El debate, por momentos violento, que ha provocado el proyecto del Gobierno de aprobar una nueva ley de la coca para incrementar el área autorizada para los cultivos, ha opacado otros temas de la agenda política del país. Los cocaleros de Yungas defienden la legalidad aceptada hasta ahora en el país: que solo la coca ancestral, la originaria, la que ellos producen, debiera ser la permitida, y que los demás cultivos tuvieran que ser erradicados.
Esa exigencia repite los principios de la Ley 1008 por la cual los cocales no autorizados, es decir, ilegales, eran declarados ‘excedentarios’ y están destinados a ser erradicados. Que el Estado boliviano no haya tenido la voluntad de aplicar una de sus propias leyes, la que le obligaba a acabar con los cocales ‘excedentarios’, es la responsable de la actual crisis. El debate se complica y enrarece por el hecho de que los cocales ilegales tienen un líder que se ha convertido en el presidente de Bolivia y que ofreció a sus bases legalizar todos los cultivos ilegales de Chapare.
Lo que corresponde es medir el mercado legal de la coca y limitar los cultivos al resultado que se obtenga. La medición fue hecha por la ONU, pero por alguna razón que no se ha explicado todavía, el resultado no fue difundido, aunque algunas filtraciones mencionaron que el área necesaria para el propósito indicado sería de 7.000 hectáreas. Lo cierto es que ahora el Gobierno está decidido a elevar el área autorizada de 12.000 a 20.000 hectáreas, o un poco más, a fin de conceder a Chapare 7.000 y a Caranavi 1.000 hectáreas.
El debate se enrarece más todavía y alcanza áreas muy sensibles si se toma en cuenta que la droga producida en Bolivia con gran parte de la coca abastece a los narcotraficantes y consumidores de Argentina y Brasil, los dos mayores vecinos del país, los que compran el gas natural boliviano y los principales socios del Mercosur, un esquema de integración económica al que Bolivia quiere sumarse para favorecer actividades económicas legales.
Los gobiernos de esos dos países han mostrado señales de molestia, como el control severo de la frontera y la amenaza de expulsión de ciudadanos bolivianos. Limitar el cultivo de la coca al mínimo sería lo aconsejable para proteger el buen nombre del país e incluso para ayudar al comercio internacional de los productos legales
Los violentos aborrecen el diálogo, prefieren resolver los conflictos con el uso de la fuerza física, las armas, la tortura y el miedo. Los que aman la paz, se oponen al uso de las armas y buscan por sobre todas las cosas el entendimiento, la fraternización.
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viernes, 24 de febrero de 2017
El Deber reclama lo mismo que la Unión Europa una medición de la demanda. cuánta coca es necesaria para cubrir la necesidad de un mercado. no habrá respuesta porque el Gobierno se debe a los cocaleros y éstos exigen autorización para seguir sembrando, cosechando, fabricando cocaína y vendiéndola en el mundo con apoyo de los carteles más mafiosos.
martes, 14 de febrero de 2017
ahora se pelean yunguenos y chaparenos...cuál gana? la coca auténtica que acullica el pueblo el indio del Altiplano y de los Valles incluyendo al indio del Chapare...esa es la auténtica pero...los narcos prefieren la otra que "es más rendidora" por tanto de mayor consumo para la cocaína...pero todo está mezclado, mientra Yungas pide un referendo cuál coca prefieren los acullicadores?
En Bolivia todo se mezcla con la droga, dirán los forasteros. Para comenzar, con la droga se mezcla la política, como salta a la vista.
Pero lo que quizá llame la atención es que la droga se mezcle con gas licuado de petróleo, como ocurrió con los cargamentos enviados desde Yacuiba a Argentina en cisternas modernos que llevaban, además del combustible, la blanca, en una operación que tenía el respaldo de YPFB. La justicia argentina se cansó de pedir la extradición del responsable de esa original alquimia comercial.
Y está aquel general de la policía, ahora preso en Estados Unidos, que fue cogido, como se dice, en Chile, con una carga de droga que no supo cómo explicar. El gobierno boliviano protestó contra el gobierno chileno porque, en lugar de informar primero a su vecino, optó por enviar al general a Miami.
También, como se sabe, la droga se mezcla con las tripas de algunos bolivianos, con las banderas bolivianas de barcos que incluso han sido capturados en Estanbul, con los submarinos soviéticos que usan las mafias del Caribe para llevar la merca. En fin, la droga se mezcla con todo, comenzando, repito, por la política.
Pero lo que no había ocurrido hasta noviembre pasado era que la droga se mezclara con carbón mineral colombiano que llega en camiones contratados por una empresa estatal boliviana. Ese fue el caso y uno de esos camiones fue capturado por la policía peruana, que desde entonces ha optado por frenar ese tráfico, pero el camión entero, incluido el carbón.
Sucede, pues, que la fundidora Vinto tiene ahora problemas para abastecerse de carbón mineral, ya que sus hornos han sido diseñados para usar ese combustible tan contaminante, quizá en previsión de que el gas llegara a faltar, como está ocurriendo realmente.
Quizá los vecinos tengan ganas de preguntar a los bolivianos por qué no decidimos qué vamos a hacer para seguir viviendo bien. Si eso de la metalurgia, o de las plantas separadoras, son sólo un pretexto para facilitar el gran negocio, ¿por qué no admitirlo de una vez?
Un referéndum podría servir para tomar esa decisión. Uno parecido al que quieren los cocaleros de Yungas para decidir cuál es la coca que consumen los bolivianos en forma de hoja.
Vacaflor.obolog.com
Pero lo que quizá llame la atención es que la droga se mezcle con gas licuado de petróleo, como ocurrió con los cargamentos enviados desde Yacuiba a Argentina en cisternas modernos que llevaban, además del combustible, la blanca, en una operación que tenía el respaldo de YPFB. La justicia argentina se cansó de pedir la extradición del responsable de esa original alquimia comercial.
Y está aquel general de la policía, ahora preso en Estados Unidos, que fue cogido, como se dice, en Chile, con una carga de droga que no supo cómo explicar. El gobierno boliviano protestó contra el gobierno chileno porque, en lugar de informar primero a su vecino, optó por enviar al general a Miami.
También, como se sabe, la droga se mezcla con las tripas de algunos bolivianos, con las banderas bolivianas de barcos que incluso han sido capturados en Estanbul, con los submarinos soviéticos que usan las mafias del Caribe para llevar la merca. En fin, la droga se mezcla con todo, comenzando, repito, por la política.
Pero lo que no había ocurrido hasta noviembre pasado era que la droga se mezclara con carbón mineral colombiano que llega en camiones contratados por una empresa estatal boliviana. Ese fue el caso y uno de esos camiones fue capturado por la policía peruana, que desde entonces ha optado por frenar ese tráfico, pero el camión entero, incluido el carbón.
Sucede, pues, que la fundidora Vinto tiene ahora problemas para abastecerse de carbón mineral, ya que sus hornos han sido diseñados para usar ese combustible tan contaminante, quizá en previsión de que el gas llegara a faltar, como está ocurriendo realmente.
Quizá los vecinos tengan ganas de preguntar a los bolivianos por qué no decidimos qué vamos a hacer para seguir viviendo bien. Si eso de la metalurgia, o de las plantas separadoras, son sólo un pretexto para facilitar el gran negocio, ¿por qué no admitirlo de una vez?
Un referéndum podría servir para tomar esa decisión. Uno parecido al que quieren los cocaleros de Yungas para decidir cuál es la coca que consumen los bolivianos en forma de hoja.
Vacaflor.obolog.com
sábado, 4 de febrero de 2017
para engatuzar al pueblo, lograr ser elegido, los cocaleros organizaron "su cartel" con el que ganaron las elecciones, se posesionaron del Poder y están ahora después de 11 años soportando su derrota del 21F cuando el pueblo les dijo NO que significa BASTA de tanta iniquidad y el retorno al Estado de Derecho.
En el referendo del 21 de febrero de 2016 el pueblo boliviano dijo NO a la re-re-re-postulación de los actuales mandatarios. El Presidente y sus seguidores, para explicar su derrota, inventaron un “cártel de la mentira” al cual atribuyeron su derrota, argumentando que dicho cártel habría engañado al pueblo al revelar la existencia de una novia presidencial favorecida con una gerencia en la empresa china Camce favorecida la empresa a su vez, con millonarios contratos del Estado, verdades que el primer mandatario reconoció y que ninguno de sus ministros, improvisados escritores de libros de amores tormentosos, pudo desmentir.
Este hecho y la demostrada capacidad mitomaníaca gubernamental me hizo reflexionar respecto a las mentiras con las que los políticos seducen a los votantes y he aquí que descubro que evidentemente hubo en Bolivia un cártel muy efectivo, que logró engañar al pueblo haciendo que éste vote masivamente a favor de su candidato. ¿Y cómo lo hizo? Espanta su sencillez y efectividad. He aquí su “modus operandi” como dirían los sagaces investigadores de nuestra policía:
1. Cuando el Gobierno de Banzer y Tuto Quiroga asumieron el plan impuesto por los norteamericanos “coca cero”; el cártel cocalero, aprovechando el profundo sentimiento antimperialista del pueblo, instaló en la opinión pública el argumento que “la coca del Chapare era la hoja sagrada que resumía nuestra cultura a la cual el imperialismo quería destruir”. Argumento falso ya que la coca del Chapare, como está demostrado y reconocido por los mismos cocaleros, va en más del 90 por ciento a la fabricación de cocaína. Sólo la coca tradicional de los Yungas de La Paz y Vandiola van al akulliko y consumo popular.
2. Posicionado el argumento coca chapareña=hoja sagrada, los cocaleros pasaron a ser “de productores de materia prima de cocaína, a grandes patriotas” defensores de nuestra esencia cultural, haciendo de su principal caudillo, un sacrificado y audaz líder antiimperialista, portador de innumerables virtudes. En consecuencia resultó nada difícil que, en las elecciones del domingo 18 de diciembre, el 54 por ciento vote por el jefe de los cocaleros y éstos pasen a ser dueños del país, poniendo al Estado a su servicio, para protección del tráfico de coca ilegal (la del Chapare).
3. Ése fue el engaño del cártel organizado por los cocaleros del Chapare junto a algunos medios de comunicación de la época y ONG, que ingenua o astutamente trabajaron con el discurso de la defensa de las raíces culturales del pueblo amenazadas por el imperialismo, entronizando sin remordimientos al régimen de los productores de coca ilegal. Algún despistado “cientista social” llegó a comparar a la Federación de Cocaleros con la Federación de Mineros, otrora gloriosa protagonista de la Revolución de 1952.
Sin embargo, como dice la frase popular: “se puede engañar a todos algún tiempo. También se puede engañar a algunos todo el tiempo. Pero no se puede engañar a todos, todo el tiempo”; y el 21 de febrero de 2016 la venda cayó de los ojos.
El pueblo ejerciendo su soberanía les ha dicho un rotundo NO y cualquier intento de desconocer dicho referendo es un delito contra la Constitución y la soberanía del pueblo.
Este hecho y la demostrada capacidad mitomaníaca gubernamental me hizo reflexionar respecto a las mentiras con las que los políticos seducen a los votantes y he aquí que descubro que evidentemente hubo en Bolivia un cártel muy efectivo, que logró engañar al pueblo haciendo que éste vote masivamente a favor de su candidato. ¿Y cómo lo hizo? Espanta su sencillez y efectividad. He aquí su “modus operandi” como dirían los sagaces investigadores de nuestra policía:
1. Cuando el Gobierno de Banzer y Tuto Quiroga asumieron el plan impuesto por los norteamericanos “coca cero”; el cártel cocalero, aprovechando el profundo sentimiento antimperialista del pueblo, instaló en la opinión pública el argumento que “la coca del Chapare era la hoja sagrada que resumía nuestra cultura a la cual el imperialismo quería destruir”. Argumento falso ya que la coca del Chapare, como está demostrado y reconocido por los mismos cocaleros, va en más del 90 por ciento a la fabricación de cocaína. Sólo la coca tradicional de los Yungas de La Paz y Vandiola van al akulliko y consumo popular.
2. Posicionado el argumento coca chapareña=hoja sagrada, los cocaleros pasaron a ser “de productores de materia prima de cocaína, a grandes patriotas” defensores de nuestra esencia cultural, haciendo de su principal caudillo, un sacrificado y audaz líder antiimperialista, portador de innumerables virtudes. En consecuencia resultó nada difícil que, en las elecciones del domingo 18 de diciembre, el 54 por ciento vote por el jefe de los cocaleros y éstos pasen a ser dueños del país, poniendo al Estado a su servicio, para protección del tráfico de coca ilegal (la del Chapare).
3. Ése fue el engaño del cártel organizado por los cocaleros del Chapare junto a algunos medios de comunicación de la época y ONG, que ingenua o astutamente trabajaron con el discurso de la defensa de las raíces culturales del pueblo amenazadas por el imperialismo, entronizando sin remordimientos al régimen de los productores de coca ilegal. Algún despistado “cientista social” llegó a comparar a la Federación de Cocaleros con la Federación de Mineros, otrora gloriosa protagonista de la Revolución de 1952.
Sin embargo, como dice la frase popular: “se puede engañar a todos algún tiempo. También se puede engañar a algunos todo el tiempo. Pero no se puede engañar a todos, todo el tiempo”; y el 21 de febrero de 2016 la venda cayó de los ojos.
El pueblo ejerciendo su soberanía les ha dicho un rotundo NO y cualquier intento de desconocer dicho referendo es un delito contra la Constitución y la soberanía del pueblo.
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