La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) una instancia internacional que corre el riesgo de deteriorarse como ocurrió con la Unasur, por la acción perniciosa de los gobiernos populistas de la región, cometió el acto de hipocresía más grande que se haya visto en los últimos tiempos.
La Celac se dio el lujo de reunirse en Cuba, un estado carcelario, con la dictadura más longeva del continente y ni siquiera mencionó la situación de los Derechos Humanos. Para colmo y como si se hubieran exprimido el cerebro, los jefes de estado emitieron en La Habana un pronunciamiento que declara "zona de paz" a América Latina y el Caribe.
El problema es que acaba de publicarse un informe que coloca al continente como uno de los principales compradores de armas rusas. El año pasado, la región gastó más de 1.500 millones de dólares en material bélico de alta tecnología y la corporación Rostec, uno de los proveedores ha calificado como un gran éxito de la industria bélica de Rusia, el suministro de helicópteros, equipos blindados, armas de infantería, sistemas antiaéreos, máquinas de combate y otros equipos militares. Bolivia figura entre los clientes de esta boyante industria pese a que nuestra constitución nos describe como una nación pacifista.
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