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sábado, 9 de febrero de 2013

alarma el alto porcentaje de jóvenes drogados entre los andinos. los porcentajes van de 5 al 17% y la droga preferida es la cocaína que abunda en la región. Bolivia está convertido en fabricante de cocaína y ésta introducida en centros de jóvenes por lo que el Estado de obliga a ser doblemente cuidadoso

Un reciente estudio del Programa Antidrogas Ilícitas de la Comunidad Andina revela datos abrumadores acerca de la prevalencia del consumo de sustancias controladas entre universitarios de Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, los países signatarios del Acuerdo de Cartagena.
El mayor número de jóvenes que se drogan está en Colombia: casi 17 de cada cien lo hacen, índice que cae a 10 en Ecuador, mientras que en Perú el nivel llega a seis y en Bolivia a cinco de cada 100.
Se trata de un índice muy alto si se considera que los datos de recuperación de drogadictos alcanzan al 1 por ciento, por lo que lo único que se puede hacer para contrarrestar esta dependencia es la prevención.
El documento pone de manifiesto que el 40,9 (41 de cada 100) de estudiantes bolivianos presenta síntomas de abuso o dependencia de drogas, mientras que ese índice se reduce a entre el 28 y 30 por ciento de los consumidores de drogas de Colombia, Ecuador y Perú.
El estudio revela que las sustancias ilícitas más populares, si vale el término, son la marihuana y la cocaína —tanto pasta base como la droga cristalizada—, en tanto que el alcohol es el elemento lícito de mayor consumo en la región andina.
Si se considera que el sistema universitario boliviano, compuesto tanto por las casas de estudios superiores privadas como por las públicas, tenía, en 2009, unos 400.000 matriculados, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística, se llegará a la conclusión de que, solamente en este grupo poblacional, en el país hay unos 18.000 jóvenes que consumen drogas ilegales, y de ellos, casi 8.000 son dependientes, de quienes —siempre según los promedios— menos de un centenar se recuperará.
Se trata de una cifra escalofriante, que no considera a otros colectivos poblacionales, que no han sido objeto de este estudio.
Por ello, es preciso que no solamente tengan éxito los operativos de interdicción al narcotráfico, pues en los últimos años, Bolivia —lo han reconocido las autoridades nacionales del área— ha dejado de ser un mero país productor para convertirse en productor de drogas o país de tránsito para convertirse en consumidor de estas sustancias, a las que no cabe otro calificativo que venenos, que matan lenta pero inexorablemente.
Es imprescindible que la prevención y los exámenes médicos sorpresivos sean constantes en escuelas, colegios, universidades, institutos de formación técnica, centros de trabajo y todo tipo de entidades que congregan a las personas.
Sólo con la prevención y la adopción de medidas inmediatas se podrá hacer una labor efectiva de prevención y combate a las drogas.
Se sabe que la interdicción y la represión sólo consiguen la incautación de la décima parte de la droga que se produce o circula por el mundo.
Ello obliga a extremar las medidas de cuidado que debe tomar el Estado para defender a su capital más importante: el humano. Todo lo demás será, simple y llanamente, retórica sin contenido.

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