El exitoso operativo de policías de cuatro países confirma que ningún país puede combatir en solitario y que están en territorio nacional criminales organizados.
Hace pocos días, un operativo multinacional en el que participaron policías de Bolivia, Perú, Chile y Brasil, impidió la exportación de 400 kilos de cocaína impregnada en 6.400 bolsas de carbón vegetal que estaban destinadas al puerto de Arica, con escala a Egipto y punto final de llegada a Europa.
En la lucha antidroga, esta reciente acción refleja por una parte eficiencia de las policías que llevaron adelante acciones de Inteligencia y de interdicción, lo que expresa de manera clara que los países que están afectados con el negocio ilícito de producción y tráfico de cocaína no pueden trabajar aislados y por el contrario la cooperación internacional es imprescindible. Se puede colegir también que el operativo es el resultado inicial de acciones planificadas a raíz de los recientes acuerdos con Brasil y la cooperación norteamericana. Pero, más allá de estas situaciones, lo importante está en la voluntad de la lucha antidroga boliviana que con estas acciones lanza un mensaje sobre su decisión de combatir al narcotráfico.
La Organización de Naciones Unidas, en Bolivia, ha felicitado al Gobierno boliviano por haber descubierto este enorme embarque de droga cuyo valor en destino final se calcula que habría llegado a los 17 millones de dólares. Sin embargo, la misma representación sostiene que la acción confirma la ruta europea de la droga sudamericana y de la existencia de organizaciones criminales de narcotraficantes que están operando en territorio nacional.
Hasta el momento autoridades de la lucha antidroga boliviana no quisieron pronunciarse de manera concreta sobre el establecimiento de clanes de narcotraficantes principalmente en el departamento de Santa Cruz, pero hechos criminales que aumentan la inseguridad ciudadana como la muerte violenta de personas que se estima son asesinadas por ajuste de cuentas por asuntos de droga, añaden elementos para tener certidumbre sobre la presencia del crimen organizado internacional. Estas mismas consideraciones han sido indicadas por la Oficina de Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito en Bolivia.
No se puede ignorar que la capacidad de organización y operativa que implica el envío de 400 kilos de cocaína mimetizada en bolsas de carbón, obedece a una estructura que es propia de la mafia internacional donde se mueven cantidades de dinero importantes, creando una red de contactos nacionales e internacionales de enorme proporción. Es decir, que los recursos que mueven estos grupos para luego obtener millonarias ganancias no son propias de organizaciones nacionales.
El país está ante dos realidades. Una es que la lucha contra el narcotráfico no se realiza en ninguna parte del mundo en solitario y por el contrario requiere de la máxima cooperación internacional y mucho más de aquellos países que tienen responsabilidades compartidas por el consumo de la droga. La coordinación internacional con las policías de países vecinos es imprescindible y su acción además está marcada por el peligro que representa el narcotráfico para su propia seguridad. La otra realidad que debería asumirse es que las organizaciones criminales están operando, que pueden o no ser clanes, pero que en realidad son grupos delictivos de mucho poder que deben ser combatidos con la premura necesaria y el rigor correspondiente. No hay duda que la presencia de la mafia internacional en un país representa un peligro latente para la seguridad interna del Estado.
En la lucha antidroga, esta reciente acción refleja por una parte eficiencia de las policías que llevaron adelante acciones de Inteligencia y de interdicción, lo que expresa de manera clara que los países que están afectados con el negocio ilícito de producción y tráfico de cocaína no pueden trabajar aislados y por el contrario la cooperación internacional es imprescindible. Se puede colegir también que el operativo es el resultado inicial de acciones planificadas a raíz de los recientes acuerdos con Brasil y la cooperación norteamericana. Pero, más allá de estas situaciones, lo importante está en la voluntad de la lucha antidroga boliviana que con estas acciones lanza un mensaje sobre su decisión de combatir al narcotráfico.
La Organización de Naciones Unidas, en Bolivia, ha felicitado al Gobierno boliviano por haber descubierto este enorme embarque de droga cuyo valor en destino final se calcula que habría llegado a los 17 millones de dólares. Sin embargo, la misma representación sostiene que la acción confirma la ruta europea de la droga sudamericana y de la existencia de organizaciones criminales de narcotraficantes que están operando en territorio nacional.
Hasta el momento autoridades de la lucha antidroga boliviana no quisieron pronunciarse de manera concreta sobre el establecimiento de clanes de narcotraficantes principalmente en el departamento de Santa Cruz, pero hechos criminales que aumentan la inseguridad ciudadana como la muerte violenta de personas que se estima son asesinadas por ajuste de cuentas por asuntos de droga, añaden elementos para tener certidumbre sobre la presencia del crimen organizado internacional. Estas mismas consideraciones han sido indicadas por la Oficina de Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito en Bolivia.
No se puede ignorar que la capacidad de organización y operativa que implica el envío de 400 kilos de cocaína mimetizada en bolsas de carbón, obedece a una estructura que es propia de la mafia internacional donde se mueven cantidades de dinero importantes, creando una red de contactos nacionales e internacionales de enorme proporción. Es decir, que los recursos que mueven estos grupos para luego obtener millonarias ganancias no son propias de organizaciones nacionales.
El país está ante dos realidades. Una es que la lucha contra el narcotráfico no se realiza en ninguna parte del mundo en solitario y por el contrario requiere de la máxima cooperación internacional y mucho más de aquellos países que tienen responsabilidades compartidas por el consumo de la droga. La coordinación internacional con las policías de países vecinos es imprescindible y su acción además está marcada por el peligro que representa el narcotráfico para su propia seguridad. La otra realidad que debería asumirse es que las organizaciones criminales están operando, que pueden o no ser clanes, pero que en realidad son grupos delictivos de mucho poder que deben ser combatidos con la premura necesaria y el rigor correspondiente. No hay duda que la presencia de la mafia internacional en un país representa un peligro latente para la seguridad interna del Estado.
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