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viernes, 25 de enero de 2008

Tras la crisis la depresión o recesión en USA, será el fin?

O quizá el principio de nuevas guerras. El mundo está temblando y se teme lo peor porque ante la desesperación económica, la falta de trabajo, la pérdida del poder adquisitivo, la angustia y el excesivo gasto público por las guerras habidas, todo puede suceder.

Issac Bigio dentro de su Análisis Global, trata la rescesión:

Giros en la economía

En EEUU lo usual es que cada vez que hay una caída en la economía también cae el partido de gobierno. En 1932 Roosevelt inauguró 32 años de dominio demócrata tras el desplome de Wall Street. En 1980 Reagan inició la gran transformación republicana. Bill Clinton primero llegó a la Casa Blanca cuestionando a Bush padre por la crisis (“es la economía estúpido” era la frase que se acunó para mostrar el talón de Aquiles de los republicanos) y hoy su esposa quiere repetir el plato apareciendo como la más calificada en dar un giro económico ante el partido gubernamental.

Los demócratas creen que ésta se debe a que los republicanos han desregularizado mucho la economía y ellos proponen medidas proteccionistas o que incentiven el gasto público. Parte de su programa consiste en invertir más en salud y elevar los ingresos de los sectores más desfavorecidos para incentivar el consumo. Si ellos ganan la Casa Blanca eso podría afectar futuros TLCs y a quienes plantean en el mundo liberalizar aún más a los mercados.

El inicio de la recesión también podría significar el fin del “nuevo laborismo”. En 1997 Blair mostró a la socialdemocracia una “tercera vía” entre el estatismo y el “neo-liberalismo” y su tesorero Gordon Brown se ufanaba de haber garantizado una década de estabilidad y crecimiento en la economía británica que no tenía paralelo en la historia de esa isla. Sin embargo, hoy la inicial popularidad con la que en Junio Brown llegó al premierato se ha evaporado y su gobierno anda de tumbo en tumbo, abriendo las posibilidades para que los conservadores retornen al poder con una agenda de parcial distanciamiento hacia la Unión Europea.

Aún países que tienen una política y economía tan diferente a la de EEUU se ven afectados. China, que es una de las locomotoras de la industria mundial con tasas de crecimiento anuales de dos dígitos, puede ir desacelerando su ritmo. Esta, si bien tiene rasgos de una economía estatizada y planificada y el monopolio estatal de un partido comunista, depende mucho de inversionistas y compradores norteamericanos. No obstante, los optimistas conciben que la crisis de EEUU podría beneficiar a Beijing al debilitar a un rival y al enfriar el sobrecalentamiento de su economía (la misma que el 2007 tuvo su mayor salto en trece años).

Las medidas tomadas por la reserva federal de EEUU pueden haber llegado tarde, con debilidad o para maquillar una crisis que puede estarse incubándose para reventar con más fuerza. El nivel de gasto y deuda personales en Norte América sigue siendo uno de los más altos de su historia.

Por el momento, la crisis parece contenida. Sin embargo, el premier británico alerta que pueden venirse cosas peores. Mientras que ello podría conducir a que crezcan quienes plantean mayores regularizaciones, proteccionismo e intervencionismo estatal, London y Washington postulan mayor transparencia y serenidad.

La inestabilidad de los mercados afectará a varias sociedades pudiendo generar un importante giro en la conducción de la mega-potencia así como nuevos conflictos sociales y guerras en el mundo.

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