En Bolivia todo se mezcla con la droga, dirán los forasteros. Para comenzar, con la droga se mezcla la política, como salta a la vista.
Pero lo que quizá llame la atención es que la droga se mezcle con gas licuado de petróleo, como ocurrió con los cargamentos enviados desde Yacuiba a Argentina en cisternas modernos que llevaban, además del combustible, la blanca, en una operación que tenía el respaldo de YPFB. La justicia argentina se cansó de pedir la extradición del responsable de esa original alquimia comercial.
Y está aquel general de la policía, ahora preso en Estados Unidos, que fue cogido, como se dice, en Chile, con una carga de droga que no supo cómo explicar. El gobierno boliviano protestó contra el gobierno chileno porque, en lugar de informar primero a su vecino, optó por enviar al general a Miami.
También, como se sabe, la droga se mezcla con las tripas de algunos bolivianos, con las banderas bolivianas de barcos que incluso han sido capturados en Estanbul, con los submarinos soviéticos que usan las mafias del Caribe para llevar la merca. En fin, la droga se mezcla con todo, comenzando, repito, por la política.
Pero lo que no había ocurrido hasta noviembre pasado era que la droga se mezclara con carbón mineral colombiano que llega en camiones contratados por una empresa estatal boliviana. Ese fue el caso y uno de esos camiones fue capturado por la policía peruana, que desde entonces ha optado por frenar ese tráfico, pero el camión entero, incluido el carbón.
Sucede, pues, que la fundidora Vinto tiene ahora problemas para abastecerse de carbón mineral, ya que sus hornos han sido diseñados para usar ese combustible tan contaminante, quizá en previsión de que el gas llegara a faltar, como está ocurriendo realmente.
Quizá los vecinos tengan ganas de preguntar a los bolivianos por qué no decidimos qué vamos a hacer para seguir viviendo bien. Si eso de la metalurgia, o de las plantas separadoras, son sólo un pretexto para facilitar el gran negocio, ¿por qué no admitirlo de una vez?
Un referéndum podría servir para tomar esa decisión. Uno parecido al que quieren los cocaleros de Yungas para decidir cuál es la coca que consumen los bolivianos en forma de hoja.
Vacaflor.obolog.com
Los violentos aborrecen el diálogo, prefieren resolver los conflictos con el uso de la fuerza física, las armas, la tortura y el miedo. Los que aman la paz, se oponen al uso de las armas y buscan por sobre todas las cosas el entendimiento, la fraternización.
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martes, 14 de febrero de 2017
ahora se pelean yunguenos y chaparenos...cuál gana? la coca auténtica que acullica el pueblo el indio del Altiplano y de los Valles incluyendo al indio del Chapare...esa es la auténtica pero...los narcos prefieren la otra que "es más rendidora" por tanto de mayor consumo para la cocaína...pero todo está mezclado, mientra Yungas pide un referendo cuál coca prefieren los acullicadores?
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