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jueves, 26 de mayo de 2011

en el Valle de Sajta conocido también como Ivirgarzama, se han encontrado 18 factorías de cocaína lo que pinta de cuerpo entero el narcorégimen que tenemos en Bolivia


En el Valle de Sajta (Ivirgarzama), en pleno trópico del departamento Cochabamba, las fábricas de droga están dispersas aproximadamente cada 20 metros.
En lo que va del año ya se han encontrado más de 180 fábricas en el lugar, sólo 14 en esta semana, y no hay ningún detenido.
En medio del monte del trópico, en las 6 mil hectáreas que tienen los predios de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), se han establecido los narcotraficantes y han instalado sus fábricas móviles de pasta base de cocaína, según se constató ayer luego de un operativo realizado por fiscales y agentes antidrogas.
Un operativo realizado  por cinco fiscales antinarcóticos,  al mando de Claudia Mancilla, junto al comandante de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn) y efectivos de Umopar evidenció ayer no sólo que las fábricas móviles de droga son cada vez mas sino que incluso los narcotraficantes, vuelven a usar los mismos lugares, pese a la intervención de las fuerzas del orden.
Fábricas que habían sido quemadas días antes del operativo, estaban ayer reutilizadas, y en algunos casos incluso aún salía el humo que produce el proceso de elaboración de la pasta base.
En otro de los sectores del Valle de Sajta estaban camufladas de manera muy hábil cinco bidones de combustible —utilizados como precursores— sumergidos en la laguna, cubiertas con una bolsa negra de nylon y, más adelante, en medio del agua, un bote volcado que suele ser la manera en que los narcotraficantes dejan a buen recaudo sus utensilios para su ilícita labor.
Uno de los agentes de Umopar —cuya versión fue luego confirmada por la fiscal Mancilla— aseguró que se habían encontrado huellas de barro en este lugar, lo que supone que los narcotraficantes estuvieron trabajando pocos minutos antes de que llegaran las fuerzas del orden.
Según la fiscal antinarcóticos, el problema está en que el acceso a estos lugares es muy difícil y existen cientos de entradas y salidas que son perfectamente conocidas por los narcotraficantes.
Para entrar al lugar donde se encontraron las fábricas de droga es necesario hacerlo con alguien que conozca las sendas y las rutas tanto de acceso como de salida. De lo contrario, señaló uno de los efectivos, uno podría perderse fácilmente y es muy peligroso, no tanto por los narcotraficantes sino por la misma agresividad de la naturaleza.
Las serpientes, las anguilas eléctricas y los lagartos son algunos de los peligros que acechan constantemente los alrededores de las sendas de los narcotraficantes.
Caminar en medio de las sendas del Valle de Sajta no es una faena que se deba emprender solo, recomiendan los efectivos de la Felcn.
“En realidad, los narcos nos observan desde que salimos de la base (es decir, el cuartel de Chimoré) y mediante los sistemas de comunicación de teléfonos celulares avisan a los que están el monte que estamos saliendo de operativo y para cuando llegamos sólo hay restos”.
Según la fiscal Mancilla, en lo que va del año no hay un solo aprehendido en los operativos, pese a la frecuencia que hay en los controles y acciones sorpresa de rastrillaje de fábricas. “Lo que usan es el método colombiano para la instalación de sus fábricas”, señala el comandante de Umopar, y explica que para ello sólo necesitan de una hora para armarla y 40 minutos para desarmarla.
La cantidad de droga que se logra hacer en una noche de trabajo es aproximadamente de 1 a 3 kilos de pasta base, para lo cual se requiere de más o menos 350 litros de precursores, los cuales pueden reutilizarse.
Lo que se halló en las fábricas móviles del Valle de Sajta fue enormes cantidades de hoja de coca molida, regadas en medio del monte, junto a restos de latas, botellas de plástico y bolsas de comida, que fueron consumidas por las personas que trabajan en estas fábricas.
PROCESO FÁCIL
Para la elaboración de pasta base de cocaína, que es lo que principalmente se elabora en el trópico, antes se necesitaban hasta seis personas que trabajaran toda la noche, elaborando pozos de maceración y combinando los precursores para obtener unos cuantos gramos de droga.
Ahora, con el método colombiano, no se necesitan más de tres, incluso dos personas, que con cemento, combustible y, por supuesto, hojas de coca molida, pueden elaborar hasta dos kilos de pasta base por noche.
Los narcos prefieren trabajar de noche, de ahí que durante el operativo de ayer las fábricas que se encontraron había varias linternas, pilas y campamentos.

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