Ahora, la vergüenza
Humberto Vacaflor Ganam
En cuestión de reservas, el gobierno no sabe mentir, aunque lo intenta con persistencia. Las reservas internacionales del Banco Central están virtualmente agotadas, pero las autoridades insisten en decir que son el “blindaje”.
No hay empresas especializadas en entrar a las bóvedas de los bancos para medir el verdadero nivel de las reservas y de esa manera el detalle queda en la nebulosa.
En cuanto a las reservas de gas natural es más difícil mentir, porque en este caso hay empresas especializadas en medirlas. La solución que ensayó el gobierno es no llamar a esas empresas para poder fingir que las reservas son suficientes.
Pero esta ficción, que podría ser eficaz para embaucar a un electorado poco avispado, no sirve para convencer a los responsables de gobiernos foráneos que necesitan saber si van a recibir o no el gas que necesitan, sobre todo cuando el invierno está mostrando su fría nariz.
El gobierno argentino sabe que Bolivia no cuenta con el gas suficiente. Y mandó a su embajador a decir que se cansó de esperar que YPFB presente su plan de exportaciones, por lo que anuncia que comprará gas procedente de Chile para atender el déficit que deje Bolivia.
Responder con paradas de gallo viejo, diciendo que Argentina es libre de comprar el gas donde le dé la gana es no haber entendido la jugada.
El contrato entre los dos países establece que si Bolivia no puede entregar los volúmenes convenidos, tiene que pagar por lo que no pueda enviar, más una multa de 15% de ese valor.
Argentina deberá pagar por el gas que traiga de Chile casi el doble de lo que paga a Bolivia. ¿Será ese el precio que debe pagar Bolivia por el gas que no vaya a enviar? Y a ello se sumaría el 15% convenido como multa.
Estas son las cifras. El gas natural se está agotando y los compromisos de exportación se mantienen altos: 30 millones m3/d para Brasil y 20 millones para Argentina, más 12 millones para el mercado boliviano.
De la electricidad que Bolivia quería vender a Argentina sería mejor ni hablar. El embajador dice que si Bolivia no puede cumplir con la entrega del gas comprometido, ¿cómo se puede comprometer a vender energía eléctrica que debe ser producida con gas?
Las otras exportaciones, las ilegales, van muy bien. Para muchos bolivianos no es un consuelo.
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