editorial de Los Tiempos que reproducimos por su innegable importancia y actualidad:
El drástico rebrote del circuito coca-cocaína en el país se pone de manifiesto tanto en el incremento de las áreas dedicadas al cultivo de la hoja, como en el de la elaboración y tráfico de la droga, no sólo en la región del Chapare, sino en diversas zonas urbanas y rurales del territorio nacional. De ahí que si bien no hay estadísticas oficiales y confiables al respecto, las recurrentes incautaciones de apreciables cantidades de cocaína en poder de traficantes que intentan sacarla al exterior, permiten inferir que estamos ante un auge del negocio ilícito, parecido al que desfigurara la imagen de Bolivia en la década de los 80. Lo grave es que Bolivia no sólo produce más coca que va a la fabricación clandestina de la droga, sino que se convierte en tierra predilecta de tránsito de la cocaína elaborada en Perú y Colombia, cuyas mafias la introducen por Pando con destino a ciudades brasileñas o al mercado europeo, según recientes revelaciones que merecen crédito. Hacen lo propio las organizaciones de "narcos" bolivianos que despachan cocaína a Europa por vía Paraguay, Argentina y Chile. El actual repunte del narcotráfico nos pasa ahora la factura: Pando, con su capital Cobija, empieza a adquirir marcada semejanza con Ciudad Juárez, en el límite mexicano con Estados Unidos, donde el narcotráfico, vinculado también a la prostitución, libra una guerra fronteras adentro por el control de ambas actividades, cuyo saldo asciende ya a centenares de muertos, entre los que figuran no sólo los bandidos, sino también policías y civiles, aparte de sumar a más de 400 el número de mujeres asesinadas por lo que parecen ser contravenciones a las reglas y compromisos que imponen los tratantes de blancas… Ciudad Juárez deviene así en una suerte de "narcorrepubliqueta" al servicio exclusivo del narcotráfico. Tanto la Policía como los militares deben aunar y coordinar labores para evitar que Pando siga los pasos de Ciudad Juárez. Nos parece lógico militarizar a esa región, en el entendido de que militarizar no es sinónimo de estado de sitio ni suspensión de libertades de asociación o tránsito, sino que alude solamente a operativo combinado de particular rigurosidad, en lo que se refiere a vigilancia y control para garantizar la paz ciudadana, como a la acción oportuna y eficaz contra las bandas de narcotraficantes. En este sentido, los cabecillas y miembros de estas agrupaciones criminales deben ser plenamente identificados, capturados y puestos a disposición de la justicia ordinaria, sin dejar de lado el control de los lugares que albergan el cultivo excedente de la hoja y las factorías de la droga, antes de que sea demasiado tarde.
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