Los delitos y las drogas van de la mano, se lee en un titular de este medio de comunicación al ocuparse de la difusión de un informe del Centro Latinoamericano de Investigación Científica (Celin) que ha revelado que el 45% de los hechos ilícitos que se registran en Santa Cruz son cometidos por delincuentes que actúan bajo los efectos de cocaína o marihuana –o de ambas drogas a la vez–, lo que explica la sangre fría y el ensañamiento con que proceden contra sus ocasionales víctimas.
El informe del Celin coincide con una investigación periodística que arroja reveladores datos sobre la facilidad para conseguir droga, ‘blanca’ o ‘hierba’, en cualquiera de los incontables puntos de venta diseminados a lo largo y ancho de la capital cruceña, donde solamente hace falta subirse a un taxi para llegar al lugar indicado. “Todos los que trabajamos de noche sabemos los lugares donde se vende droga”, refiere un taxista. También en colegios, boliches, moteles y otros locales la oferta va desde Bs 10 por un sobre de pasta base hasta Bs 30 la bolsita de marihuana, aunque esos precios se han incrementado debido a la ‘alta demanda’ y por los operativos realizados por la Felcn contra los traficantes. Entre enero y abril de este año se detuvo a más de 200 traficantes y se decomisó más de 400.000 dosis de droga. Un drogodependiente dice haber visto a niños fumando marihuana en una conocida avenida de la ciudad.
Si Santa Cruz está ‘inundada’ de drogas, adictos y traficantes es porque se ha convertido en el ‘centro de todo’ en materia de narcotráfico, según informes estadísticos del secuestro de droga en el país. Se cuentan por miles las factorías de cocaína, técnicamente mejoradas, destruidas por las fuerzas antidroga en diferentes municipios cruceños y son detenidos, en promedio diario, hasta cinco narcotraficantes. Muchos de los laboratorios han sido descubiertos en denominadas ‘zonas rojas’ por el propio Gobierno como las de San Germán y Yapacaní, al norte de la capital, donde los ‘narcos’ han establecido sus centros de operaciones y reciben el apoyo de lugareños comprometidos con la ilícita pero muy lucrativa actividad.
El auge del narcotráfico es fácil de observar en un intenso movimiento socioeconómico y en el dinero circulante, como también en la presencia cada vez mayor de narcotraficantes llegados de otras partes atraídos por el ‘negocio’. En la década de los 80, Santa Cruz vivió una situación similar bajo el pesado estigma del narcotráfico y sus secuelas. Estar de vuelta a esos oscuros tiempos es terriblemente preocupante
Consejo Editorial: Pedro F. Rivero Jordán, Juan Carlos Rivero Jordán, Tuffí Aré Vázquez, Lupe Cajías, Agustín Saavedra Weise y Percy Áñez Rivero
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