La impronta del
narcotráfico
Mauricio Aira
Decomisadas 192
avionetas en operación anti narcótico del Beni para ser sometidas a una
minuciosa inspección de si efectivamente fueron usadas para transportar droga.
Como en
ocasiones anteriores la información resulta insuficiente porque el lector se
pregunta cuántos detenidos y cuántos sospechosos de ser los traficantes nada se
informa, no obstante la vigencia de la Ley 1008 que recomienda la difusión de
los nombres de los ilegales que lucran con este producto que significa para
muchos la causa de sus males del alma y del cuerpo, como acostumbra repetir
Gastón Cornejo, que en su condición de médico sabe lo que dice.
La reflexión
empieza por recomendar que el énfasis puesto en la erradicación de las
plantaciones de coca sea insuficiente. La coca debió haber sido exterminada en
la Administración de Bánzer lo que estuvo a punto de lograrse de no haber
surgido con oposición violenta la acción de los cocaleros, grupo cada vez más
numeroso y poderoso que ahora mismo está potenciando su organización con la
compra de estaciones de TV y de Radiodifusión en El Chapare, la zona sometida a
su administración virtual donde la presencia de la autoridad real no existe y
donde “las seis federaciones” forman una especie de gobierno “del Rey Chiquito”
que ha convertido la región en “tierra de nadie”
Bänzer no pudo,
sin embargo de contar con todos los medios incluyendo la presencia de tropas
del ejército que con dispositivo de guerra había ingresado al Chapare en
reacción por el asesinato de policías y militares en manos de cocaleros que
manipularon los “caza bobos”, acerca de lo que existe abundante documentación
de los responsables de Derechos Humanos que quizá demasiado protegieron a las
supuestas víctimas de la violencia entre las que se contaron los infaltables
sembradores de coca.
Ante la
historia el gesto mencionado con la presencia de las FFAA en la Provincia
Carrasco de Cochabamba, quedó como el supremo intento de terminar con el
problema que aún hoy, significa la descalificación del Gobierno de Morales ante
el consenso. No pasa un día, que alguno de nuestros vecinos proteste y reclame
ante Bolivia por las acciones francamente agresivas del narcotráfico, que por
aire, mar (los ríos del oriente) y tierra comercializan la cocaína sea en
Brasil, Argentina y Paraguay como en Perú y Chile, en concreto cada uno de
nuestros cinco vecinos.
Cada vez que el
Ministerio de Gobierno emite anuncios de medidas de fuerza en contra de los
narcotraficantes, está dando respuesta a reclamaciones concretas de las
Administraciones vecinas que ya hartas de la agresión cocainera formulan
reclamaciones que no se publican pero que existen sobre los escritorios
oficiales.
Sin caer en
generalizar “esta permisividad con el tema”, hay que reconocer al menos dos
hechos: Uno es la mención de la hoja de coca en la CPE como “la hoja sagrada de
los incas” que hay que defender…y Dos la insuficiente información policial
sobre los delincuentes que caen en las operaciones y que misteriosamente salen
en libertad, y en muchos casos los bienes decomisados les son devueltos
quedando como escarnio para la ciudadanía que contempla pasmada e impotente
este proceder.
Estamos
entonces ante un fenómeno que lejos de desaparecer ha ido en aumento a punto de
ser nombrado el país como “Estado Narco” o adjetivos similares que, por
desgracia no han sido desmentidos hasta hoy.
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