el importante diario Los Tiempos se ocupa del tema en artículo editorial trascendente:
Alborozados, dirigentes masistas declararon al Chapare "territorio libre de injerencias", en alusión al retiro de funcionarios de USAID, quienes se despidieron y comenzaron a cerrar sus instalaciones en el trópico, como una medida de seguridad ante el ultimátum de los cocaleros para que abandonen la zona. Pese a que el Gobierno asegura que hay ningún rompimiento y que los proyectos en ejecución continuarán hasta su conclusión, aunque no se suscribirán nuevos contratos, dirigentes del sector insisten en que se trata de una expulsión inmediata, "ahora o nunca". Se supone que la "expulsión" incluye al personal estadounidense que coopera a la FELCN en las acciones de interdicción contra el narcotráfico que, hace más dos años, fue reducido, en lo que hace al número de efectivos, en razón a que, en ese entonces, la actividad delictiva disminuyó por la efectiva erradicación de las plantaciones de coca y por una suerte de relajamiento por parte de Washington, al conocerse que la cocaína producida en Bolivia no llegaba masivamente al mercado norteamericano. Con la llegada del MAS al poder, las cosas cambiaron; una permisiva política por mantener el apoyo de los productores hizo que las plantaciones de coca se coloquen muy por encima de las legalmente permitidas, lo que a su vez disparó la fabricación de cocaína. La retirada norteamericana tendrá varios efectos negativos; por un lado, Cochabamba, región de por sí deprimida, verá truncados proyectos que se ejecutan en el Chapare y que estaban iniciando el despegue de la actividad agroindustrial en el trópico. Con sus fallas y errores, el programa de desarrollo alternativo ha tenido resultados positivos, como lo demuestran las exitosas plantaciones de banano, piña o palmito, productos que se exportan. Por el otro, la ausencia de un control efectivo, hará del Chapare el paraíso de la droga, confirmando ante la comunidad internacional, una vez más, que Bolivia es un país de narcotraficantes. La acción de los cocaleros pone en riesgo, además, la aprobación por parte de Washington, de una ampliación de las liberaciones arancelarias (APTDEA) que otorga a Bolivia, precisamente como compensación a los esfuerzos que se comprometió a realizar para combatir el tráfico de drogas. Lo propio puede ocurrir con la Unión Europea que, con justificada alarma, observa cómo gran parte de la cocaína producida en Bolivia es comercializada en las capitales de las 27 naciones que la integran. Sin medir las consecuencias del proceder de los cocaleros, el régimen masista lo apoya abiertamente. Bolivia, el país más pobre de América del Sur, no puede permitirse rechazar la ayuda internacional, venga de donde venga. Invocando "soberanía y dignidad", es el propio Presidente de la República quien alienta estas acciones, afirmando que no se "arrodillará al imperio", argumento por demás trillado y fuera de contexto en un mundo globalizado como en el que vivimos. Ambos, Gobierno y cocaleros, confían en que la ayuda venezolana será suficiente para llenar el vacío que dejaría el inminente retiro norteamericano. La realidad demuestra lo contrario, puesto que el apoyo de Chávez hasta el momento no ha pasado de la entrega de cheques que son distribuidos por Evo Morales en poblaciones rurales del país, sin que exista de por medio una planificación para el empleo de esos fondos; es decir, no existe un proyecto integral y específico de desarrollo para justificar esa repartija. Es mucho lo que está en juego; el recorte o la suspensión de la asistencia estadounidense y la no ampliación del APTDEA, puede afectar a miles de bolivianos que, de un día para otro, se verán privados de sus fuentes de trabajo. Por lo visto, para el régimen masista primero está ese mal entendido concepto "dignidad y soberanía".
Los violentos aborrecen el diálogo, prefieren resolver los conflictos con el uso de la fuerza física, las armas, la tortura y el miedo. Los que aman la paz, se oponen al uso de las armas y buscan por sobre todas las cosas el entendimiento, la fraternización.
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viernes, 27 de junio de 2008
viernes, 20 de junio de 2008
hillary y obama unen fuerzas e inician campaña demócrata asi está en The N.Y.Times
June 20, 2008, 9:26 am
Obama and Clinton to Campaign Together
By Michael Falcone
Senator Barack Obama will be joined by his one-time rival, Senator Hillary Rodham Clinton, on the campaign trail on Friday June 27, his campaign announced today.
A spokesman for Mr. Obama said more details would be announced soon.
The two Democrats had already agreed to appear together at a fund-raiser on June 26 at Washington’s Mayflower Hotel.
After a bruising primary fight, Mrs. Clinton suspended her campaign and endorsed Mr. Obama earlier this month, asking her supporters to join her “in working as hard for Barack Obama as you have for me.”
She has also been leaning on her donors to back Mr. Obama as the Democrats attempt to present a unified front against Senator John McCain, the presumptive Republican nominee.
But Mrs. Clinton has been mostly silent about her future plans as speculation persists in political circles about what kind of role she will play in Mr. Obama’s general election campaign. The Hill newspaper recently reported that she would be taking most of the month off from Congress, returning some time after the July 4 recess.
Obama and Clinton to Campaign Together
By Michael Falcone
Senator Barack Obama will be joined by his one-time rival, Senator Hillary Rodham Clinton, on the campaign trail on Friday June 27, his campaign announced today.
A spokesman for Mr. Obama said more details would be announced soon.
The two Democrats had already agreed to appear together at a fund-raiser on June 26 at Washington’s Mayflower Hotel.
After a bruising primary fight, Mrs. Clinton suspended her campaign and endorsed Mr. Obama earlier this month, asking her supporters to join her “in working as hard for Barack Obama as you have for me.”
She has also been leaning on her donors to back Mr. Obama as the Democrats attempt to present a unified front against Senator John McCain, the presumptive Republican nominee.
But Mrs. Clinton has been mostly silent about her future plans as speculation persists in political circles about what kind of role she will play in Mr. Obama’s general election campaign. The Hill newspaper recently reported that she would be taking most of the month off from Congress, returning some time after the July 4 recess.
miércoles, 18 de junio de 2008
naciones unidas está preocupada porque bolivia puede producir el 10% de la cocaína mundial
Los cultivos de coca de Bolivia, los terceros en volumen después de los de Colombia y Perú, permiten una producción de 104 toneladas de cocaína anuales, lo que equivale al diez por ciento de la oferta mundial, informó hoy Naciones Unidas. La Organización de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) presentó hoy esos datos en un informe sobre el crecimiento de las plantaciones bolivianas de coca en 2007, en un acto en el Ministerio de Exteriores. El informe, difundido por la representante de la ONU en La Paz, Cristina Albertín, señala que los cocales bolivianos suman 28.900 hectáreas, muy por debajo de los de Perú (53.700 hectáreas) y las de Colombia (99.000 hectáreas). La superficie total de tierras cultivadas con coca en los tres países fue 181.600 hectáreas, "un aumento del 16 por ciento respecto a 2006, y el nivel más alto desde el 2001". En el caso boliviano, en la zona de Yungas del departamento de La Paz, existen 19.800 hectáreas, cuando la ley antidroga permite solo 12.000; y en la zona cocalera del Chapare, "feudo" político y sindical del presidente Evo Morales, 8.800 hectáreas. Otras 300 hectáreas fueron detectadas en la región de Apolo, en el norte del departamento de La Paz. Según el informe de Naciones Unidas, los cocales bolivianos registrados en 2007 permiten un potencial de producción de 104 toneladas de cocaína, frente a las 94 del 2006, las 80 de 2005, y son casi similares a las 98 toneladas del 2004. El reporte indica además que ese potencial de 2007 representó el diez por ciento de la oferta mundial, equivalente a 994 toneladas, frente a las 894 toneladas de un año antes. En el caso de Colombia, la producción de droga se situó en 600 toneladas y la de Perú en 290 toneladas, que representan el 60 y 30 por ciento, respectivamente de la oferta en el mundo. El informe llamó la atención sobre el incremento de los cultivos de coca en la zona de Yungas, donde el Gobierno de Evo Morales, que aún es líder sindical de los cocaleros del Chapare, pretende que los campesinos reduzcan por "dignidad" voluntariamente sus plantaciones. Felipe Cáceres, viceministro de Defensa Social, encargado de la lucha contra el narcotráfico y erradicación de cocales, dijo hoy, luego de la presentación del informe, que el Gobierno está "haciendo esfuerzos" para reducir de forma concertada esos cultivos. Sostuvo que, en principio, las autoridades no recurrirán a la represión para erradicar los cultivos excedentes, pero advirtió que, si no hay un acuerdo, el Estado debe "actuar" para hacer cumplir con las leyes porque no puede aceptar "nuevas plantaciones". También buscarán concertar la disminución de plantaciones en la zona del Chapare donde, según Cáceres, solo pueden existir 7.000 hectáreas, pero hay un excedente de 1.800 que deben destruirse. No obstante de estas reducciones, el Gobierno de Morales mantiene un plan para elevar de 12.000 a 20.000 el límite de producción permitido en la ley boliviana antidroga, dijo el viceministro. Ese incremento puede aprobarse el próximo año luego de un estudio previo sobre la demanda legal para los usos culturales, medicinales e industriales de la hoja. Ese proyecto fue criticado en su momento por el Gobierno de Estado Unidos porque, a su juicio, cualquier incremento en los niveles legales de producción de coca puede derivar en una mayor producción de cocaína.
sábado, 7 de junio de 2008
denuncia grave los cocaleros están invadiendo territorios indígenas para sembrar coca
En el trópico cochabambino, los yuracares y yuquis, etnias indígenas, sufren diariamente el constante avasallamiento de sus territorios por parte de productores de la hoja de coca, quienes en su afán de expandir sus cultivos, vienen depredando zonas productivas, poniendo en riesgo la vida de los pobladores indígenas.
Pese a existir una Ley que protege las Tierras Comunitarias de Origen (TCO), las denuncias de la presencia de grupos extraños, que incursionan a las áreas protegidas con la finalidad de incrementar sus cultivos de coca, depredar la madera existente en la zona y ampliar la frontera agrícola, se incrementan cada vez más.
El director de Recursos Naturales y Medio Ambiente de la prefectura de Cochabamba, Marcelo Meave, ratificó estas denuncias, "los habitantes de los pueblos indígenas reportaron que la producción de coca se incrementa en sus territorios".
Manifestó, que el avasallamiento, disminuye la frecuencia e importancia de la caza y la agricultura, descuartiza el sistema social de las etnias, que resultan seriamente amenazadas y vulnerables a fenómenos extraños a su habitad.
"Los montes de Yuracarés, están a punto de convertirse en el sitio de mayor producción de coca, incluso existe el peligro que la zona se convierta en una gran fábrica de elaboración de sulfato y clorhidrato de cocaína", aseveró el funcionario prefectural.
Las etnias Yuracaré, Yuquí, se encuentran en la jurisdicción de las provincias Chapare y Carrasco (municipios de Puerto Villarroel, Chimoré y Villa Tunari), organizados en el Consejos Indígenas, quienes conforman la Coordinadora de Pueblos Indígenas del Trópico de Cochabamba (CPITCO).
Pese a existir una Ley que protege las Tierras Comunitarias de Origen (TCO), las denuncias de la presencia de grupos extraños, que incursionan a las áreas protegidas con la finalidad de incrementar sus cultivos de coca, depredar la madera existente en la zona y ampliar la frontera agrícola, se incrementan cada vez más.
El director de Recursos Naturales y Medio Ambiente de la prefectura de Cochabamba, Marcelo Meave, ratificó estas denuncias, "los habitantes de los pueblos indígenas reportaron que la producción de coca se incrementa en sus territorios".
Manifestó, que el avasallamiento, disminuye la frecuencia e importancia de la caza y la agricultura, descuartiza el sistema social de las etnias, que resultan seriamente amenazadas y vulnerables a fenómenos extraños a su habitad.
"Los montes de Yuracarés, están a punto de convertirse en el sitio de mayor producción de coca, incluso existe el peligro que la zona se convierta en una gran fábrica de elaboración de sulfato y clorhidrato de cocaína", aseveró el funcionario prefectural.
Las etnias Yuracaré, Yuquí, se encuentran en la jurisdicción de las provincias Chapare y Carrasco (municipios de Puerto Villarroel, Chimoré y Villa Tunari), organizados en el Consejos Indígenas, quienes conforman la Coordinadora de Pueblos Indígenas del Trópico de Cochabamba (CPITCO).
viernes, 6 de junio de 2008
epitafio a la doctrina bush es el título de un medular artículo aparecido en periodismo digital de madrid
Jeff Jacoby).-¿Se acuerda de George W. Bush? Fue el presidente que en 2002 advertía que Irán y Corea del Norte formaban parte de un “eje del mal, que está poniendo los medios para amenazar la paz del mundo.” Bajo su dirección, manifestaba, Estados Unidos “no permitirá que los regímenes más peligrosos del mundo nos amenacen con las armas más destructivas del mundo.”
Bush fue el líder que en el discurso de apertura de su segundo mandato prometía “apoyar a los movimientos y las instituciones democráticas en toda nación y cultura, con el objetivo último de poner fin a la tiranía en nuestro mundo.” Hizo saber que la ferocidad de dictadores y criminales no sería consentida. “Algunos,” decía con razón, “han elegido de manera imprudente poner a prueba la resolución de América – y han descubierto que es firme.”
¿Qué fue de él? ¿Dónde está ahora ese presidente que tras el 11 de Septiembre planteaba una opción clara a los patrocinadores de la violencia jihadista – “Estáis con nosotros, o estáis con los terroristas”? Y lo que es más importante, ¿dónde queda la política exterior que una vez defendió?
Durante algún tiempo ya viene siendo obvio que la Doctrina Bush – con la excepción clara de Irak – no sobrevivió a la presidencia Bush. Al margen de las emocionadas palabras del presidente acerca de apoyar a los reformistas democráticos, por ejemplo, los disidentes y los que buscan la libertad han quedado ampliamente olvidados.
“Cuando defendáis vuestra libertad,” decía Bush a los presos de conciencia en 2005, “nosotros os respaldaremos.” Pero mientras el valiente demócrata Ayman Nour se pudre en una cárcel egipcia, Washington sigue enviando 1.800.000.000 dólares en ayudas cada año al brutal régimen de Hosni Mubarak. La administración restauraba las relaciones diplomáticas totales con Muamar Kadhafi en Libia, impedía que se designara como patrocinador del terror, y hasta invitaba al ministro de exteriores libio a la Casa Blanca. Pero ha traicionado a Fathi el-Jahmi, el disidente democrático más conocido de Libia, que ha pasado años en las mazmorras de Khadafy por atreverse a defender el pluralismo y la libertad de expresión.
De manera que ha desaparecido, en un país tras otro. En Rusia, en Arabia Saudí, en China, el compromiso con la libertad y la reforma democrática por parte de la administración Bush ha degenerado en poco más que una expresión verbal sin convicción. La “agenda de la libertad” de principios que Bush defendió de manera tan ardiente se ha evaporado. En su lugar se encuentra la vieja agenda “realista” que él había jurado reparar: estabilidad, a ausencia de cambios sustanciales, respaldo al hombre (fuerte) de turno.
¿Y que haya aquellos regímenes peligrosos que buscaban hacerse con las armas más destructivas del mundo?
En una desalentadora portada del Weekly Standard acerca de la trayectoria de Condolízza Rice como secretario de estado, Stephen Hayes observa que seis años después de que Bush instase a impedir que Irán y Corea del Norte se hicieran potencias nucleares, “Corea del Norte es potencia nuclear e Irán está a punto de serlo… o realizando progresos sustanciales.” A pesar de “una serie aparentemente incesante de negociaciones multilaterales” encaminadas a neutralizar a las dos dictaduras, Pyongyang y Teherán no se han vuelto menos provocadores, sino más. “Y en cada uno de los casos,” escribe Hayes, “el Departamento de Estado ha hecho todo lo que ha podido para evitar confrontar estas provocaciones no sea que pusieran en peligro nuestra diplomacia.”
La Doctrina Bush estaba clara: Cualquier régimen que ayudara a terroristas u otros enemigos de Estados Unidos pagaría un elevado precio. Pero cuando Corea del Norte fue sorprendida abasteciendo de tecnología nuclear a Siria, el Departamento de Estado quiso mantener en secreto las noticias – por miedo, escribe Hayes, a que el descubrimiento público de la proliferación nuclear de Corea del Norte pudiera arruinar las negociaciones. Cuando preguntó a Rice qué precio ha pagado Irán por armar y entrenar a los insurgentes iraquíes que matan tropas norteamericanas, ella respondía vagamente que “hay montones de consecuencias” pero mencionaba exclusivamente la captura de un mando paramilitar iraní en Irbil hace 18 meses. “Bien,” decía ella, al ser presionada con si negociaría con Irán o no al mismo tiempo incluso que fomenta el terrorismo, “hemos dicho que vamos a hablar de todo, vale.”
Allá por el 2000, Rice echaba en cara a la administración Clinton estar tan obsesionada con los árboles de la diplomacia que repetidamente le impedían ver el bosque de los intereses nacionales norteamericanos. “Los acuerdos y las instituciones multilaterales no deberían ser fines en sí mismos,” escribía en un ensayo para la revista Foreign Afairs. Ahora, lamentablemente, ella encabeza una política exterior completamente clintoniana, en la que las negociaciones y los acuerdos y las conversaciones se anteponen a cualquier mejora o cambio real. Desde Corea del Norte a la Autoridad Palestina pasando por Naciones Unidas, los principios de la Doctrina Bush han sido olvidados. “Hemos pasado,” relata tristemente a Hayes un funcionario del Departamento de Estado, “de una política de prevención a una política de capitulación preventiva.” ¿Va a ser ése el epitafio de la política exterior de Bush?________________________________________
Jeff Jacoby es columnista de The Boston Globe.
Bush fue el líder que en el discurso de apertura de su segundo mandato prometía “apoyar a los movimientos y las instituciones democráticas en toda nación y cultura, con el objetivo último de poner fin a la tiranía en nuestro mundo.” Hizo saber que la ferocidad de dictadores y criminales no sería consentida. “Algunos,” decía con razón, “han elegido de manera imprudente poner a prueba la resolución de América – y han descubierto que es firme.”
¿Qué fue de él? ¿Dónde está ahora ese presidente que tras el 11 de Septiembre planteaba una opción clara a los patrocinadores de la violencia jihadista – “Estáis con nosotros, o estáis con los terroristas”? Y lo que es más importante, ¿dónde queda la política exterior que una vez defendió?
Durante algún tiempo ya viene siendo obvio que la Doctrina Bush – con la excepción clara de Irak – no sobrevivió a la presidencia Bush. Al margen de las emocionadas palabras del presidente acerca de apoyar a los reformistas democráticos, por ejemplo, los disidentes y los que buscan la libertad han quedado ampliamente olvidados.
“Cuando defendáis vuestra libertad,” decía Bush a los presos de conciencia en 2005, “nosotros os respaldaremos.” Pero mientras el valiente demócrata Ayman Nour se pudre en una cárcel egipcia, Washington sigue enviando 1.800.000.000 dólares en ayudas cada año al brutal régimen de Hosni Mubarak. La administración restauraba las relaciones diplomáticas totales con Muamar Kadhafi en Libia, impedía que se designara como patrocinador del terror, y hasta invitaba al ministro de exteriores libio a la Casa Blanca. Pero ha traicionado a Fathi el-Jahmi, el disidente democrático más conocido de Libia, que ha pasado años en las mazmorras de Khadafy por atreverse a defender el pluralismo y la libertad de expresión.
De manera que ha desaparecido, en un país tras otro. En Rusia, en Arabia Saudí, en China, el compromiso con la libertad y la reforma democrática por parte de la administración Bush ha degenerado en poco más que una expresión verbal sin convicción. La “agenda de la libertad” de principios que Bush defendió de manera tan ardiente se ha evaporado. En su lugar se encuentra la vieja agenda “realista” que él había jurado reparar: estabilidad, a ausencia de cambios sustanciales, respaldo al hombre (fuerte) de turno.
¿Y que haya aquellos regímenes peligrosos que buscaban hacerse con las armas más destructivas del mundo?
En una desalentadora portada del Weekly Standard acerca de la trayectoria de Condolízza Rice como secretario de estado, Stephen Hayes observa que seis años después de que Bush instase a impedir que Irán y Corea del Norte se hicieran potencias nucleares, “Corea del Norte es potencia nuclear e Irán está a punto de serlo… o realizando progresos sustanciales.” A pesar de “una serie aparentemente incesante de negociaciones multilaterales” encaminadas a neutralizar a las dos dictaduras, Pyongyang y Teherán no se han vuelto menos provocadores, sino más. “Y en cada uno de los casos,” escribe Hayes, “el Departamento de Estado ha hecho todo lo que ha podido para evitar confrontar estas provocaciones no sea que pusieran en peligro nuestra diplomacia.”
La Doctrina Bush estaba clara: Cualquier régimen que ayudara a terroristas u otros enemigos de Estados Unidos pagaría un elevado precio. Pero cuando Corea del Norte fue sorprendida abasteciendo de tecnología nuclear a Siria, el Departamento de Estado quiso mantener en secreto las noticias – por miedo, escribe Hayes, a que el descubrimiento público de la proliferación nuclear de Corea del Norte pudiera arruinar las negociaciones. Cuando preguntó a Rice qué precio ha pagado Irán por armar y entrenar a los insurgentes iraquíes que matan tropas norteamericanas, ella respondía vagamente que “hay montones de consecuencias” pero mencionaba exclusivamente la captura de un mando paramilitar iraní en Irbil hace 18 meses. “Bien,” decía ella, al ser presionada con si negociaría con Irán o no al mismo tiempo incluso que fomenta el terrorismo, “hemos dicho que vamos a hablar de todo, vale.”
Allá por el 2000, Rice echaba en cara a la administración Clinton estar tan obsesionada con los árboles de la diplomacia que repetidamente le impedían ver el bosque de los intereses nacionales norteamericanos. “Los acuerdos y las instituciones multilaterales no deberían ser fines en sí mismos,” escribía en un ensayo para la revista Foreign Afairs. Ahora, lamentablemente, ella encabeza una política exterior completamente clintoniana, en la que las negociaciones y los acuerdos y las conversaciones se anteponen a cualquier mejora o cambio real. Desde Corea del Norte a la Autoridad Palestina pasando por Naciones Unidas, los principios de la Doctrina Bush han sido olvidados. “Hemos pasado,” relata tristemente a Hayes un funcionario del Departamento de Estado, “de una política de prevención a una política de capitulación preventiva.” ¿Va a ser ése el epitafio de la política exterior de Bush?________________________________________
Jeff Jacoby es columnista de The Boston Globe.
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