o los que tiene son insuficientes para enfrentar con éxito la tarea de eliminar los cocales que están por encima de las hectáreas destinadas al consumo tradicional de hoja de coca permitidas por la ley y la ayuda que se tenía para hacer frente a este delito se redujo sustancialmente con la expulsión de la DEA y de USAID, lo que, naturalmente, tiene que debilitar la lucha favoreciendo a los narcotraficantes.
El descubrimiento de la sofisticada fábrica de purificación de cocaína cerca de Santa Cruz, con una producción calculada de 100 kilos diarios de clorhidrato, fue un duro golpe al narcotráfico, pero confirma que los narcotraficantes buscan producir la droga donde les es más fácil encontrar o producir los insumos, y el insumo principal es la hoja de coca, y donde el control es menos fuerte.
¿Cuántas toneladas de hoja de coca serían necesarias para producir 100 kilos de cocaína pura por día y todos los días? ¿Cuántos camiones se requerirían para trasladar esa enorme cantidad de coca y cómo se la podría trasladar sin que se despertara, cuando menos, sospechas de que es para el narcotráfico? Seguramente se optaba por comprar cocaína preelaborada en decenas de pozas de maceración que deben existir para producir sulfato.
Se anunció que también mexicanos estaban vinculados a la fábrica. Ello demuestra que es necesario poner —ahora que no se cuenta con ayuda o que ésta es muy poca— una especial atención en la lucha contra esa lacra humana para que Bolivia elimine también el estigma de país narcotraficante que se suma al de país corrupto y que nos hace un enorme y vergonzoso daño.
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